Guillermo Zapata atiende a Teleshow del otro lado del teléfono durante una mañana nublada en Los Ángeles, ciudad de California en la que vive hace 33 años cuando viajó de vacaciones y decidió quedarse para siempre. Llegó con 22 después de haber triunfado como actor en la Argentina, buscando emprender un nuevo camino en los Estados Unidos. Hoy, con 55 años, es empresario (dueño de uno de los restaurante favoritos de las celebridades de Hollywood), forma parte del sindicato de actores estadounidenses y realizó más de 200 comerciales.
También triunfó como modelo, lo han confundido con George Clooney, y está promocionando el lanzamiento de Lennons, Encantador y Las Nubes, películas argentinas en las que se destaca como actor y también como productor. De esta forma, regresó a su país natal para trabajar y para invertir apostando por la industria nacional.
“Uno no pierde su cultura y su amor por su país. Hay gente que se contacta conmigo para decirme que quieren emigrar, pero mi primera respuesta es que yo tal vez no sea la persona indicada para darles un consejo porque la manera en que yo me fui del país es distinta a la que están viviendo. Yo morí y nací de nuevo, pero no por una necesidad económica”, cuenta Guillermo, quien ya había comenzado una carrera en los medios argentinos cuando decidió instalarse en Los Ángeles.
Por ese entonces, había sido parte del elenco de Clave de Sol, también en la novela Amándote II, con Arnaldo André, y Rebelde, con Ricardo Darín. “Tenés que estar cien por ciento listo para nacer de nuevo y olvidarte”, dice quien estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático y quien además, había hecho una serie para España.
Guillermo viajó a Los Ángeles para cumplir el sueño de recorrer la ciudad conocida popularmente como la meca del cine. Su pasión por la actuación hizo que viajase 10 días de vacaciones para vivir todo sobre aquella frenética localidad que nunca descansa y en la que uno puede caminar y encontrarse a figuras de Hollywood. “Hubo un cambio en mi vida muy fuerte, más allá de lo icónica que es la ciudad, me atrajo el aire, la gente, las costumbres. Fueron 10 días en los que mi corazón estaba latente constantemente”, recuerda sobre aquellos tiempos.
El día anterior a tomar el vuelo de regreso, el actor se sentó a tomar un café en un restaurante de la zona y comenzó a hablar con un empleado latino por quien se interesó en su vida. “¿Cómo se hace para trabajar acá?”, quiso saber. De inmediato, le explicó que quienes no dominaban el inglés solían comenzar como lavacopas hasta que aprendieran el idioma y se pudieran comunicar con los clientes para luego ser meseros. Guillermo no dudó, preguntó si había un puesto para él y ante la respuesta positiva del dueño del local que estaba ahí, decidió quedarse a vivir allí.
Llamó a su padre para advertirle que al día siguiente no lo fuera a buscar a Ezeiza y le contó la buena nueva. “Al principio pensó que era un chiste -dice sobre la reacción del recordado folclorista Rodolfo Zapata -. Fue muy duro para él, me dijo ‘dejás tu país, tu idioma, tu trabajo’. Yo traté de explicarle que quería algo más que lo que tenía en ese momento: crecer y ser independiente. Hoy, siendo papá lo entiendo”, analiza Guillermo, que está en pareja desde hace 19 años con Nathalie (de origen francés), con quien tuvo a LouLou, de 18, y Miarose, de 15.
Así las cosas, Zapata comenzó de cero, dejando de lado u carrera como actor en argentina. Primero, y tal como le habían anticipado, fue lavacopas. Mientras tanto, estudiaba inglés para aprender el idioma que en poco tiempo dominaría a la perfección. Por caso, durante esta entrevista, se le escapan algunas expresiones locales. En sus tiempos libres cursaba de lunes a viernes en una escuela para adultos. Luego fue ayudante de mozo, y después comenzó a atender a los clientes del restaurante.
En paralelo, obtuvo la documentación necesaria para poder vivir en los Estados Unidos y también consiguió una agencia de representantes con la que empezó a hacer trabajos de modelaje hasta que llegaron las propuestas para hacer comerciales. “Era lo más fácil para mí, dentro de todo, y me daba la posibilidad de seguir trabajando como actor”, señala al respecto.
La experiencia que adquirió en el restaurante en el que se desempeñó en sus inicios, lo convirtió en un empresario: abrió su propio local llamado Sur y está ubicado en West Hollywood -entre Hollywood y Beverly Hills-. “Hoy es icónico”, resalta quien ha recibido a figuras como Madonna, Britney Spears, Angelina Jolie, Al Pacino, Sylvester Stallone, entre otros artistas que van allí buscando resguardar su intimidad y sabiendo que nadie se acercará a pedirle una foto o un autógrafo y que podrán disfrutar de la velada.
Guillermo y su familia tienen la posibilidad de viajar una vez al año a Argentina para visitar a su familia y también a Francia para hacer lo mismo con los parientes de su esposa. Y en sus días en Buenos Aires el actor aprovechó la oportunidad de volver a trabajar en el rubro artístico después de 30 años. “Tenía la necesidad de mantenerme en la actuación más allá de los negocios, que es lo que amo. Pasé tantos años tratando de entrar en el mundo de la actuación, hice muchas cosas para que sentirme realizado, venía rompiendo paredes para seguir creciendo, pero me faltaba un protagónico. Algo que veía difícil en Estados Unidos. Y noté que necesitaba producir mi propia película para tener la atención y que vean lo que soy”, continúa quien entonces se asoció con José Cicala, el fotógrafo de las estrellas que se convirtió en director de cine. Su primer trabajo en conjunto fue La Sombra del gato, y luego siguieron las mencionadas películas próximas a estrenar.
“Hice una pausa de 30 años para que la gente me puede empezar a ver. En el mismo tiempo, siento que soy un egresado de la vida. Me considero un actor de raza, todo lo que aprendí en la vida está incorporado en mi cuerpo y lo puedo proyectar en diferentes personajes. Eso es la actuación: cuando uno realmente puede crear y transmitir en diferentes personajes lo que uno vive “, analiza sobre su rol.
Con su vida totalmente constituida en Los Ángeles, desde lo personal con su familia, hasta lo profesional con su restaurante, Guillermo Zapata resalta la importancia para él de invertir y hacer sus películas en la Argentina teniendo la posibilidad de hacerlo en otro país. “Estoy en una etapa en la que me siento capaz de seguir viviendo afuera y apostar económicamente en mi país. Pudiendo filmar en otro lado, elijo a la Argentina”, resalta a quien en más de una oportunidad lo han confundido con el actor George Clooney. Al respecto, dice que le parece “gracioso y divertido”. “No reniego de eso, es una persona que admiro. Tenemos amigos en común y dicen que somos parecidos, que hay algo físico en los ojos, en la barba. Nunca lo he visto en persona”.
También le sucedió en la vía pública: lo han frenado pensando que era su colega. “Hasta que hablo y se dan cuenta que no”, aclaro. “Aprendí a tomarlo como algo divertido, quiero tener mi propio nombre y personalidad”, destaca Guillermo Zapata, concluye Guillermo Zapata en esta entrevista con Teleshow.