El último fin de semana de noviembre se produjo lo que fue reconocido como una de las celebraciones de figuras del espectáculo más importante del año, el casamiento de Sol Pérez y Guido Mazzoni. La ceremonia se destacó por su magnificencia y la presencia de una amplia gama de celebridades, amigos y familiares cercanos a la pareja.
Lo notable de este evento fue que se financió íntegramente con recursos propios de Pérez y su esposo, evitando la práctica común de intercambiar visibilidad en redes sociales por productos o servicios para la boda. En un entorno donde es habitual que personalidades del mundo del espectáculo utilicen su influencia en los distintos medios para obtener bienes o servicios a cambio de promoción, la panelista no recurrió a ello.
En este caso, Sol y Guido optaron por cubrir todos los gastos del evento, una elección que se aleja de las tendencias actuales en el ámbito de las celebridades. Ante la curiosidad y el interés generado por esta inusual elección, la modelo tomó la iniciativa de aclarar las dudas de sus seguidores a través de Instagram. La revelación de su decisión sorprendió a muchos, especialmente considerando el elevado costo de los eventos nupciales en el contexto económico actual. La opción de recurrir a canjes habría representado una alternativa para reducir gastos.
Desde su infancia, Pérez había soñado con un matrimonio como el que celebró con Guido Mazzoni. “Yo soñé con mi casamiento desde chiquita también. Lo mejor de todo es el amor que recibís de la gente que te rodea”, expresó la expresentadora del clima. Con respecto a su decisión de no aceptar canjes para su boda, explicó: “Fue una decisión tomada desde el principio. Queríamos disfrutar sin cámaras, sin celulares y elegir todo desde el corazón para compartir con la gente que amamos”.
Este enfoque y aclaración ante sus seguidores refleja un deseo de privacidad y autenticidad, priorizando una experiencia personal y significativa por encima de las ventajas económicas o promocionales que podrían haberse obtenido a través de acuerdos comerciales.
Un total de 350 invitados se congregaron en el elegante Salón Le Dome del Sofitel La Reserva Cardales. La modelo y panelista, protagonista del evento, se instaló desde horas tempranas en el lugar, aprovechando para tomar sol, descansar durante la siesta y comenzar con anticipación los preparativos para la esperada velada. Conocida por su estilo fashionista y su tendencia a tomar riesgos en la elección de sus atuendos, Sol tiene la habilidad de jugar con su imagen, fusionando de manera creativa su vestimenta con peinados y maquillaje. Para su boda, decidió confiar en la diseñadora Verónica de la Canal, que la acompañó en otras ocasiones notables, incluyendo fiestas privadas, eventos y ceremonias de premiación. Por otro lado, su esposo optó por un distinguido traje de la marca Etiqueta Negra.
Los detalles organizativos previos y la decoración del salón estuvieron bajo la experta dirección de Claudia Villafañe y su empresa de eventos Plan V, mientras que la ambientación fue responsabilidad de Ramiro Arzuaga. Al atardecer, Sol hizo su entrada, acompañada por su padre Horacio, en un deslumbrante y antiguo auto descapotable. El vestido seleccionado para la ocasión, lejos de ser el tradicional blanco, era de un tono off white que se ajustaba perfectamente a su figura, complementado con un largo velo y exquisitas joyas de Testorelli, quienes asesoraron a Sol para combinar gargantilla, pulsera, anillo y aros, todos de oro blanco 18 kilates y brillantes.
Los zapatos elegidos, en tanto, fueron de la marca Nina Charme. La novia lució su cabello suelto con ondas y un maquillaje que realzaba su mirada, obra de Alan Elizalde y Camilo Durán. El ramo de flores blancas fue una cortesía de Ramiro Arzuaga.