En medio del Festival de Rock de México, los fans escuchaban a Suki Waterhouse, cuando en medio de su show, la cantante contó que espera su primer hijo. La noticia pronto se convirtió en tendencia en las redes sociales, no tanto por la alegría de la mamá sino por la fama del papá: Robert Pattinson.
Si algo le gusta a Robert Douglas Thomas Pattinson es pasar desapercibido, si algo no puede lograr Robert Douglas Thomas Pattinson es eso. Es que este señor nacido el 13 de mayo de 1986 en Londres, no solo luce como si se hubiera ganado la lotería genética, también participó en dos sagas que lo convirtieron en objeto de culto y deseo: Crepúsculo y Harry Potter. Al combo se suma que con Kristen Stewart protagonizó uno de los romances más extraños y marketineros que se recuerden.
Cuando Robert cumplió 12 años, su madre Clare supo dos cosas. Como empleada en una agencia de modelos comprobó que el menor de sus tres hijos era objetivamente bello, pero también era objetivamente transgresor y sin límites: lo expulsaron de la escuela por vender revistas pornográficas a sus compañeros. Para resolver lo segundo, lo anotó en otra escuela y para aprovechar lo primero, lo llevó a la agencia donde su hijo pronto consiguió trabajo posando para marcas de productos infantiles. Pero cuando comenzó la pubertad y el vello le empezó a crecer cesaron los contratos. De la publicidad pasó a los escenarios y a los 15 comenzó a trabajar como actor.
Su metro ochenta y cinco de altura, sumada a su aspecto andrógino no pasaban desapercibidas. Le llegó la convocatoria para ponerse en la piel del malvado Cedric Diggory, un personaje secundario, pero en una de las películas más taquilleras del siglo: Harry Potter. “Éramos niños y nos trataron de forma excelente. Cuando estaba en Harry Potter también iba a la escuela al mismo tiempo. Todo fue increíble. En mi primer viaje a Tokio para promocionar la película recuerdo estar sentado en la habitación mirando a la ciudad y pensar ‘cómo ha llegado a pasar todo esto’”.
Aunque era un adolescente se preparó como un profesional. En una nota en la revista GQ reveló que “me preparé mentalmente como si fuera a una pelea o algo así. Gritaba en una almohada y me golpeaba a mi mismo, rompiendo mi ropa y esas cosas”. Semejante compromiso actoral le trajo algunos problemas porque tenían que volver a maquillarlo y reajustar algunas de las heridas falsas de su personaje.
La película le sirvió no solo para comenzar a ser más conocido sino y lo más importante definir qué quería hacer de su vida. “Amo esa película (El cáliz de fuego)… tengo claro que no sería actor si no fuera por ella. Además, el ambiente que se respiraba era súper agradable. Incluso en comparación con todas las películas que he hecho después, me hizo sentir muy protegido”, admitiría en un podcast.
Después de participar en dos películas más The Haunted Airman y The Bad Mother’s Handbook y ser la cara de una publicidad de Dior, Pattison decidió que era momento de cruzar el océano y probar suerte en Estados Unidos. Aterrizado en Los Ángeles y aunque parezca increíble ese muchacho de rostro de Dios se sintió inseguro. Pensó que solo verían en él una cara bonita -y sí Robert, no hay que tener lentes para notar tu belleza- así que en los primeros castings aseguraba que se había graduado en la Real Academia de Arte Dramático de Londres. Nadie dudó de su palabra, al fin de cuentas y mirando su rostro para algunos era palabra de Dios…
Después de superar algunas pruebas lo eligieron para ser Edward Cullen, uno de los vampiros más famosos de la historia del cine en la saga Crepúsculo. La coprotagonista era Kristen Stewart. Dicen que él apenas la vio en el casting se enamoró. Lo cierto es que hasta el día de hoy se duda si vivieron una historia de amor real o solo protagonizaron una habilidosa acción marketinera.
Al principio, los jóvenes negaban su romance por una razón poderosa y legal. Cuando se conocieron Kristen tenía 17 años y Robert, 21. En el estado de California la edad de consentimiento sexual es a los 18 años. Por eso, cada vez que a los jóvenes les preguntaban si estaban juntos lo negaban y lo continuaron negando en el 2008 cuando Kristen cumplió 18, en el 2009 cuando fueron vistos en un concierto, y en el 2010 cuando decían que se encontraban en citas secretas.
Aunque lo negaban cuando debían promocionar la saga, la química brotaba y el enamoramiento era indisimulable. Comenzó un círculo difícil de cortar: Preguntás/No respondés/Te enojás/Insisto. Porque además la saga rompía récords de taquilla y existía un público que pedía saber todo de sus ídolos. Los titulares hablaban de infidelidades, amor por contrato, teorías conspirativas y muchos “dicen que dijo”. Cuantos más rumores había sobre ellos, más se cerraban. “Una revista publicó que iba a casarme. Nadie sabe qué es cierto y qué no lo es”, comentó Pattinson.
Recién en 2011 admitieron su noviazgo, un año después apareció la primera imagen de la pareja besándose en un lugar que no era el set. El 22 de julio de 2012 asistieron a los Teen Choice Awards para despedirse de sus fans y agradecer “cinco años increíbles”. Parecía que por fin se amigaban con la fama y lo que se les pedía en su condición de famosos. Pero al día siguiente se difundieron unas fotos de Kristen besándose con Rupert Sanders, el director de la nueva película de Stewart, Blancanieves y la leyenda el cazador, que además era casado y padre de dos hijos.
Hubo comunicados de desmentidas y se rumoreó que Pattinson intentó hablar con Sanders pero otros decían que en realidad quería hablar con Liberty, su esposa. Finalmente, sin comunicados y sin declaraciones terminaron su relación. El británico se mudó de Los Ángeles a Nueva York y cada uno rearmó su vida.
Después de Crepúsculo, si algo no le faltó a Pattinson fue trabajo. Él decidió que ya no quería superproducciones y se dedicó al cine independiente rodando con directores de prestigio pero no masivos como Werner Herzog, David Cronenberg y Claire Denis. Su decisión fue artística pero también humana. Quería recuperar su privacidad, lograr ir al supermercado sin que lo acosaran los fans o caminar por la calle sin tropezar con fotógrafos.
Buscando un poco de paz, acudió a la Justicia para pedir protección policial. Aseguró que temía por su vida por la agresividad con la que los paparazzi lo abordaban y dio un ejemplo, en una oportunidad, se le puso un auto a la par y, con el susto, Pattinson hizo una mala maniobra que lo desvió de su carril. No pasó a mayores. Pero luego se comprobó que quien lo seguía era un fotógrafo en busca de una imagen más.
La mala experiencia le dejó secuelas, en una entrevista con la revista GQ de España, manifestó: “Todavía tengo el recuerdo terrorífico de los paparazzi. Todavía me pongo una armadura protectora, una capucha y una gorra. Mucha gente piensa: ‘Está bien, son solo fotos o lo que sea, solo vive tu vida’. Pero para mí eso no es vida, no lo es si alguien me está observando todo el tiempo”.
En 2020 le llegó una oportunidad de esas que no son una en un millón sino una en mil billones de billones. Le ofrecieron ser Batman bajo la dirección de Matt Reeves. Pattison admitió que presionó al director para que lo tomara en serio y le permitiera audicionar para el protagónico. Para el británico no se trataba solo de obtener uno de los papeles más representativos y populares sino la oportunidad de encarnar a un personaje complejo que terminara de una vez y para siempre con su imagen de ídolo adolescente.
No fue fácil el rodaje. Las redes sociales se llenaron de comentarios escandalizados porque el actor heredara la capa de manos de Ben Affleck y que habían usado Val Kilmer, Christian Bale y Michael Keaton. Para colmo, antes de comenzar a rodar Pattinson tuvo un accidente en la muñeca, y después llegó la pandemia del COVID-19. Pasó un año y medio entre supuestas reactivaciones, filmando escenas aisladas. Cuando todo parecía encaminarse, el actor se enfermó de coronavirus.
Finalmente The Batman llegó a las salas de cine. “Casi no hay películas ni personajes por los que la gente esperaría tanto tiempo y seguiría estando tan emocionada”, declaraba el actor ante la expectativa generada. La película fue un éxito y Pattinson fue elogiado por la crítica.
Mientras buscaba equilibrar trabajo y fama, en 2014, Pattinson se volvió a enamorar. La elegida fue la cantante FKA Twigs. La pareja salió desde 2014 hasta 2017 pero su relación se vio marcada por el acoso que la artista sufrió a través de internet. “La gente simplemente me llamó con los nombres más hirientes y horribles del planeta”, explicó ella en un podcast de la BBC Grounded y aseguró que las razones de este odio eran raciales “Él era su príncipe azul blanco y consideraron que debería estar con alguien que fuese blanca y rubia”.
En 2018 el actor comenzó a noviar con la modelo y actriz Suki Waterhouse. Ella había terminado un romance con Bradley Cooper y desmentido los rumores que la relacionaban con el mexicano Diego Luna. Mantuvieron la relación en secreto hasta que en abril de 2019, Pattinson confirmó su relación en una entrevista para The Sunday Times, pero fiel a su estilo sin entrar en detalles. “Si dejas entrar a la gente, se devalúa lo que es el amor. Si un extraño en la calle te pregunta sobre tu relación, pensarías que es extremadamente grosero. Si pones un muro, termina mejor (...) No puedo entender cómo alguien puede caminar por la calle cogido de la mano y que cien personas le estén tomando una foto”, explicó su decisión de mantener lo privado en el ámbito privado. Esta semana la cantante anunció que esperan su primer hijo.
Pese al fanatismo que genera, ese hombre al que todos los hombres les gustaría estar en sus zapatos aunque sea un minuto, se define como un pelmazo y contó una anécdota para probarlo. Estaba rodando Salvador Dalí en España cuando notó que una chica lo esperó todos los días durante tres semanas. Lejos de asustarse, la invito a salir.
“’¿Quieres ir a cenar o algo así?, le preguntó pero le advirtió “Nadie quiere pasar el rato conmigo’. Como sus padres tenían un restaurante, ella lo llevó allí. ¿Cómo terminó la cita? Según el relato del actor: “Me quejé de todo en mi vida durante unas dos horas, luego ella me dio la cuenta y no volví a verla nunca más”. Real o no, lo cierto es que Pattinson descubrió un ardid mucho más eficaz que la restricción judicial para librarse del acoso de sus fans. “Mi mejor disfraz es el de repelente”. Así que estimado lector, si se cruza a Pattinson lo mejor será salir zumbando.