Con un estudio circular, con luces brillantes de fondo, arrancó la primera edición de PH, Podemos Hablar bajo la conducción de Andy Kusnetzoff. Con cinco invitados muy divertidos, Paula Chaves, Damián Betular, Julieta Poggio, Abel Pintos y Marcos Ginocchio, volvió el programa de entretenimientos en su séptima temporada ininterrumpida.
“Lo importante acá es que lo que se diga sea verdad”, destacó el conductor antes de comenzar el tradicional juego donde los invitados tienen que pasar al frente ante una consigna determinada. Así, fueron dándose situaciones muy entretenidas que entrelazó las historias de cada una de las figuras de la noche, que brillaron con su luz propia.
Abel Pintos, que actualmente es uno de los jurados de Got Talent Argentina y cada noche demuestra su emoción ante la participación de los integrantes del certamen, se quebró en llanto durante una de las secciones nuevas del ciclo de Telefe. “Este programa que se llama Podemos Hablar, ahora va a tener una parte que se llama No podemos hablar”, anunció Andy a modo de presentación.
“En las notas previas que di sobre el inicio del ciclo no conté nada para que fuera una sorpresa. Y acá está. Les digo que hay muchas formas de comunicarse, sin hablar. Esto está basado en una performer que se hizo en el Malba”, reveló el conductor. Acto seguido, le pidió a Abel que se siente en una de las dos sillas que estaban ubicadas en el centro del estudio. “Cada uno de ustedes se va a sentar frente a él en un momento dado durante un tiempo”, explicó. “La única consigna es no poder hablar, solamente podrán mirarse a los ojos”.
De este modo, el compositor y cantante cerró sus ojos y cuando los abrió se encontró con Paula enfrente suyo. Se miraron con dulzura unos segundos hasta que Andy le pidió que se levante. En ese momento, Abel volvió a cerrar los ojos y de este modo, fueron pasando uno a uno los demás invitados. Cuando se levantó la última, Julieta, el cantante cerró los ojos y la expresión de su rostro cambió totalmente cuando al abrirlos se encontró con una mujer desconocida para él. Sin embargo, en ese momento sonaba una canción que lo había marcado a lo largo de su vida, “Stefanie”, de Alfredo Zitarrosa. Cuando ella se retiró, y él volvió a cerrar los ojos, se sentó Jorge, el hombre que había acompañado al cantante durante toda su carrera. Así que cuando Pintos lo vio, se quedó unos segundos inmóvil, hasta que se largó a llorar. Con un gesto muy tierno, el músico se acarició sus propias manos, se sonrió y las lágrimas rodaron por su cara.
Finalmente, el que se sentó enfrente de Abel fue el conductor y le preguntó cómo se sentía. “Estoy muy bien”, dijo y enseguida se explayó en cada uno de los instantes emotivos que había vivido. “Cada vez que pasó alguien me fui metiendo más en la idea del paso del tiempo. Lo primero que advertí es que tuve que llegar a un programa de televisión para pasar tiempo mirando a los ojos a alguien sin decir nada. Y cuando se me instaló esa idea empezó a crecer a medida que fueron pasando las personas”, reflexionó.
“Cuando pasó la anteúltima mujer, que no sé quién es, tuve la sensación de que tenía que encontrar a alguien ahí y que no la estaba reconociendo. Y tuve la sensación de que el paso del tiempo hubiera dicho que me olvide de esta persona. Cuando pasó Jorge, mi compañero de vida, que es mi manager desde hace casi 30 años pero es un hermano de la vida para mí me acordé de algo”, reveló el cantautor.
Con palabras suaves, continuó: “Justamente hace unos días estuvimos hablando mucho del paso del tiempo, cómo nos ha transformado y nos ha parado en distintos lugares. Él empezó a trabajar conmigo cuando yo tenía 13 años y ahora trabaja con un hombre con dos hijos”.
Finalmente, Abel hizo una profunda reflexión acerca de los desencuentros entre las personas, y le habló también a Paula Chaves que un rato antes había expresado lo que le pasaba con su examiga Zaira Nara. “Los desencuentros no necesariamente están cargados de falta de amor, son solamente desencuentros. Porque uno a veces está espalda con espalda con alguien durante muchos años y cuando cambia la postura, siente que le falta una parte. Estuvimos hablando mucho en los últimos diez días y en ningún momento nos miramos a los ojos. Porque nunca nadie hace esto, fue muy fuerte”, destacó todavía conmovido. “Lo que hablé con él es exactamente nuestro temario para llegar a la conclusión que no importa cómo se muevan las fichas nosotros vamos a amarnos igual, porque sí cambiaron nuestros roles. Me di cuenta que casi no paso tiempo sin hablar. Me hizo muy bien, a mí y a Jorge también, que lo quiero abrazar ahora”. concluyó.