Sume y Lleve y Clink Caja: la época en que la televisión convirtió en ciclos exitosos la costumbre de comprar en el supermercado

El suceso de Susana Giménez hizo que Alejandro Romay agudizara su ingenio para competirle en el rating. Así, casi sin proponérselo, terminaría creando todo un género dentro de la pantalla chica

El anuncio gráfico de las nuevas tardes de Canal 9, con el ciclo conducido pot Jack Palance y la llegada de Sume y lleve

Cumpleaños y reuniones familiares de fines de la década de los 80 solían matizarse con variados juegos, tanto al aire libre como de mesa, además de otras actividades lúdicas que en muchos de los casos correspondía a replicar las vistas en televisión. Una de las que quedó en la memoria de todos tenía como preparación el formar una fila con vasos de diferentes altura y capacidades, a la vez que, con una jarra llena de agua, se debía adivinar cuántos vasos lograrían llenarse.

Este divertimento había visto la luz en la pantalla de Canal 9 cuando, comandado por Emilio Disi y Dorys del Valle, llegaría Sume y lleve, ambientado en un supermercado. Pero con el correr de los años, este formato original tendría sucesores.

El abrumador índice de audiencia de Hola, Susana!, transmitido por ATC desde abril de 1987, llevó a Alejandro Romay, director del 9, a implementar una serie de modificaciones en su parrilla de programación vespertina. La primera medida que tomó el Zar fue la de asignar el espacio de las 13 horas a un programa de bajo costo, consciente de que competir contra Susana Giménez resultaba una tarea prácticamente imposible.

Hola Susana en 1987

El programa seleccionado para este propósito fue Créase o no, de Ripley, originalmente emitido por la cadena estadounidense ABC entre los años 1982 y 1986. En el ciclo, y con la conducción del veterano actor Jack Palance, se develaban datos curiosos y casos de lo más sorprendente alrededor del mundo. No se sabe a ciencia cierta cuántos hubieran apostado por la suerte de una adaptación de este ciclo en la tevé local, pero sin dudas se transformó en todo un hito y, sorprendentemente, logró acaparar un buen número de audiencia, ávido de conocer más detalles sobre el hombre más tatuado del mundo o la mujer con las uñas más largas, entre otros.

Para el horario de las 14 -que en ese momento era ocupado por la novela mexicana Juana Iris-, la estrategia de Romay fue capitalizar el creciente interés del público en programas de entretenimiento y participación telefónica. Fue así cómo se introdujo Sume y lleve, un programa inspirado en el formato estadounidense The price is right (El precio justo), que se desarrollaba en un escenario que imitaba un supermercado, ambientado como en ese momento lo hacían las tiendas SuperCoop.

Con producción de Eduardo Metzger, los conductores elegidos fueron el matrimonio de Dorys del Valle y Emilio Disi, de quien en ese entonces se rumoreaba que dejaría el éxito que estaba haciendo en las noches de Canal 13 con El hijo de Don Mateo, en la piel del peluquero.

Promo - sume y lleve

“Estoy muy cómodo con el programa de (Gerardo) Sofovich y, además, lo que voy a hacer en el 9 no tiene nada que ver con lo que estoy haciendo en el 13. Por otra parte, tendría que ser muy estúpido para dejar un ciclo de tanto rating como El hijo… Haré las dos cosas, cumpliré con ambas como profesional”, expresaría Disi en una entrevista a TV Guía, días antes del comienzo del ciclo.

Allí quien también habló fue Del Valle: “El programa auspiciado por El Hogar Obrero tendrá como objetivo que la gente tome conciencia de los precios de las cosas de consumo diario. Todo es jugando en un clima de cordialidad donde los participantes pondrán a prueba su capacidad de deducción, el ingenio y las ganas de divertirse”.

El público asistente se dividiría en dos equipos, y cada uno de los que participara tendría un socio telefónico para que también, desde sus casas los televidentes, pudieran involucrarse directamente en cada una de las instancias de la competencia. “Estamos muy contentos porque pensamos divertirnos mucho con el público y porque además, vamos a estar más tiempo juntos”, se entusiasmaba Dorys en la previa del flamante proyecto con su marido.

Clink Caja - El juego de las copas

En ese entonces, además de sus trabajos artísticos, la actriz tenía a su cargo una casa de antigüedades en el porteño barrio de Palermo que “me está enseñando una nueva profesión, como es la de anticuaria, que realmente me apasiona”. Por su parte, Disi ya se encontraba preparando la temporada de verano en Mar del Plata, donde junto con Juan Carlos Calabró comandaría una comedia en el teatro del Hotel Hermitage.

Estrenado finalmente el 12 de octubre de 1987, algunos de los desafíos más memorables de Sume y lleve incluían adivinar cuántas copas se podían llenar con el contenido de una botella o identificar, con los ojos vendados, qué tipo de productos se les introducía en la boca a los participantes, pudiendo variar desde una salsa de tomates a mayonesa o, en el mejor de los casos, dulce de leche.

Otro juego que se popularizaría involucraba un carrito de compras en el que los conductores, luego de que se les leyera una lista de compras, debían recordar y recolectar allí los productos en un tiempo determinado. También había juegos que implicaban adivinar el precio de los productos o el peso de un artículo específico. El clímax del programa consistía en que el equipo ganador tenía un minuto para llenar un carrito de supermercado con cualquier producto que desearan.

Sume y lleve fue un exitazo tan grande que le ganábamos en el rating a Hola, Susana! Nos divertimos mucho y lamentablemente no lo seguimos”, recordaría Dorys en charla con Pablo Montagna. En los demás canales, la telenovela mexicana Cuna de Lobos se transmitía en el 11, mientras que Con ustedes… Fernando Bravo estaba en la pantalla del 13.

Febido a los buenos números de audiencia se especuló con que el ciclo podría transmitirse en vivo desde Mar del Plata, aunque cancelada esa opción, debido a los compromisos de la dupla, la conducción del programa pasó a manos de Ana María Campoy, Daniel Castex y María Muñoz. Sin embargo, para ese momento, Romay ya había logrado contratar a Susana Giménez para su cadena televisiva -además de los problemas que acarreaba el Supercoop-, lo que llevó al cierre del programa con la llegada de la temporada otoñal.

La grilla de programación de diciembre de 1996

Pasarían ocho años hasta que el ciclo volviera nuevamente a la misma pantalla, pero en una versión renovada. y también con producción de Eduardo Metzger. Para la conducción se elegiría al multifacético Berugo Carámbula, quien tenía sobradas credenciales para ponerse al frente de un envío de esas características.

Este pionero del surf en Uruguay -algún día nos centraremos en eso- y eximio guitarrista, además de humorista y presentador, se encontraba al frente del ciclo de entretenimientos Sábado de fiesta, también en la pantalla del 9, momento en que fue tentado para este nuevo desafío televisivo del que salió airoso como era de esperarse, gracias a su histrionismo y sus rápidos remates, logrando cautivar a una audiencia ávida de esas propuestas. En un principio se había especulado con que su hija, María Carámbula, lo acompañaría en la conducción, pero finalmente lo hizo en soledad, amén de las secretarias que lo flanqueaban.

Clink Caja reflotaba algunos de los juegos de su antecesor, Sume y lleve, como el de adivinar la cantidad de copas que se podían llenar con el líquido contenido en una botella. En otro, los participantes debían recolectar productos del supermercado con el objetivo de que el total de la compra se acercara a un número previamente establecido.

Clink Caja - La Hiperestrelladel Día

Como con Dorys y Emilio, dos equipos competían entre sí en esas instalaciones, además de asociarse a los televidentes que se encontraban del otro lado del teléfono. Pero el diferencial del programa fue dos de los segmentos que también quedaron en la memoria colectiva: La hiperestrella del día y El tesoro escondido.

En el primero, se filmaba en secreto en uno de los hipermercados a una persona que estuviera haciendo las compras el día anterior, y si se reconocía en pantalla -o familiares y amigos le avisaban, claro-, se le entregaba un changuito vacío y podía llenarlo con todos los productos que quisiera.

Por su parte, en el segundo se escondía en algún lugar de la provincia de Buenos Aires un pin con el logo del programa. Al iniciar, se avisaba en qué esquina se encontraba -podía estar en lugares tan disímiles como deabajo de una baldosa o tapado por algún objeto en un árbol-, y en ese instante todos salían a la calle a buscarlo, logrando una marejada de gente en procura de hacerse con el trofeo, que le daba la posibilidad de alzarse con tres changos llenos de mercadería.

Clink Caja - El día que entregaron 21 changuitos

Además del teléfono, una de las formas de participar era por carta: aún es recordado el momento en que se sacó el sobre que había enviado Alfonsa, quien por tener 21 hijos se consagró como ganadora de 21 changos llenos de mercadería. Madre e hijos se hicieron presentes, tiempo en que la mujer detalló que a dos de sus hijos no los veía desde hacía 30 años; por por sorpresa, aparecieron en pantalla en esa emisión, logrando un encuentro familiar inédito.

Pese a lo que podría suponerse, el ciclo duró en pantalla sólo seis meses. Según palabras de su conductor, tuvo un inicio prometedor, siendo grabado en un supermercado completo. Sin embargo, con el tiempo, el formato del programa se tornó más comercial, lo que, según Carámbula, limitó su capacidad para disfrutar plenamente de la experiencia. A pesar de ello, lo valoraría como una experiencia enriquecedora en su trayectoria profesional.

Clink Caja - El tesoro escondido

El paso de los años hizo que el formato de juegos en supermercados volviera a reflotarse en un par de oportunidades, pero sin llegar a conquistar al público argentino como sí lo hicieran sus dos primeras irrupciones, en un tiempo en que la pantalla chica tenía muchas menos opciones de señales y los números de audiencia llegaban a cifras que nunca fueron replicadas.