Con una carrera deportiva que abarcó dos décadas en el fútbol, Jesús Mosquera fue descubierto en un gimnasio por una productora que le propuso hacer un casting. Aceptó el desafío sin imaginarse que su vida cambiaría por completo. Al quedar seleccionado como protagonista de la exitosa serie de Netflix, Toy Boy, logró ganar popularidad a nivel mundial.
Con un espíritu aventurero y en búsqueda de nuevos retos, el actor español de 30 años dejó el Viejo Continente para instalarse unos meses en la Argentina y aprovechó para hacer teatro comercial en la Avenida Corrientes. De esta manera, debutó en la comedia Somos nosotros, junto a Sofía Pachano, Denise Dumas, Gastón Soffritti y Lionel Arostegui.
“No me arrepiento de nada”, aseguró Mosquera en diálogo telefónico con Teleshow. Además, habló de su gran versatilidad al apostar por la interpretación y dejar de lado al fútbol, contó los aspectos que le sorprendieron durante su residencia en Buenos Aires y reveló qué aprendizaje se lleva de sus colegas argentinos.
—Empezaste jugando al fútbol, después protagonizaste la serie Toy Boy y cambiaste de profesión. Llegaste a la Argentina para hacer teatro comercial. Fuiste haciendo un camino súper interesante.
—Sí, la verdad que la vida es maravillosa, mi historia me conmueve mucho, me emociona. En el transcurso de los últimos seis, siete años, mi vida cambió por completo, cambié de profesión, cambié el estilo de vida, cambié mis creencias, mi manera de ver la vida, de desenvolverme en el entorno, de relacionarme, todo. Parece que seis años o siete años es mucho tiempo, pero a mí se me ha pasado volando. Parece que fue ayer el primer día que hice un casting y ahora estoy subido en un escenario en la Argentina haciendo teatro. Miro hacia atrás y la verdad que me llena de felicidad, porque me alegro mucho de haber tomado la decisión de ser actor y de haber iniciado una carrera en la interpretación. Me hace muy feliz y cada día intento superarme, salir de mi zona de confort.
—¿Cómo fue la transición del deporte a la actuación?
—Al inicio lo que más me costó fue tomar la decisión de dejar el fútbol y aceptar la propuesta del personaje de Hugo en la serie Toy Boy, porque no sabía a lo que me estaba enfrentando. Estuve 20 años jugando al fútbol y de repente me surgió una nueva oportunidad de trabajo en un sector totalmente diferente. Pues la verdad que te genera mucho miedo, porque no tienes control ninguno. El miedo también fue lo que me hizo impulsarme para hacerlo, la sensación de no tener el control y de salto al vacío. No es que tuve suerte y me fue bien, porque si me hubiera ido mal igualmente era un aprendizaje. Y aunque ahora sienta que fue una decisión correcta, sigue siendo también un aprendizaje. No creo en los éxitos y en los fracasos, esto me ha salido bien, pero también he tenido decisiones en mi vida que no han sido buenas y eso me ha convertido la persona que soy. Entonces me alegro mucho de haber tomado la decisión.
—¿En algún momento extrañaste jugar a la pelota?
—Pensaba que iba a echar de menos el fútbol y que iba a volver, pero sentía que estaba haciendo algo que me gustaba tanto que era aprender la interpretación. Cuando me fui los primeros nueve meses a Madrid para estudiar, dedicaba tantas horas de mis días a ello que no tenía tiempo ni para echar de menos al fútbol. Tenía todas mis energías puestas en el proyecto. De repente tu vida cambia y tus prioridades se transforman. Ahora recuerdo al fútbol de una forma muy linda y puedo ver un partido, pero no desde el anhelo de pensar que tenía que haber seguido jugando, sino de recordar que fue una bonita etapa, cuánto disfruté, cuánto sufrí, cuánto aprendí. Pero también sabía que con el deporte iba a llegar a cierta edad que iba a tener que dejar el fútbol por temas físicos. Sabía que a largo plazo iba a tener que tomar un cambio en mi vida. Me llegó a los 24, cuando yo pensaba que iba a ser mucho más adelante, pero no me arrepiento para nada. Ha sido la decisión más difícil de mi vida, pero también la más acertada.
—Entonces pudiste descubrir que la actuación es tu vocación.
—Sí, totalmente, la verdad que la vida es maravillosa y me llegó la vocación sin desearlo, sin pensarlo. Por eso una de las cosas que he aprendido en la vida es a no planear tanto y a dejarme fluir, porque las cosas cuando vienen fáciles es porque son para uno. Cuando uno intenta luchar por algo, aferrarse o forzar situaciones eso no fluye, entonces quizás no sea para ti. Cuando te dejás fluir y confías llegan cosas maravillosas. Entonces es un trabajo que al día de hoy lo intento hacer día a día.
—¿Cuáles son los aspectos más interesantes que tiene Somos nosotros?
—La obra es una comedia muy divertida, es una montaña rusa de emociones y risas para el espectador, aunque para algunos personajes como el mío no tanto (risas). La obra se centra en una relación cerrada en la que mi pareja, en este caso Sofía Pachano, me dice que está enamorada de otra persona. Entonces se abren todo tipo de especulaciones y se cuestionan los acuerdos previos que se habían tenido como pareja. Las bases sólidas de la relación de repente se desestabilizan y se intenta manejar una situación nueva. Lo divertido de mi personaje es la incapacidad de entender o gestionar una situación que es totalmente nueva, que le genera muchísimo miedo, inseguridad. Entonces mi personaje deconstruye todas sus creencias y vuelve a construir unas nuevas bases para un amor saludable, sin tener ni idea de cómo hacerlo.
—¿Tuviste alguna dificultad para comunicarte? Porque más allá de que hablamos español, nosotros usamos otras palabras, modismos diferentes, por ahí pasaste por alguna situación que te resultó divertida cuando recién llegaste.
—Me gusta mucho la forma que tienen de hablar y usan palabras que en España no se utilizan. La verdad que sí hay muchísimas palabras que no entiendo y tengo que preguntar. Cuando se acerca la noche, estoy cansado y no tengo la escucha tan activa, hay momentos en los están hablando y me quedo fuera de la conversación porque no entiendo las palabras. Es como que hay una parte de mi cerebro que a veces se desconecta. Otras veces cuando estoy activo me pregunto cómo no entiendo si estamos hablando castellano. Claro, hablamos la misma lengua, pero a veces es muy diferente.
—¿Pudiste conocer lugar nuevos lugares como turista? Vi en tu Instagram que fuiste las Cataratas del Iguazú.
—Sí, estuve en Cataratas, estoy planeando irme a Mendoza un par de días libres que tengo para ver a un amigo. Luego, justo antes de irme en Navidades, voy a intentar viajar unos días al sur de la Argentina. Quiero conocer los Siete Lagos, acabar en Calafate, sería muy lindo. Quiero ir también al Tigre, no voy a poder ir a Córdoba, Mar del Plata y Jujuy. Además quería conocer Uruguay, pero por el tiempo no voy a poder ir. Ya estoy pensando en la vuelta, quiero venir con más tiempo y poder disfrutar de todo el país como turista.
—En este tiempo, ¿te llamó la atención alguna costumbre que en España no existe o es muy diferente?
—La botánica que hay en Buenos Aires, me sorprende la cantidad de árboles que hay en las calles. En una cuadra puede haber siete, ocho árboles gigantes. En España eso no es común, salvo en parques. Ahora mismo en la oficina, estoy viendo un montón de árboles, me parece maravilloso y es precioso. La comida es espectacular, a mí que me gusta comer, o sea, estoy disfrutando muchísimo la cultura a nivel teatral, musical, hay muchísimo arte. En Buenos Aires hay una capacidad impresionante, la verdad que la disfruto mucho y y no me quiero ir. Puedes hacer de todo, desde un plan tranquilo de irte a un parque a tomar mate o hacer un picnic hasta disfrutar de un concierto, irte de joda. Son increíbles las oportunidades.
—¿Extrañás a tu familia o amigos?
—Sí, obviamente extraño a mi familia porque los adoro. Ahora en Navidades voy con la familia, porque para mí pasar las fiestas con ellos es una tradición. Pero siento que también es parte de la vida buscar otros retos a nivel profesional, personal. Creo que hay tiempo para todo, siempre estoy muy en contacto con ellos. Siento que hay una parte de mí que es muy aventurera y un poco solitaria, de abrir nuevos caminos y conocer nuevos lugares, nuevas personas, eso también me gusta.
—Te vas justo cuando empieza el calor fuerte en Buenos Aires.
—La primavera está un poco loca, pero los días que están buenos son impresionantes. La primavera es la época más bonita del año, de la que más disfruto. Cada vez que llueve le hago una broma a Sofía, le mando una foto, un videíto, porque cuando hablábamos previamente a venir yo le decía: “Bueno, cómo está el tiempo que voy a hacer la maleta, qué tengo que traer”. Ella me decía: “A finales de septiembre ya empieza la primavera, buen tiempo”. Para mí la primavera es pantalón y manga corta. Entonces me vine aquí con ropa muy veraniega y cuando llegué hacía frío o quizás llovía. Cada vez que hay una situación así, le mando un video y nos reímos mucho.
—La vida del artista suele ser muy inestable en cuanto a que tienen contratos por temporada o por unos meses y después tienen que esperar a que surja otro proyecto. Por lo menos, eso le pasa a muchos actores en la Argentina.
—Recuerdo a un maestro que cuando iniciamos la escuela dio una charla para 17 alumnos. Nos dijo: “De estos 17 van a poder vivir de la interpretación si tienen suerte uno o dos”. Es un porcentaje muy pequeño. Por lo menos en España creo que hay un 7% de los actores y actrices que trabajan. Y de ese 7% los que puedan vivir de la interpretación, no sé si será el 1% o 2%. Teniendo en un cuenta esas estadísticas, yo quería venir a la Argentina para ver cómo poder crear tu propio trabajo cuando no tienes la suerte de estar trabajando. En la vida hay que accionar, más que esperar, hay que ocuparse en vez de preocuparse. También ser honestos y saber que es una profesión muy difícil y que hay que realizar otros trabajos para poder sustentarse mientras que llegan esos proyectos que tanto anhela el actor y actriz. Lo que no puede ser es estar en tu casa, esperando a que te llamen. Creo que eso es un error, por eso yo siempre intento estar en formación, reciclándome, gracias a Dios he tenido la suerte de poder permitirme hacer eso. En la Argentina, se levantan muchísimos proyectos en los que el actor lo escribe, lo dirige, lo hace y se crea su propio trabajo. En España no ocurre con tanta asiduidad y vine para alimentarme, para aprender, para ver cómo puedo yo generarme mi propio trabajo, porque si tengo que estar esperando a que la vida me traiga una oportunidad, quizás no llegue.
—Después de la temporada teatral volvés a España para pasar las fiestas. ¿Tenés proyectos para el 2024, vas a regresar a la Argentina?
—No lo sé, tengo varios proyectos que he casteado, que están encima de la mesa y no sé que deparará, pero lo que tengo claro es que independientemente si estoy trabajando o no, quiero un tiempo también para asimilar todos estos meses aquí en Buenos Aires. Y ya tengo ganas de irme a la escuela, volver a estudiar, a seguir formándome, preparándome porque me encanta. Eso también es para mí sentirme actor y que estoy activo, que sigo descubriendo, sigo aprendiendo, alimentándome. Las energías que se viven en en las escuelas de teatro para mí son maravillosas. Entonces no sé dónde, pero es algo que quiero seguir haciendo durante toda mi vida.