“Peluca” Brusca: de la curiosa impresión que Guido Kaczka se llevó al conocerlo a su noviazgo con Laurita Fernández

A solas con Teleshow, el productor recuerda sus comienzos en la televisión, las anécdotas por su look y celebra su relación con la conductora

Entrevista completa a Claudio Peluca Brusca por Candela Mazzone

Poco se conoce del trabajo que existe antes de que una cámara se encienda. Y todo lo que sucede detrás de lo que se ve al aire, mientras el ciclo televisivo se emite. Lo cierto es que, además de la labor de conductores, cronistas y panelistas, cada programa demanda muchas personas en la producción, que se ocupan de que todo esté en armonía. Y de ir buscando lo que la audiencia demanda. Si pensamos en una productor que defina la tevé de estos días, y que conozca perfectamente lo que sucede en la industria, ese sería Claudio Peluca Brusca.

Empezó su carrera casi dos décadas atrás, y desde hace 14 años es el productor ejecutivo de Kuarzo: es la mano derecha de Guido Kaczka y afirmó estar ”eternamente agradecido con él y la productora”. Nervioso pero simpático y agradecido por la oportunidad de hablar de su carrera, Claudio se sienta en el estudio de Infobae para narrar su experiencia como integrante de innumerables éxitos a nivel rating, de su trabajo con figuras de renombre y de cómo es haber conocido al “amor de su vida”, como define a Laurita Fernández.

—¿Cuándo dijiste: “Quiero dedicarme a este mundo”?

—Fue muy loco, porque yo nunca quise ser productor de televisión. De hecho, doy clases en la universidad y les cuento a mis alumnos que hacía todo lo posible para no quedarme. Yo soñaba con ser periodista.

—¿Y cómo llegaste a la tele?

—No me dedicaba absolutamente a nada relacionado a la televisión sino que trabajaba como podía: estaba como ayudante de cocina en una pizzería de Ramón Mejía y, a su vez, era pasante en la radio de la Universidad de La Matanza. Producíamos un programa de entrevistas para famosos, y un día vino Gastón Pauls. Unas horas antes decidí escribirle una carta con un miedo impresionante. Cuando terminó la entrevista, había muchísima gente esperándolo para sacarse fotos y le dije: “Tengo que entregarte algo”. “Lo voy a leer y te voy a llamar”, me dijo. Me acuerdo que me miró a los ojos, y yo le creí.

Peluca conoció a Gastón cuando era pasante de la Universidad de La Matanza y actualmente siguen en contacto

—¿Cuántos años tenías?

—21 años. Pasaron dos semanas, como mucho. Creo estaba con mi bicicleta por cruzar las vías...

—Estabas la espera.

—Sí, sí, estaba a la espera, pero no conocía demasiado de este mundo. Entonces dije: “Bueno, se va a olvidar. Le habrán entregado una carta más de las que le habrán dado”. Y cuando estaba por cruzar la vía con mi bicicleta, empieza a pasar el tren. Freno, me suena el teléfono, no escuchaba nada. Y escucho la voz de él, que era muy identificable, y me dice: “Tenés que ir a la calle Virrey Arredondo 2959, te va a estar esperando tal persona te va a tomar una entrevista y en un tiempo nos vemos”. Y fue así. Al otro día fui hice una entrevista de trabajo y me dijeron si podía arrancar a trabajar. Me acuerdo que mi reacción fue: “¿Le puedo avisar a mis viejos? Porque no tengo crédito en el celular...”. “Sí, está lleno de teléfonos acá; usá cualquiera, presioná el 0 y salís”, me dijeron. Fui a avisar a mi casa y al otro día, pedí una licencia.

—¿Qué dijiste en el trabajo que tenías?

—Mi jefe en ese momento, Sergio Barberis, que hoy es amigo, me dijo: “No te voy a dar una licencia, te pido que renuncies porque vos no vas a volver nunca más. Y cuando vuelvas a la universidad, vas a volver de profesor”. Y así fue. Con el tiempo me di cuenta de que tenía muchas cosas de productor: resolvía situaciones de la vida cotidiana y tenía esa velocidad para hacerlo, en el barrio, en la calle, en el club, y entendí que podía aplicar todo eso que yo era, en mi trabajo. La simpatía, hacer que el otro esté de buen humor, eran mis mayores virtudes, y podía aplicarlo en lo laboral.

Peluca con el director televisivo Flavio Rondelli, la productora Lorena Dappen y Guido Kaczka

—¿Cómo siguió tu carrera?

—La productora de Gastón cerró y ahí paso a trabajar a Ideas del Sur con el reality de High School Musical, donde ganó Fer Dente. Después hice una película. Pasan los años y vuelvo a recibir otro llamado de Gastón y vuelvo a trabajar con él. De ahí me convocan para Niní: era el regreso de Florencia Bertotti la televisión después de Floricienta, ella era una mega estrella. Fui con unos pantalones Oxford, unas sandalias y un morral colgado, y yo tenía el pelo gigante que me lo dejé crecer cuando una novia me dejó. Hago la entrevista para Niní. Me llama el productor ejecutivo y me dice: “Pelu, estamos con un problema. Guido te vio salir y me dijo: ‘¿Posta ese pibe va a ser el productor de la novela?’. Y yo le dije: ‘Mirá, te juro que no es lo que parece...’”. Yo tenía 25 años. En el 2023 no es para tanto, pero hace 14 años sí había un formalismo, y yo caí a la entrevista en sandalias, imaginate...

Peluca se convirtió en uno de los productores más queridos para Guido Kaczka; y no solo por su particular look

—Después pegaste onda con Guido.

—Sí, re. A las dos semanas de grabación de la novela Guido me separa a un costado y, palabras más, palabras menos, me dice: ”Che, disculpá, yo dije tal cosa de vos”. Y a partir de ahí arranqué una relación increíble. La novela duró un año y pico, después yo seguí mi camino de productor e hice un par de ficciones más, y al tiempo Guido me llama para decirme que iba a hacer un programa en Canal 13 de juegos con viajes parecido a lo que era El último pasajero. Yo no quería salir de la ficción porque ya tenía un recorrido, pero dije: “Bueno, pruebo”. Y ese probar se transformó en que no salí nunca más. Pasaron los años y me transformé en el productor ejecutivo.

—Hablemos de tu relación con Laura. ¿Cuándo pasaste de verla como una compañera de trabajo a decir: “Me gusta”? ¿Qué te enamoró de ella?

—Me enamoré del día a día. Nosotros grabamos el programa (Bienvenidos a bordo), a partir de las 7:30, y a esa hora en un canal la gente se fue, y se sentía más la remada. En un momento empecé a sentir que esa persona me fascinaba: no podía entender que existiera una persona que le pusiera tanta garra y entusiasmo a querer hacer todo cada día mejor. Eso me fue encantando. Y me encantaba las cosas que decía, las cosas que pensaba. Me encantaba que a mí me guste cada cosa que ella proponía.

Laurita y Peluca se conocieron trabajando y jamás se separaron

—¿Cuándo dijiste: “Me la juego”?

—Imaginate: yo ni siquiera podía ir a tomar algo con mis amigos y decirles “Che, me gusta Laurita Fernández”. ¿Qué iban a decir mis amigos del colegio de Ramos Mejía? “¡Pelu, estás re loco! Vas a perder el tiempo, te vas a meter un lugar completamente innecesario, y empezás a maquinarte y a ver cosas”. Me acuerdo que yo veía notas de ella sobre qué le gustaba de los tipos, y en realidad, malísimo, porque todos los tipos que le gustaban no tenían nada que ver conmigo. Y yo decía: “Pero pará, yo no tengo ni una madre famosa ni soy famoso. Yo no bailo. Yo no encajó acá”. Hasta que en un momento fui con fe, con confianza.

—¿Vos diste el primer paso?

—Ella va a decir que no, pero yo voy a decir que sí.

—¿Cómo es trabajar con tu pareja? ¿En un momento, cortan?

—No, no, cero. Yo me enamoro de Laurita día a día y me enamoro con el día a día. No encuentro otra fórmula. Quizás viene todo de familia: mis viejos están juntos hace 45 años, aguantando y remando el día a día, y para mí el amor tiene que ver con eso. Mi día a día tiene que ver ahora con Bienvenidos a ganar, con el programa que estamos haciendo para Canal 9, con los proyectos, y los de Laura también, y a mí eso me fascina. No cortamos, siempre surge. Pero también surge en un montón de otros temas, porque surge Matilda, y proyectos nuevos, y porque surge “no sé hacer una receta nueva para cocinar” o salimos a correr, o salimos a caminar, o vamos al cine. Entonces, todo es muy dinámico.

El productor y la conductora preparan un nuevo ciclo de entretenimiento para Canal 9

—¿Te gustaría casarte con Laura?

—Primero me divierte mucho el tema de la fiesta porque tengo una familia que es muy parecida a la familia de Laura y creo que el casamiento puede ser muy divertido. Lo que pasa es que muchas veces cuando vos estás con una persona que tiene tanto trabajo y que tiene tantos proyectos, no lo digo solo de palabras que suenan bien, sino palabras que son reales, cuando alguien de verdad tiene tan ocupado su día a veces son difíciles las coincidencias para generar algo así. Si llega a coincidir y si se llega a dar, ojalá; y si no se da, está espectacular igual porque mientras me siga levantando a su lado y me siga pasando lo que me pasa ahora, todos los días, está genial.

—¿Y tener hijos? Te he escuchado en más de una oportunidad decir que te gustaría ser padre.

—Yo creo que ya estoy formando mi familia. Mientras estaba esperando para hacer la nota acá le estaba mandando un mensaje a mi suegro, al padre de Lau. Y ya pienso si el fin de semana voy a hacer un asado y va a venir la madre de Lau, y pienso que tengo que hablar con mis viejos o que tengo que pasar a buscar tal cosa y que ya somos una familia. Así estamos bien. Y también: si tiene que pasar, pasará.