María Julia Oliván publicó una denuncia que generó un amplio debate en el ámbito digital. La periodista recurrió a su cuenta de X (red social antes conocida como Twitter), donde es seguida por más de 220 mil personas, para relatar un incidente que involucra a su hijo Antonio, quien fue diagnosticado con un trastorno del espectro autista desde una edad temprana.
Según relató, ambos intentaron disfrutar de una tarde en la zona de juegos infantiles ubicada en un centro comercial del norte de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, se les impidió el acceso al lugar. Además, aclaró que esta es la segunda vez en una semana que intentaron acceder a este espacio un miércoles, un día en el que generalmente hay menos afluencia de público.
El motivo alegado para denegarles el acceso fue su llegada 15 minutos después del inicio del turno asignado. La periodista argumentó que su tardanza se debía a la dificultad de manejar a un niño con autismo en un centro comercial durante 45 minutos sin una actividad específica: “¿La excusa? Llegamos 15 minutos después de que comience el turno porque queremos que esté menos tiempo saltando”.
En su publicación en Twitter, Oliván destacó: “Le decimos que tenerlo 45 minutos boyando en un shopping a un nene con autismo es un lío e igual no le permiten entrar”, a la vez que cuestionó la falta de empatía de los responsables del lugar.
Las respuestas de sus seguidores no tardaron en llegar, e incluso las interacciones se fueron sumando mucho más allá de lo imaginado, siendo visto por más de 300 mil personas, lo que generó una amplia gama de respuestas. Mientras que algunos usuarios de la red social expresaron su solidaridad con la periodista, otros cuestionaron su denuncia, sugiriendo que debería seguir las reglas del establecimiento.
“Me parece que sería muy empático dejar de ir a lugares que no contribuyen a que un niño pueda disfrutar y ser feliz”, expresó una de las seguidoras, en tanto que otro destacó: “Así como empezaron a haber capacitaciones de género debería haber de autismo, pero a demanda. Sobre todo los lugares que trabajan con niños. Hoy es 1 de 60 chicos. En el cole de mi hijo en su curso son 3 en 20. Así que creo que tiene que haber educación para que podamos incluir”.
Por su parte, el debate abierto también generó respuestas como: “Tienen su estructura armada, un plantel que cumple reglas y desconoce cómo manejarse en situaciones especiales porque no están preparados. Lo mejor es ponerse de acuerdo explicando el caso, no enojándote y frustrando el paseo de Antonio, denunciando en redes, con consecuencias”.
Algunos usuarios además compartieron experiencias similares al señalar que no es un caso aislado, mientras que otros argumentaron que las reglas son necesarias para el funcionamiento ordenado de tales establecimientos.
No es la primera ocasión en que Oliván enfrenta situaciones similares, ya que el último año se produjo un inconveniente en Aeroparque cuando se dirigía al mostrador de una aerolínea y el personal no le dio prioridad de paso a su hijo. “Después, en Migraciones, dije otra vez que tenía un nene con autismo. Era como la quinta vez que lo decía. Por supuesto se me escapó, lo corrí, lo tuve que meter en el baño de discapacitados para aguantar un rato”, continuó.
Recién allí, la periodista logró que la hicieran pasar por una fila más corta pero todavía faltaba una más. “Estaba haciendo otra cola de 20 personas. Una persona que estaba atrás mío preguntó si yo no tenía prioridad. Y el de Migraciones dijo: ‘que les diga a los de adelante que tiene prioridad’”, agregó María Julia.
El diálogo con el personal de Migraciones continuó en malos términos. “Por supuesto me empezó a cagar a pedos, a decirme que no me tengo que poner nerviosa, que yo tenía que avisar. Como si fuera algo novedoso la ley de autismo, la ley de discapacidad. No podés ser tan forro. Pero este es un país lleno de forros”, afirmó, y continuó con su descargo: “Tanta pelotudez con el lenguaje inclusivo, con los cursos de mierda que hacen que gastan una fortuna. ¿En este país nadie sabe lo que hay que hacer con un chico con autismo? ¿Nadie sabe que a una mamá de un chico que se le escapa no es un maleducado, sino que es un chico que tiene un autismo y tiene un montón de estímulos y se pone nervioso? “.
Siempre en un tono enérgico, la periodista continuó con su argumentación: “La próxima me voy a poner un cartel porque es más humillante agarrar a tu pibe del piso 500 veces y decirle a los brutos de Migraciones y de Seguridad Aeroportuaria que tenés un nene con autismo, que ponerte un cartel con un certificado de discapacidad”, aseguró. “Encima te revictimizan porque lo tenés que decir 80 veces. Imagínense, para que yo me sienta mal, que me chupa todo un huevo y que tengo un montón de orgullo por mi hijo, lo que debe ser eso”, añadió, y apuntó contra las autoridades: “Hablan del lenguaje inclusivo, escuchan reggaeton, pero cuando hay que incluir realmente tenés que meter a tu nene en un baño porque si no se te escapa, porque nadie sabe una mierda”.