Luciano Pereyra es de esos artistas que trasciende las épocas, que apenas comienza a cantar su música enciende al público. Oriundo de la ciudad de Luján, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, el cantante comenzó su carrera desde que era un niño. Siempre cuenta que “su papá lo llevó por este camino del arte, aun cuando lo hacía desde un costado lúdico, en el patio de su casa”.
Invitado a PH, Podemos Hablar (Telefe), el sábado pasado Luciano repasó una parte de su carrera cuando cantó con personajes históricos, como Diego Armando Maradona, o la vez en la que cantó frente al Papa Juan Pablo II, en Roma, ante dos millones de personas. Todos esos recuerdos los tiene marcados a fuego, pero hay uno que lo emocionó casi hasta las lágrimas.
Dentro del compilado del videoclip de esos importantes instantes de su vida que hizo la producción del ciclo de Andy Kusnetzoff, el músico se detuvo cuando vio a su padre Juan Ángel en la pantalla grande del estudio. “Estos son de los regalos que me puedo dar para mí, de disfrutar a mi viejo”, arrancó diciendo el músico con los ojos llenos de lágrimas.
“Esto fue en el Luna Park y yo cuando veo a mis viejos ahí digo ‘qué loco’ porque ellos están viendo a su hijo pero yo estoy viendo a mis padres. Muchas veces me gustaría ver un concierto mío para ver qué hago pero también digo que Dios me dio la posibilidad de tener como un palco VIP para ver qué ve la gente, o ver a la gente en su mundo disfrutando de un concierto. Estar en un show y ver a tus papás también es muy fuerte”, reveló Pereyra.
En ese instante, el conductor agregó que su papá también canta. “Sí, mi viejo canta y desde luego que, de todos los momentos importantes de mi carrera, me quedo con éste. Siento un gran orgullo de poder subirme a un escenario con él”, expresó emocionado.
Hace unas semanas, en una entrevista para Infobae, el cantante contó que la música formó parte de su vida desde que era un niño. “En la casa de mis papás siempre había música. Yo también soy muy de los olores y en casa, el primer viernes de cada mes, mi papá se juntaba con la gente de la obra, mi papá pinta casas. Se juntaban por ahí el albañil, el gasista, el plomero, mi mamá hacía las empanadas y el mejor momento era cuando terminaban de comer porque se armaba la guitarreada. Ese olor a empanada con sus copas de vino, uno bajaba un bombo, el otro bajaba otra guitarra, limpiaban la mesa y era guitarreada. Y yo me crié así, con laburantes, con gente de trabajo que estaba haciendo música en una casa. Eso despertó todos mis sentidos. Tenía 4, 5 años y nunca me quería dormir porque estaba esperando ese momento. Esas personas eran las que yo veía arriba de los andamios, en las escaleras, tirados en el piso arreglando un caño, mi papá pintando”, dijo acerca de su infancia.
Esos inicios fueron los que forjaron su carrera con la música, con la humildad y el talento que sus seguidores destacan de él. Con 42 años, Luciano logró traspasar fronteras y llegar con sus canciones a recibir premios internacionales y un reconocimiento fruto de su trabajo de tantos años. “En el momento de la vorágine no te das cuenta dónde estás y no sabés frenar. Después, con el paso del tiempo, ponés un freno, mirás alrededor y agradecés todo esto que está pasando, es fruto del trabajo, de la dedicación, del esfuerzo. Creo que es normal a veces en medio de la vorágine en cualquier trabajo no saber poner un poquito el freno. También hay un “alrededor” que se sube a veces a una motoneta donde vos no estás subido y por ahí te subís también a eso”, afirmó.