Tras recorrer 25 mil kilómetros llevando su espectáculo de títeres a escuelas rurales, ahora debutan en la Calle Corrientes

Con Los Titirifeos, y entre risas y juegos, Emiliano Puñales y Emiliano Vega buscan llevar a los chicos un mensaje que los ayude a comprender lo que representa vivir en sociedad

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Emiliano Puñales y Emiliano Vega
Emiliano Puñales y Emiliano Vega llegan con Los Tirifeos a Calle Corrientes (Fotos: Gentileza Agustina Munich)

La cotidianidad, las relaciones sociales, las costumbres, el paisaje… Los contrastes entre el campo y la ciudad se vuelven fácilmente perceptibles a la luz de los ojos, pero no para el sentir del alma, que acostumbra cruzar la General Paz para alimentarse con los encantos que cada geografía tiene para ofrecer.

Por algo la sabiduría de la naturaleza supo hermanar en el mismo suelo a las anchas avenidas con los atrapantes caminos de tierra, y la historia, irrefutable, se encargó de sembrar a lo largo y a lo ancho de la Argentina la importancia de las raíces culturales que forjaron un sentido de pertenencia que todavía resiste. Independientemente, por supuesto, de la ubicación que cada uno de nosotros ocupe en el mapa.

Tal vez por todo esto, en la concepción del artista, abrir múltiples tranqueras para encontrarse con el público, como ha ocurrido con Los Titirifeos, que con el propósito de conseguir que cientos de estudiantes de escuelas rurales pudieran ver teatro por primera vez recorrieron más de 25 mil kilómetros en menos un año, implica el mismo compromiso que abrir el telón en una plaza tan glamorosa y exigente como la Calle Corrientes.

Los Titirifeos, de las plazas
Los Titirifeos, de las plazas y las rutas a las luces del centro

Hay marketing, claro, intereses comerciales de otro tenor, pero la esencia y el compromiso no cambian. La obra, reconocida y premiada por destacar el cuidado del medioambiente con un estilo de comicidad que aglutina a chicos y grandes, se presentará el domingo 29 de octubre en el Teatro El Nacional, donde Los Titirifeos le darán vida a Titiririsas en familia, una aventura ecológica. Una oportunidad redonda para que la compañía pueda ratificar en uno de los escenarios más prestigiosos la magia del show que les permitió dar el salto de calidad que tanto anhelaban sus artistas, cuando transitaban por las rutas visitando esos lugares a los que muy pocos de sus colegas van.

Según coinciden sus dos caras visibles, Emiliano Puñales y su compañero en el dueto, Emiliano Vega, la idea seguirá siendo la misma: continuar respetando el espectáculo de títeres con su habitual espíritu de inclusión y sostener en alto esa desfachatada pedagogía que, combinada con suaves melodías de saxofón y el humor de siempre, hoy los lleva a compartir cartelera con números uno como Topa o Panam. “Ojo, que habrá sorpresas también”, remarcan a dúo, en la previa de un reto que parecía lejano cuando divertían a la gente en Plaza Francia a la gorra, o viajaban por el interior bonaerense con cables, parlantes, instrumentos musicales y muñecos, en la caja de un utilitario. Gastando, desde luego, kilos y kilos de yerba.

“Estamos realmente muy entusiasmados con esta posibilidad de poder mostrar nuestro producto en un teatro de tanto prestigio y reconocimiento, en el que han pasado muchos artistas de renombre a lo largo de su existencia. Es un honor. Y además nos reconforta porque internamente siempre hicimos un trabajo a conciencia, con frío, calor, lluvia en algunos casos, improvisando alguna protección para no que se mojaran los instrumentos ni los títeres”, cuenta Vega, que con sus manos le da vida a Gonzalito, el superstar de la obra.

El dúo presenta Titiririsas en
El dúo presenta Titiririsas en familia, una aventura ecológica

“La obra siempre estuvo y el público también -agrega-, bancando la parada con nosotros, aún en lugares en donde nunca se habían visto teatro. Es un premio que no sé si lo merecíamos, pero que estábamos buscando con sacrificio y yendo siempre por más, cero conformismo, perfeccionando las cosas día a día”.

Por su parte, además de trabajar con el títere Jazmín, Puñales -también saxofonista del grupo Attaque 77- se ocupa musicalizar la obra desde el escenario. Y destaca la importancia del mensaje que plantea como objetivo cada vez que la obra se pone en marcha: “La meta siempre es que la gente se ría y pase un momento grato en familia, disfrutando de la comicidad y de la chispa que llevamos integrada en nuestras interacciones con el público. Pero a la vez buscamos que la gente se lleve algo a la casa. Y en el caso nuestro, deseamos que nos recuerden por haber sido un espectáculo distendido, inclusivo y gracioso, pero al mismo tiempo un show que ayudó a comprender y a concientizar acerca de lo que representa vivir en sociedad”.

“El medioambiente requiere del cuidado conjunto y vamos detrás de eso, aportando nuestro granito de arena. De hecho los chicos se marchan con un árbol recién plantado a modo simbólico del aprendizaje. Eso explica también nuestro eslogan: Titirisas, una aventura ecológica”.

Acerca de cómo apareció la posibilidad de presentarse en el Teatro El Nacional, Vega cuenta que “un productor vio unos videos nuestros en las redes, trabajando en una de las escuelas, de las tantas en las que nos presentamos en el conurbano también, en su mayoría por la gestión del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, y a través de él se generó el contacto con el teatro. De nuestra parte ya contamos con cierta experiencia por haber estado con la obra en distintos teatros del gran Buenos Aires y también del interior del país, pero creo que el destino quería que viniéramos a El Nacional”.

Los Titirifeos llevan su esencia
Los Titirifeos llevan su esencia circense a las tablas de El Nacional (Fotos: Gentileza Agustina Munich)

Si bien los dos ya están compenetrados en lo que será el show de este domingo, no quieren dejar de agradecer al público del campo por el apoyo y las muestras de cariño “que son enormes, desde dibujos de los chicos hasta mates o productos regionales. Obsequios que guardamos en el alma de manera imborrable”, coinciden. Y de paso, rememoran con humor algunas anécdotas que ocurrieron cuando estaban lejos de la Ciudad

“Una vez nos retrasamos porque en el camino rural, después de haber abierto ya dos tranqueras, nos cruzamos con alrededor de 30 vacas -rememora Vega-. Empezamos a tocarles bocina pero las vacas ni se movían, tuvo que venir un señor a sacarlas. Parece algo simpático pero de ninguna manera lo fue: nos miraban y ya habían empezado a torearnos alrededor de la camioneta. Fue el susto más lindo que me tocó vivir (risas)”.

Puñales cita una situación similar, también con animales del lugar como invitados inesperados: “Estábamos en plena obra y el público estaba súper enganchado, pero evidentemente el ruido y los aplausos no les gustaron demasiado a una familia de teros que había por ahí cerquita. Primero empezaron a quejarse, con el típico ruido que hacen, pero cuando vieron que no era suficiente se nos vinieron encima. Lo más loco fue que no queríamos interrumpir la función entonces seguimos, y mientras Emi titiriteaba con Gonzalito yo trataba de espantarlos con un buzo y cubrirnos los dos. Al final se fueron, pero hubo minutos en los que la pasamos mal, eran bastante bravos los teritos”.

En el Teatro El Nacional el contexto seguramente será otro. Sin imprevistos naturales, sin tanto verde, pero con el humor y el compromiso de siempre. Con la misma esencia.

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