Claudia Schiffer, la modelo alemana que buscó opacar la carrera de Valeria Mazza

Los 90 estuvieron marcados por las top model. Y cuando en el mundo reinaba una alemana, una argentina apareció en escena. De inmediato, las comparaciones fueron inevitables. Y también las “tensiones”, como reconocería muchos años más tarde la propia Valeria

Parecidas, pero diferentes: Claudia Schiffer y Valeria Mazza, en 2011, cuando las rispideces ya era parte del pasado (Getty Images)

Era un secreto a voces la competencia descarnada entre una modelo que parecía llevar la corona que otorgan los mejores diseñadores y las grandes marcas, y otra que recién surgía. El origen no las emparentaba: una era de Alemania y la otra, de Argentina. Pero la belleza sí. Y el parecido físico también. Por eso, a Claudia Schiffer -la dueña de aquel cetro- no le hizo gracia la aparición de Valeria Mazza -a quien muchos creyeron ver como aspirante al trono-. Y... “No me la hizo fácil”, reconoció recién ahora -casi tres década después- la rosarina criada en Paraná, que llegó a triunfar en las pasarelas de Europa allá por los 90.

Aunque “Claudia ya era Claudia”, como grafica Mazza, Schiffer percibió en aquella novata a una rival directa. Y un poco presa de la envidia y otro tanto de los celos, colocó piedras en su camino a la elite del modelaje. “Siempre hubo tensiones entre nosotras, las pasarelas pueden ser un lugar competitivo”, reconoció Valeria en uno de los episodios de Un sueño dorado, su documental en Paramount+ estrenado el domingo 8 de octubre. Y así, le puso voz pública a un secreto añejo que poco tenía de privado.

Claudia Schiffer

Lo dicho: la década del 90 le perteneció a las supermodelos. Por encima de las actrices y las cantantes, eran las celebridades máximas. Trascendieron la moda, saltando de las pasarelas a las pantallas televisivas y los sets de filmación del cine. Acapararon la atención de la prensa. Marcaron tendencias, impusieron modas. Protagonizaron los romances más comentados. Cindy Crawford, Naomi Campbell, Helena Christensen, Kate Moss, Linda Evangelista, Tyra Banks y Elle Macpherson. Y por sobre todas, la gran estrella: Claudia Schiffer, la más famosa de las top models.

Nacida el 25 de agosto de 1970 en Rheinberg, Alemania, aterrizo en el mundo fashion con 17 años. Antes, Claudio había sentido como una condena a esos 180 centímetros de altura que cautivarían a las pasarelas más afamadas. La acomplejaron en su etapa escolar. Sus compañeros se burlaban por esa característica que la distinguiría en la moda: sufrió bulliyng por el solo hecho de tener una estatura superior a la mayoría de los varones.

Claudia Schiffer en uno de sus primeros desfiles (Foto: @70skiss)

A la par, por provenir de una familia acomodada económicamente, también vivía cuestionamientos. Todo cambió en la secundaria, ya en plena adolescencia: ese estilo que la marcaría siendo mayor, lo inició en sus últimas periodos en el colegio. Y es que en un momento la situación se revirtió. Aquellas risas hirientes mutaron en adulaciones que, de todos modos, la joven Claudia jamás buscó. Ese giro a la popularidad y el reconocimiento la tuvo sin cuidado. “Nunca sentí la necesidad de estar en el foco de atención. Nunca me interesó buscar eso cuando era chica, ni tampoco de grande”, contó en alguna oportunidad, durante la presentación de una campaña para la marca de ropa Guess, cuyas publicidades asentaron su fama.

Schiffer no tenía pesando dedicarse al modelaje cuando el agente Michel Levaton la descubrió en un pub de Düsseldorf y le recomendó que se presentara en su agencia. Esa joven de 17 años aceptó el consejo y al otro día fue a las oficinas, con un book precario bajo del brazo. “Cuando empecé, no fui a la agencia y dije: ‘Quiero ser modelo’. Nunca lo vi como: ‘Quiero ser famosa’. Lo enfoqué más bien como: ‘Quiero ser buena y llegar a lo más alto’”.

Claudia Schiffer

Recién una vez que terminó sus estudios se mudó a Francia, donde empezó a trabajar y a ganarse un nombre en la capital de la moda. Una de sus primeras producciones fue para la portada de la publicación ELLE. Casi en simultáneo, cuando las firmas se peleaban por ella, firmó contrato con Chanel para ser el rostro visible de la marca. Cuando la vio, Karl Lagerfeld, diseñador y dueño de la firma, suspiró: “El sol aún sigue brillando”. Al comienzo de los 90 Schiffer ya había desfilado para las principales pasarelas del mundo, con firmas como Versace, Valentino y Dolce & Gabbana, entre otras.

Su llegada representó un cambió de paradigma: fue la primera modelo en aparecer en la tapa de RollingStone, Vanity Fair y hasta The New York Times. Algo que parecía impensado en aquellos años, ella lo hizo posible. Nada ni nadie salía de su eclipse; al pasar, Schiffer dejaba una estela. Eso hizo que hasta las bandas de rock la convocaran para sus videoclips, como sucedió en “Say it isn´t so”, de Bon Jovi.

Cindy Crawfor y Claudia Schiffer con el diseñador Karl Lagerfeld, quien dijo que con la aparición de la alemana "el sol volvió a brillar"

El cine no podía quedar ajeno a sus encantos: los grandes productores también se interesaron en Schiffer. Más allá de que no era actriz, se las ingenió para encontrar su lugar. Su primer trabajo en el séptimo arte fue en Richie Rich, en 1994. Esa interesante participación le valió varias nuevas apariciones en otros filmes, como Zoolander y Love Actually. En la pantalla grande, también brillaba.

Aquellas luces que la seguían adonde fuera, la propia Claudia las apagaba en su vida privada: siempre intentó mantener un perfil bajo, tratando de que no trascendieran ciertas cuestiones íntimas. No obstante, una de sus relaciones más recordadas fue la que mantuvo con el mago David Copperfield. Estuvieron seis años juntos, hasta que se distanciaron en 1999. Ese fue su romance más mediático; siendo los dos, por aquel entonces, grandes figuras.

Claudia Schiffer y David Copperfield (Foto: Steve Fenton/Shutterstock)

En el 2002 conoció al amor de su vida: el cineasta Matthew Vaughn. Tienen tres hijos: Caspar, Clementine y Cosima. Dicen los rumores -que ella nunca desmintió- que cuando Vaughn le pidió matrimonio, en vez de entregarle la clásica alianza, le obsequió una tortuga. Esa situación, fuera de lo común, parece que la terminó de enamorar. El tiempo finalmente le dio la razón a Matthew, ya que todavía siguen unidos, dos décadas después de haberse visto por primera vez.

Claudia Schiffer con su pareja y sus hijos (Foto: Shutterstock)

En 2010, cuando se hablaba de su retiro a los 40 años, Claudia Schiffer volvió a saltar a las pasarelas: presentó la nueva colección primavera/verano de Versace, firma que nunca abandonó. Ella misma contó que no se imaginaba desfilando a esa edad, pero lo hizo por quien la había convocado en sus comienzos.

Hoy, a los 53 años, sigue ligada al mundo de la moda desde el aspecto empresarial y como productora. La última vez que desfiló fue en 2017 en La Semana de la Moda, en homenaje a... sí, Gianni Versace, claro, el desparecido diseñador al cual siempre le estará agradecida. Uno de los roles de los que más disfruta por estos días es el de comisaria de una exposición de moda que está en Captivate. Allí hay muestras fotográficas inéditas de toda su trayectoria, material que nunca vio la luz en los medios y solo se puede encontrar allí.

En busca de tranquilidad, no hace mucho la familia se mudó a una casa de campo, procurando otros aires y alejarse del ruido. Residen en Suffolk, un pueblito de Inglaterra. Solo se mueven de allí cuando el trabajo lo requiere, y solo si es realmente necesario. Schiffer convivió con tanta exposición durante su época de gloria que ahora parece precisar todo lo contrario para resguardar a los suyos.

No hace mucho, en una entrevista le preguntaron por las nuevas generaciones. Al surgir, a Claudia la consideraron la sucesora de Brigitte Bardot. Ahora que ya no está, la necesidad de llenar ese espacio se vuelve algo complejo. Incluso, la alemana sostiene que no ve a nadie con esa capacidad. “No voy a un desfile desde hace siglos, y cuando voy, viendo caminar a las modelos, sinceramente pienso que gracias a Dios no soy una de ellas”, dijo, crítica.

“Cuando empecé como modelo no hablaba nunca, odiaba ser el centro de atención. Ahora es distinto; las chicas piensan en ser famosas. Eligen la profesión por la fama, no porque les gusta la carrera”, agregó Claudia Schiffer. Sus palabras quedan plasmadas en su nuevo estilo de vida, lejos de todo, intentando pasar lo más desapercibida posible, sin que siquiera se la nombre.

Claudia Schiffer, en febrero de este año (Foto: Shutterstock)