Donald habló por primera vez de su estado de salud: “Pensé que el Parkinson era el fin de todo”

El cantante dio detalles sobre su situación clínica y cómo se enteró del diagnóstico de su enfermedad

Guardar
Donald habló por primera vez de su salud: "Pensé que el Parkinson era el fin de todo" (Video: Entre Nos, Net TV)

Pocas personas lo reconocen por su verdadero nombre, Donald McCluskey. Para el público en general, se trata de Donald, el cantante que revolucionó las décadas del 60 y del 70 con sus inolvidables hits, “Las olas y el viento”, “Sucundum Sucundum”, “Chequendengue, chequendengue” y tantas otras canciones populares que de solo mencionar el estribillo, todos entienden de cuáles se trata.

Hace un año, Donald había contado a través de una carta que publicó en sus redes sociales que padecía Parkinson. En esa oportunidad, el cantante de 76 años explicó que su situación “había recrudecido”, por lo que decidió contársela abiertamente a todo su público. “Tengo un Parkinson galopante, amigos, y cuando empiezo a temblar me cuesta parar”, relató el artista.

Si bien Donald lo había mantenido en el ámbito privado durante varios años, y luego lo hizo público por medio de Facebook, fue en diálogo con Tomás Dente cuando habló por primera vez del tema. En el programa Entre Nos, de Net TV, el artista se explayó y dio detalles sobre su actual estado de salud. “Estoy lidiando con el Parkinson y con el deseo de superarlo, de sanarme”, comenzó diciendo. “Es una mezcla de temblores, en las manos, en los pies, y de una extrema rigidez que te puede llevar a la parálisis”, explicó.

Más adelante, continuó: “Gracias a Dios y a la Virgen, estoy bien. A mí lo que me ayuda mucho es la contención de mi mujer Verónica, de mis hijos, de todo el núcleo familiar. Mis nietos, que se la bancan”. Luego se refirió al momento en el que se enteró que tenía esta enfermedad neurológica. “Esto fue hace tres años, durante la pandemia. Lo tomé horrible. Me pareció que era el fin de todo. Después me di cuenta que no, que no es el fin, veremos, cuando llegué el fin llegará pero hoy por hoy no hay que anticiparse”, destacó.

Donald junto a su mujer Verónica, y una tabla de surf, una de sus pasiones (Instagram)
Donald junto a su mujer Verónica, y una tabla de surf, una de sus pasiones (Instagram)

“Además, una cosa, seamos sinceros: los años no vienen solos”, reflexionó el cantante. “Esto me enseñó que no hay que agacharse, que hay que darle para adelante. Siempre para adelante, con fe, con fuerza, con coraje”, agregó. Luego, recordó sus épocas en las que practicaba deportes. “Me siento bastante bien, aunque he tenido épocas mejores, épocas en las que era deportista, amateur por supuesto, pero he hecho todos los deportes. Y ahora tengo ganas de ponerme bien para empezar a hacer surf, que este año fui a Hawaii y no pude meterme más allá de la rodilla”, contó sobre sus planes futuros.

Cabe recordar que una semana antes de la pandemia, McCluskey se había reunido con un empresario artístico, ya que tenían ganas de hacer una gira por todo el país. En ese momento, el Parkinson aún no se le había manifestado visiblemente, y era su deseo poder cantar en público. “Vino la pandemia, el aislamiento, el sedentarismo, la tristeza inesperada que me generó el fallecimiento de mi hermana menor Patricia, que desencadenó que se manifestara esto que llevo adentro, desde quien sabe cuando”, explicó en la extensa carta que publicó el año pasado.

En esa ocasión, el cantante también destacó cómo llevaba adelante su problema de salud. “No solo el temblequeo, amigos, es lo feo del Parkinson. Además de ese fastidioso síntoma visible e inocultable en mi dedo pulgar izquierdo, aparecen otros signos notorios y muy incómodos como ser la rigidez y la lentitud”, describió.

Como consecuencia de la enfermedad, Donald tiene “dolorosas contracturas en la espalda, especialmente a la altura de las vértebras dorsales”, que incluso se le dificultad darse vuelta en la cama cuando se enreda en las sábanas. Otra situación que padece en su día a día es cuando se tiene que abrochar los botones o atar los cordones de los zapatos, por lo que explicó que los lleva sueltos. “Pero acá estoy, amigos. Y sigo estando vivito y coleando, gracias a Dios. Ni que fuese un visionario, como lo fue mi viejo”, relató.

Guardar