Durante largos meses las fans de Taylor Swift estuvieron esperando su llegada al país. Es que es la primera vez que la cantante oriunda de Pensilvania, Estados Unidos, pisa suelo argentino. Durante días, las llamadas swifties colmaron los alrededores del Estadio de River Plate para garantizarse un lugar privilegiado cerca de su ídola en la presentación de su gira The Eras Tour, con producción de DF Entertainment.
Ya desde hace varios años que la artista se convirtió en la cantautora más exitosa y desata pasiones en todos los lugares del mundo a donde se presenta. Este jueves 9 de noviembre, minutos antes de dar las nueve de la noche, Taylor apareció sobre el impactante escenario ante la ovación de los 70 mil fans que estaban en el Más Monumental aguardando para verla. Y escucharla.
Pero por un rato Taylor dejó de ser la protagonista y el público argentino volvió a dar muestras de su pasión, dejando para siempre un momento inolvidable en la vida de la artista. Profundamente conmovida, la cantante de 33 años se quedó paralizada sobre las tablas: apenas sin poder moverse y con los ojos asombrados, no dejó de mirar a la gente desplegada sobre las tribunas del estadio y en el campo. La ovación era total, las exclamaciones de alegría de sus seguidoras se podían escuchar incluso desde afuera de la cancha, y ella, parada con el micrófono en la mano, se dio vuelta para mirarlas desde todos los ángulos del escenario.
Enfundada en un enterito rosa con brillos, con botas a la rodilla del mismo tono, y el cabello suelto, Taylor no dejó de abrir su boca en señal de perplejidad. Si bien sabía que muchas personas habían comprado la entrada para ir a verla, seguramente no supo del amor que le tienen sus fans argentinas. “Solo quiero probar algo muy rápido con un público tan sorprendente, solo quiero probar algo”, dijo señalando hacia todos los ángulos del estadio y recibiendo aún más gritos y ovacion. “Esto es sorprende, me están haciendo sentir realmente muy poderosa”, exclamó mientras se dirigía desde una punta y otra del largo escenario dispuesto en forma de T sobre el campo
“Me están haciendo sentir que puedo tocar en un estadio lleno en Argentina por primera vez en mi vida”, sumó y se puso una chaqueta color rosa chicle plagada de lentejuelas para agregar, antes de comenzar su siguiente tema: “Lo que estoy tratando de decir es que me están haciendo sentir que soy lo más”.
Tres veces a lo largo de la noche, Taylor se detuvo de cantar para observar al público. Las demostraciones de afecto fueron constantes a lo largo de todo el show, y la cantante no dejó de emocionarse. Desde su primera canción “Miss Americana & the Hearthbreak Prince” de su esperada gira hasta un recuento por su extensa carrera, por la que pasó por todas las vicisitudes y contratiempos. Quizás esa resiliencia es la que le permite conmoverse tras los aplausos de sus fanáticas, que la siguen a sol y a sombra.
En uno de sus múltiples cambios de vestuario y ya con un vestido largo color maíz, Taylor se sentó al piano dispuesta a tocar otro de sus temas pero volvió a suceder. Los gritos eran tantos y tan fuertes, que la cantante comenzó a reírse sin poder creer lo que veía y escuchaba. Entonces, decidió sacarse los audífonos y entregarse a la experiencia. Eran tantos los gritos que sus exclamaciones se repitieron, como sucedió en la primera ocasión, la cantante se tomó la cabeza, puso su mano sobre su pecho, abrió la boca y buscó la mirada cómplice de sus músicos y bailarines para que compartan con ella ese momento.
Con carpas, con las pulseritas de la amistad, con todos los colores juntos, así se vistieron las chicas que aman a la artista y cumplen con los rituales de la taylormanía a rajatabla. Por su parte, Taylor se convirtió en tiempo récord en la cantautora femenina más exitosa, irrumpiendo y manteniendo los más altos niveles de popularidad desde principios de los ‘90. Entre sus pares del pop, Rihanna y Miley Cyrus se apoyan mucho más en compositores externos, mientras que Lady Gaga y Beyoncé no igualaron sus ventas. Swift es la única artista que ha vendido tres álbumes por un millón de copias en su primera semana desde 1991. Su última gira recaudó 150 millones de dólares, la mayor recaudación jamás vista por la música country.
“Mi mamá me llamó Taylor porque pensó que probablemente terminaría en negocios corporativos y no quería que ningún tipo de ejecutivo, jefe o gerente se diera cuenta si yo era una niña o un niño al ver mi currículum”, contó ella misma cuando fue nota de tapa en la revista Time. Anoche comenzó su paso por Argentina, repite hoy y el sábado, en tres jornadas que quedarán para siempre en la memoria del público y de la propia Taylor, que aún conmocionada por el fuerte recibimiento, no dejó de cantarles a todos.