1. —De chico soñabas ser…
—Lo único que siempre se me ocurrió fue ser actor o algo referente al mundo del teatro. Tenía dos tías que nos llevaban mis hermanos y a mí a ver teatro todo el tiempo. Algo que me sucedió desde muy chiquito, y es ese momento cuando se apagan las luces en la sala de teatro y uno sabe que algo maravilloso va a suceder entre los actores y el público. Esa sensación me atraviesa el cuerpo hasta el día de hoy.
2. —Creciste en…
—El barrio de Almagro. Mi familia estaba formada por mi papá Alberto, médico cardiólogo, mi mamá Silvia, ama de casa, mis hermanos más grandes, Cristian y María Silvia, y un hermano más chico, Hernán. Fui 12 años al colegio San Francisco de Sales, que en ese momento no era mixto, y también pasaba mucho tiempo en el Parque Rivadavia, en Caballito.
3. —¿El juego favorito de tu infancia?
—Me gustaban mucho los videojuegos. En el colegio jugaba mucho al fútbol, no porque me encantara jugarlo ni fuera bueno, pero era lo que nos proponían. Lo que realmente me gustaba era el vóley y jugaba muchísimo en el verano.
4. —Terminaste el secundario y decidiste estudiar teatro en la escuela de Luisina Brando.
—Era lo que más quería y lo único que necesitaba para realizarme. Decidí estudiar en su escuela porque Luisina me gustaba mucho como actriz. También daba clases Berta Goldenberg y Roxana Rondón, dos excelentes maestras. Aprendí la ética en el laburo, a buscar siempre algo más, a entender desde otro lugar los textos, a siempre verlos, no solo quedarme en la primera lectura. Aprendí sobre vestuario, maquillaje, iluminación. Aprendí fundamentalmente la rigurosidad y el respeto por el escenario. Me dieron armas para componer personajes y desafiarme, estudiar y leer mucho. Hay algo en la ética del trabajo y en el amor al teatro que ellas tenían como profesoras que fue lo que más aprendí.
5. —Un día fuiste a ver La zapatera prodigiosa, protagonizada por Carolina Papaleo en el Lola Membrives, y entonces…
—Estudiaba canto y comedia musical, y al lado mío estaba sentada una señora que al terminar la función me preguntó si yo trabajaba en televisión. Le respondí que no. Yo era muy joven, tenía 19, 20 años, y ella me dijo que si me interesaba el lunes la fuera a ver a Canal 13. Era Patricia Weber, la productora de esa época de Montaña Rusa. Se estaba generando un nuevo proyecto, Amigovios, y estuve un mes haciendo castings pero el personaje lo ganó Fabián Mazzei. En medio de la frustración me dicen que si surge algún personaje me iban a llamar. Pensé que lo decían por decir, pero apareció uno en Montaña Rusa solo por 15 capítulos: a los 10 me anunciaron que seguía hasta fin de año y el siguiente también. Fue una felicidad y una suerte muy grande empezar en el programa adolescente de esa época, con ese elenco genial, que hasta el día de hoy somos compañeros y amigos, con un director maravilloso y una productora que nos enseñó mucho de la profesión.
6. —La primera vez que viste a Natalia Oreiro…
—Pensé lo mismo que pienso hoy en día, porque no cambió absolutamente nada. Sus ganas, el esfuerzo, la inteligencia, no sólo para abordar los personajes y cualquier emprendimiento, sino para armar, en el mejor de los sentidos, su carrera, su profesión. Es una apasionada y respetuosa del trabajo y tiene una rigurosidad genial para trabajar. Es una gran compañera, y lo es desde los 17, 18 años que la conozco. Siempre, siempre, ni bien la veías, ya en el 90 y pico, sabías que no sólo por su talento y su belleza, sino que su inteligencia para manejarse en un medio que puede ser muy complicado y su transparencia, la iban a llevar a donde está hoy, a esta carrera de prestigio, de buena compañera y de éxito.
7. —¿Te harías una cirugía solo por estética?
—Sí, claro que sí. Depende de qué. Hay cosas que me dan miedo que me cambien mucho. Si modifica mucho mis facciones, mi aspecto o lo que fuera, lo pensaría más. Pero a priori, si es algo para, entre comillas, solucionar, arreglar, embellecer o algo que supongo que me va a servir a mí, no tendría problema.
8. —¿Un artista con el que nunca trabajaste y te gustaría trabajar?
—Ricardo Darín, pero no sólo por su talento, sino porque creo que es un tipo con el cual te llevarías muy bien trabajando. Me gusta su manera de pensar, su humor y además es un éxito asegurado si trabajas con él. Pero más allá de lo talentoso y de lo artístico, me divertiría compartir el laburo.
9. —Una opinión de la televisión actual.
—Siempre veo mucha tele, no tengo prejuicio, y si no me gusta algo lo cambio, creo mucho en el poder del control remoto, o sea que creo que las cosas que están, si están, por algo es. Le hablo mucho a la tele mientras miro, me enojo o me río, me divierto y me gustan todo tipo de programas. Creo que caímos en la tele del juicio, del que todo lo sabemos, del que muchas veces la pregunta es más importante que la respuesta, del no dejar poner un punto y avasallar con una repregunta. Me parece que los que hacemos tele tenemos que luchar mucho contra eso. Más allá de eso, me parece que la tele de hoy en día si está así, con los programas que hay y con este tipo de formatos, es porque evidentemente nos gusta.
10. —En el baño de tu casa la tapa del champú combina con…
—Todo. Tengo tres dispensers: champú, crema, enjuague y gel de ducha. Los tres son negros, combinan entre sí y con todo el baño, que es blanco y negro. La contaminación visual no existe en mi baño: como no me gustan los distintos colores, ni envases, unifico las tres cosas.
11. —¿Tipo de música que preferís?
—No escucho ni conozco mucho de música. Generalmente cuando escucho música es algo más de teatro musical para seguir estudiándolo. Pero es poco probable que ponga música. Escucho radio con gente que me hable, informe o me divierta o entretenga.
12. —¿Lo que más te gusta hacer cuando no trabajás?
—Me gusta mucho estar en mi casa, con mis perros, limpiando. Como salida extra, alguna tarde, en el cine. Voy cuando hay poca gente o nadie, un momento que me parece genial.
13. —¿Alguna anécdota con Alejandro Romay?
—Cuando me convoca para Ricos y Famosos, en el medio del casting con Natalia, apareció él con un montón de gente. Algo sucedía cuando entraba porque sin hacer nada: emanaba respeto, poder, autoridad. Recuerdo que se metió a hacer el casting con nosotros, pedía cosas rarísimas, pero era muy divertido. Siempre decía que él no me había elegido sino la señora que trabajaba en su casa. Según contaba. le mostró los castings y al verme la mujer le dijo: “Este se parece a Remington Steele, el personaje que hacia Pierce Brosnan”. Y así quedé. Romay era muy accesible, cuando protagonizaba Ricos..., me llama a su oficina y me pregunta: “Te vi y me contaron que llegás en colectivo, ¿no tenés auto?”. Le contesté que no y que por el momento tampoco podía comprarlo. Entonces el canal me dio como un préstamo, compré el auto y fui devolviendo en cuotas la plata. Romay tenía esas esas actitudes: él quería mucho los actores, a la ficción, era muy cercano. Te invitaba a sus oficinas en Belgrano, que era un gran caserón, y organizaba unos largos almuerzos, Lo recuerdo con mucho cariño.
14. —“De chico era medio cocorito”: ¿verdadero o falso?
—Verdadero. Era muy contestador al cohete, muy guerrero con causas que no necesitaban serlo.
15. —En el supermercado tu góndola preferida es la de…
—Los productos de limpieza. Amo ver qué puedo llevar para limpiar, qué hay nuevo. Me gusta oler los productos, ver las bolsas de basura, los tamaños, los trapos, cualquier cosa. Todo lo que existe para la limpieza me encanta.
16. —¿El consejo que te dio Pablo Echarri cuando comenzaste en Canal 9?
—Pablo ya venía trabajando en el 9, y en un pasillo después de darme la bienvenida me aconsejó: “Acá la vas a pasar genial, vas a trabajar muy bien, pero sabé que acá y en todos lados, al no, se acostumbran”. Creo que es un muy buen consejo. Algunas veces pecamos de todo “sí, sí, sí”, y es cuando empieza a empastarse mucho la cosa, y después no sabés cómo volver para atrás. Está muy bien ser abierto, ser proactivo en el trabajo, pero en ciertas cosas también está bueno decir que no y poner límites.
17. —¿Tu experiencia como cadete en la Dirección Nacional del Registro Automotor?
—Fue genial. Estaba en una oficina con seis mujeres y era el único hombre, el mimado. Toda gente buena, desde la jefa hasta su secretaria y las otras chicas. Entré como cadete y me mimaban, me cuidaban, nos divertíamos, con ciertas responsabilidades obviamente, pero también como chicos de 18, 19, 20 años que están en su primer trabajo. Algunas veces me mandaban a llevar documentos y como eran importantes, me daban plata para ir en taxi. Todos me decían que fuera en colectivo y me quedara con la plata pero nunca me salió hacer esa avivada, entre comillas, esa cosa más de adolescente, de joven.
18. —Terminaste bailando en un boliche con Diego Maradona…
—En los 90, Clota Lanzetta, que era el relacionista público, nos invitó a Nancy Dupláa y a mí a un boliche. Cuando llegamos estaba Diego Maradona y quiso bailar con nosotros, supongo más con Nancy, que era muy muy famosa. Pero ella no quiso bailar en el VIP sino donde estaba bailando todo el mundo. Entonces se armó como un círculo enorme de seguridad y en el medio, Nancy, él y yo. Una chica se apiadó de mí, vio que me daba mucha vergüenza y se puso a bailar conmigo. Pero claro, imagínate la revolución: Maradona bailando en el medio de la gente como si fuera uno más. Y el círculo armado era peor, porque ni siquiera nos perdíamos en la muchedumbre, un papelón.
19. —¿Una costumbre ajena que te molesta?
—Todo lo que tenga que ver con ruido al comer, la boca abierta. La mala educación al comer, no la puedo tolerar.
20. —Para el orden en tu casa…
—Creo que nadie limpia mejor su casa que la persona que vive en ella, si es que le gusta, le interesa y le pone ganas. A mí me encanta ordenar, limpiar. Me relaja, no me cansa, me gusta probar nuevos productos, me gusta lavar, limpiar, ordenar. Hay cierto momento del día, y fundamentalmente a la noche, cuando veo mi casa ordenada y limpia donde me siento orgulloso de lo que conseguí. Seguramente hay gente que tenga más y seguramente gente que tenga menos, pero es lo que tengo, me costó y lo cuido. Es mi lugar, me gusta verlo desde esa perspectiva y ver lo que logré y cómo lo cuido. Que al volver, mi casa me reciba. Y sí, nadie limpia como yo, porque me trepo a lugares que nadie se treparía.
21. —Protagonizabas la obra Cenicienta y dejaste a Flor Peña cantando sola en el escenario...
—Con Flor tenemos un gran problema: me causa mucha mucha gracia todo lo que hace y nos tentamos mucho. Estábamos haciendo una función y ella tenía que salir por una chimenea pero su vestido era tan grande que quedó atascada. Después, con unos paneles móviles, la casa se transformaba en un palacio, pero se vino todo para adelante y Florencia entra totalmente tentada con el resto del elenco tratando de sostener la escenografía como si nada. Yo, que estaba en escena, ya no podía más, así que muy “principescamente” me levanté, me fui y la dejé cantando sola. Era insostenible la situación.
22. —Los mejores días fueron, son y serán…
—Los que puedo ir a hacer función y volver a mi casa. Los que puedo estar disfrutando con mis perros, ver una película, una serie, cocinar algo, comer y disfrutar mi casa. Esos son los mejores días para mí.
23. —¿Una maldad que te gustaría hacer?
—No sé si es maldad o alguna fantasía medio inocente, pero en algún que otro momento, cuando iba a trabajar en algún canal y estaba cansado, flasheaba hacer saltar los tapones, alguna estupidez así como para volver a casa. Por supuesto, nunca lo hice, porque para hacer saltar algo de luz de un canal de televisión se necesita mucho más que meter un cuchillo en un enchufe.
24. —Que te reconozcan por la calle…
—Me halaga. Creo que a todo el mundo le gusta que lo reconozcan y le digan cosas lindas. Cuando me dicen que se rieron con algo que hice y pasaron un buen momento, me parece genial, pero si hay mucha gente escuchando o viendo, me da mucha vergüenza. Cuando era adolescente era más griterío y ahí sí me ponía muy incómodo, me daba hasta taquicardia. Ahora no; creo que es la comprobación desde algún lugar de que lo que haces está bien y le llega a la gente.
25. —Lo tuyo es mío fue…
—Una comedia con Cecilia Dopazo, Vero Lozano y Marcelo Mazzarello, escrita por Atilio Veronelli y con Rodolfo Ledo a la cabeza. Estaba todo dado para que fuera un exitazo y estuviera buenísimo, pero son esas cosas que no encuentran el rumbo, más allá de ciertos problemas internos. Siempre nos acordamos con Vero de que el programa se daba los domingos y nosotros los lunes pedíamos que lo cancelen. Nadie tenía otro trabajo, había mucha gente involucrada, muy talentosa, pero cuando no se encuentra el rumbo, no se encuentra, y entonces preferíamos que lo levantaran antes de seguir buscando infructuosamente algo que no conseguíamos.
26. —¿Tu lugar favorito de la Argentina?
—Mar de Plata. Desde muy chico iba los tres meses de verano, teníamos un departamentito, llegábamos muy temprano, en diciembre, y nos íbamos hasta un día antes de empezar las clases. Hasta nos comprábamos el guardapolvo y todo allá. Amo Mar de Plata. Fueron casi 20 años de ir todos los veranos tres meses y pico; después, haciendo temporadas. Amo el clima, en verano, en invierno, con frío, con calor. Me encanta su gente. Tengo la idea dentro de unos años de vivir ahí.
27. —Por ser galán de la tele, un director de teatro del San Martín…
—Hace muchos años, cuando hacía novelas, había una convocatoria para audición de distintos actores para una obra, quise participar y no me convocaron por ser galán de novelas en ese momento. Obviamente fue un prejuicio, porque en una audición uno puede mostrar mucho más. Entiendo que si a algún director o a alguna directora no le gusto, no sé si la llamaría, pero a priori, por el prejuicio no me guío.
28. —¿Tu experiencia con la app de citas?
—En algunos momentos no me creían. Me ponían: “Mandaste una foto de Diego Ramos”, y me bloqueaban. Tenía que mandar pruebas fehacientes, como audios. Hace poco me mandaron que una persona creó en Tinder un perfil con mi nombre y fotos. La descripción es muy graciosa: puso cualquier cosa. Lo único que me gusta es que me bajó mucho la edad.
29. —Querías trabajar con Cris Morena, pero…
—Íbamos a hacer un musical en el Luna Park y ella iba a estar a la cabeza de la parte creativa. Tuvimos reuniones pero al final no se hizo. En la época de Jugate Conmigo, para la segunda temporada entraron chicos y chicas nuevas. Fui a la audición, quedé casi hasta el final, pero no me eligieron. Años después me dijeron que les había dado como muy alto, no sé, esas cosas que te dicen, pero me hubiera encantado: Jugate Conmigo era un programa que me encantaba. Nunca se dio pero me encantaría trabajar con ella porque sus productos me parecen muy buenos.
30. —Sin querer, participaste de un trío…
—Acompañé a un lugar a un amigo que tenía ciertas trabas para relacionarse, pensando que en dos minutos me iba. Estaba en una sala muy oscura, tocan la puerta, yo estaba con una persona, no veía quién era el que entró y pensé que era mi amigo, porque cuando pregunté quién era, se llamaba igual. Le dije que pase, pero no era él. Así, sin querer, terminé en esa situación. No me obligaron ni lo lamenté ni nunca más sucedió. Pero me causó gracia porque fue como sin querer: una confusión de nombres, de personas, de falta de anteojos, de poca luz, y ahí estaba. Ese fue el momento y la experiencia que pasé.
31. —¿Lo que queda del 2023?
—Sigue con Sex, de jueves a domingo, viernes doble función, sábado triple. Es un placer, no sólo porque la gente va, sino que disfruta tanto que vuelven dos, tres, cuatro veces con distintos grupos, amigos, familias, parejas. También estoy dirigiendo una comedia en el Paseo de la Plaza, los martes a las ocho de la noche, que se llama Wasabi. Muy feliz, porque la dirección es algo que a mí me gusta mucho, me interesa: me meto mucho, estudio mucho y trabajo mucho y me parece genial dirigir. Estoy grabando un programa para Discovery Human Health que se llama Todo se transforma, donde renovamos ciertos ambientes de la casa. Lo disfruto porque no sólo es conducir, que a mí me encanta, sino también ayudar a gente u organizaciones a que tengan una mejor infraestructura y eso haga que su tarea sea más fácil.
32. —Cumplir 40 años de democracia ininterrumpida…
—Significa recordar que cuando volvió la democracia al país yo era un niño e inocentemente no entendía por qué había tanta alegría, por qué todo el mundo festejaba. Desconocía la importancia de que un país pueda vivir en democracia y elegir quién gobierna. Hoy, muchas generaciones que lo ven como algo natural, pero los que vivimos otras épocas nos acordamos que no es algo natural. También me gusta porque durante muchos años se vivió diciendo que peligra la democracia y ahora creo que pueden pasar un montón de cosas pero la democracia no peligra y eso está buenísimo, porque significa que ya está afianzada.
33. —Cuando seas grande querés ser…
—Director de teatro y, esporádicamente, actuar, conducir. Vivir en mi casa tranquilo con mis perros, dando alguna que otra clase, disfrutando momentos de ocio y con la experiencia que me dan los años. Voy encaminado para eso y es para lo que trabajé, literal y metafóricamente. Además, ya soy grande.