En medio de las vacaciones con sus amigos en la costa del mar Mediterráneo, una melodía resuena en la cabeza de Pablo Alborán. Enseguida sigue su impulso y les hace escuchar el boceto de una canción. Entre la alegría, el amor y el canto de todos, se da cuenta de que es uno de esos instantes que quiere atesorar para siempre. Esa misma esencia buscó transmitir en La Cuarta Hoja, el último álbum que lo llevó a hacer una gira internacional que ya desembarcó en Latinoamérica. “Empecé a escribir sobre esos sentimientos sanos. Los amigos, la familia, el estar vivos, el poder viajar, el sentarte en una silla y ver la tarde pasar y ser feliz; los pequeños detalles. Es un disco que nace desde ese amor”, afirma el artista.
En un mundo donde todo es cada vez más rápido, más superficial y virtual, y el amor parece depender de un like, el español busca parar la pelota: “El ritmo que llevamos, las redes sociales, lo que se escucha muchas veces en las canciones, en la televisión, en las series, es un amor materialista, inmediato. El mundo que vivimos fomenta la rapidez de las cosas, ahora lo que interesa es el culo, la ropa, sin ropa. Hay cosas más importantes”, advierte.
A lo largo de las 11 canciones, en La Cuarta Hoja -sexto disco de su carrera- el cantante no solo reivindica los valores del amor, sino también de la amistad. Además cuenta con las colaboraciones de Aitana, Álvaro de Luna, María Becerra, Leo Rizzi y Ana Mena. El álbum también marca la búsqueda de un nuevo sonido en la música de Alborán. El comienzo con “Carretera y Manta” refleja el paso a ritmos más movidos.
—¿Cómo ves el amor actual?
—Creo que se nos ha olvidado el compromiso, no el compromiso con el otro, sino con uno mismo: el ser leal, cuidar lo que tienes, los valores que hace que las cosas sigan y perduren. A mí me gusta creer en ese amor. No quiere decir que sea un amor anticuado. A mí me gusta la carne, el piel con piel, mirar a los ojos, reírme, pero el amor de verdad se busca, con el corazón abierto, con tiempo y sin ningún prejuicio.
—Y hoy en día, ¿qué te inspira más: el amor o el desamor?
—Depende. Antes pensaba que cuanto más jodido estaba, más ganas de escribir tenía. Y hay veces que cuanto mejor estoy, inclusive soltero y con mis amigos, mis idas y venidas, mis viajes, de pronto ahí tengo un espacio gigante para que fluya muchísima inspiración. Mensajes que he retenido en mi cerebro, viajes que he tenido, historias de otras personas que me han contado y que las vivo a través de mis canciones.
A rodar
Con la tristeza de terminar su gira por España y despedirse de su casa, pero con la alegría de llegar a Latinoamérica, Alborán afronta la segunda parte de su tour La Cuarta Hoja. El artista comienza una seguidilla de más de 25 shows que lo llevarán por todas partes: México, Uruguay, Argentina, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Panamá y Chile. La lista parece larga, pero él no está extenuado: una sonrisa y una tierna mirada -del otro lado de la pantalla en esta nota por Zoom- reflejan la ilusión y el entusiasmo tras reencontrarse con sus fans.
—¿Qué sentís de llegar a Latinoamérica? Particularmente te consulto por Argentina, donde te tenemos un cariño muy grande.
—Pues Argentina es mi segunda casa, es el lugar que me dio la posibilidad de abrir las puertas para toda Latinoamérica. Al principio de mi carrera, con mi canción “Solamente Tú”, con las novelas, hemos podido trabajar muchísimo. He conocido grandes artistas argentinos, he podido tocar en muchos de los lugares emblemáticos de Buenos Aires, y el poder volver siempre es el mejor regalo.
—¿Qué es lo que más recordás de tus visitas al país?
—Lo que siempre retengo de Argentina es la buena vibra del público. Recuerdo los primeros años. Había distintos clubes de fans, el Club Karamelo, el Club Oficial, el Club Novia de Alborán, y cada vez que salíamos del aeropuerto era una locura porque tenía que saludar a todo el mundo por grupos. Al final armaron el club de fan gigante y cuando tú llegas al aeropuerto te encuentras el mismo club, pero a lo mejor con sus camisetas de diferente color, todo con tal de ayudar y que sienta que están ahí, que no me han soltado nunca.
La suerte
—En el concepto de La Cuarta Hoja aparece también el trébol, símbolo de suerte. ¿Sos supersticioso?
—Te diría que no, pero algo de superstición sí que tengo. Por ejemplo, antes de salir al escenario, siempre abrazo a mi equipo en un orden específico. Por el orden de llegada que han tenido a mi vida, desde los más antiguos hasta los más jóvenes. Pero luego sí que tengo una Virgen de Guadalupe, aunque no soy religioso, y la guardo bien fuerte. Luego hay veces que he tenido que deshacerme de supersticiones. En las primeras giras siempre me ponía las mismas botas y era unas botas grises, terribles, horribles, que no pegaban con nada. Y me pasé haciendo la misma gira con las mismas botas durante un año y medio entero. Y ya terminó la gira y dije se acabó.
—¿Resistieron las botas?
—Resistieron las botas y resistieron los demás, ¿sabes? (risas). Pero ya dije: hay que mudar un poco estas manías, no soy supersticioso como tal. De hecho, cuando veo que me voy a agarrar a una superstición, corriendo me deshago de ella.
—¿La Cuarta Hoja también tiene que ver con la suerte?
—Se dice que el trébol de cuatro hojas da suerte y es muy difícil encontrarlo. Pues decidí llamarlo así porque al final esa cuarta hoja del trébol eres tú mismo. La buena suerte se cultiva y uno la busca. No hay que buscar siempre allá afuera, sino aquí dentro. Me pareció interesante porque es un disco que traslada mucha luz, color, espectáculo, ternura e intimidad.
A los premios
Como cada año, la Academia Latina de la Grabación anunció a los nominados para una nueva edición de los Grammy Latinos. Alborán fue uno de los más reconocidos, con cinco nominaciones, y se transformó en el artista español más nominado en la 24° edición. Figura como candidato en las categorías grabación del año (”Carretera y Manta”), álbum del año (La Cuarta hoja), canción del año (”Amigos”, junto a María Becerra), mejor álbum vocal pop (La Cuarta Hoja) y mejor canción pop (”Contigo”, junto a Sebastián Yatra).
La entrega anual de los premios será el 16 de noviembre en Sevilla, la primera vez que se celebren fuera de los Estados Unidos. Desde vestirse con ropa plateada hasta usar calzoncillos con dibujos de águila, el artista probó de todo para quebrar la mala racha que lo persigue: fue nominado 29 veces a los Grammy y hasta ahora nunca pudo llevarse un galardón.
—Se vienen los Latin Grammy. ¿Qué esperas de este año?
—Los Grammys me ponen muy muy muy nervioso, porque no sé qué va a pasar. Además, este año son en Sevilla, aquí, al lado de mi casa. Tengo un disco donde he trabajado muchísimo. Ha sido difícil también: veníamos en mitad de la gira. Pero es verdad que vivimos un momento donde hay muchísima música, muchísimos proyectos.
—¿Este año vas a tener alguna cábala especial? Recuerdo cuando usaste calzoncillos de águila para la suerte.
—No, no, este año nada. He decidido que a mí la superstición no me va, así que voy a dejarlo ir. Voy a dejar fluir y que pase lo que tenga que pasar, porque como yo me enganche ahora a un águila, a un búho, a un trébol de cuatro hojas, ya me muero. Si es sí, genial. Y si no, genial también.