En sus remeras, gorras, y hasta en su piel, miles de almas lucen el mismo asterisco rojo. Un logo que no solo representa lo infinito sino que ilustra la historia de generaciones. Como si de un ritual se tratara, lo que pasa en el estadio Monumental tiene nombre y apellido: Red Hot Chili Peppers.
Lejos de la repetición y las coreografías ensayadas de hoy en día, el grupo mostró su personalidad a puro rock. Con un show clásico donde primó la conexión con la gente, se lució con un set list particular que cruzó la adrenalina de sus estrenos con el paso obligado por muchos de sus clásicos. Del otro lado, se encontraron con un público argentino que no paró de gritar, poguear y que se dejó llevar por la música.
Como si los años no fueran nada, el bajista Flea irrumpió en el escenario haciendo la vertical y caminando con sus manos. Acto seguido, el grupo -cada uno vestido con una prenda azul, como guiño al país- dieron rienda suelta a Can’t Stop, el primer tema de la noche.
Después de cinco años, el grupo volvió al país e hizo temblar los corazones argentinos. Entre la gente podían verse las camisetas y gorras de los Lakers, el equipo de básquet emblema de la ciudad que vio nacer a los Peppers. Con esa misma energía siguieron temas como The Zephyr Song, Dani California, Aquatic Mouth Dance y Throw Away your Television.
Para muchos fue reencontrarse con la banda de la infancia, la que los obsesionó con sus videos y canciones, y que aún los lleva por los recuerdos de toda su vida. Y como si fuera poco, con su formación más exitosa: Anthony Kiedis, John Frusciante, Flea y Chad Smith.
El ambiente lo decía todo, entre los primeros metros pocos centraban sus ojos en los celulares, casi todas las miradas estaban puestas en John y Flea, quienes dejaban las palabras a un lado y parecían hablar únicamente con su guitarra y bajo.
El espíritu de rock inundaba la noche porteña y entre saltos, pogos y abrazos, los fans celebraban el regreso de la banda.
A lo largo de su carrera visitaron 8 veces la Argentina. La primera, y de la cual se cumplen 30 años, fue en 1993 (Obras Sanitarias, 25 y 26 de enero), luego 1999 (Luna Park, 5 y 6 de octubre), 2001 (Vélez Sarsfield, 24 de enero), 2002 (River, 16 de octubre), 2011 (River, 18 de octubre), 2014 en el marco del Lollapalooza (Hipódromo de San Isidro, 2 de abril) y de la misma forma en 2018 en el mismo festival (Hipódromo de San Isidro, 16 de marzo).
La noche siguió con Eddie, Soul to Squeeze, Parallel Universe, Strip my mind y Right on time, esta última con la intro de clásico punk London Calling de The Clash, en las cuales Frusciante se llevó miles de elogios. La presencia del hijo pródigo no era para menos. Su última visita había sido hace 21 años, cuando la banda llegó a finales del 2002, como parte del By the Way Tour. En aquel entonces, en plena crisis económica, los Red Hot hacían su cuarta presentación en la Argentina.
El aporte del guitarrista a la banda es indiscutible, ya que participó en sus discos fundamentales. Durante la primera etapa, entre 1988 y 1992, grabó nada menos que los trabajos con los que el grupo pegó el salto a la inmortalidad: Mother’s Milk y Blood Sugar Sex Magik.
Después, en 1992, el violero dejó la banda. Volvió recuperado de sus adicciones seis años después y grabó Californication, uno de los discos más exitosos de los Chili Peppers. También formó parte de By the Way y se quedó hasta 2009, año en el que volvió a retirarse para trabajar en solitario. Diez años después, en 2019, tuvo su segundo regreso.
Fueron en total casi dos horas de show donde los Red Hot repasaron lo mejor de su carrera. Los dos temas ausentes en el set list, y muy deseadas por la gente, fueron Otherside, junto al clásico Under the Bridge. Esto debido a que la banda alterna los setlist de show a show, buscando que cada noche sea distinta. Otherside –que forma parte del álbum Californication y fue publicado en 1999– sí sonó en Santiago de Chile y en el concierto de Río de Janeiro, Brasil. De esta manera quedó la puerta abierta para que se escuche este domingo, en la segunda noche de los Peppers en Argentina, al igual que el clásico de Blood Sugar Sex Magik.
Sin embargo, al mismo tiempo la Argentina contó con una canción estelar que casi no fue tocada en toda la gira. A lo largo de su paso por Costa Rica, sus dos shows en Chile y sus cincos conciertos en Brasil, el tema Strip My Mind sonó una sola vez, en Porto Alegre. Así, volvió a escucharse pero esta vez en el estadio Monumental.
Para cerrar, la banda se despidió en el “climax” de la noche, con grandes clásicos como The Heavy Wing, Suck my Kiss, Californication, Black Summer, By the Way y Give it Away, entre otros temas, dejando así las ansias en llamas para su segunda noche.