En Got Talent Argentina, el ciclo conducido por Lizy Tagliani en Telefe, se vivió uno de sus momentos más emotivos cuando Samuel Johnson, un talentoso guitarrista originario de Mar del Plata, subió al escenario. La magia no sólo residió en sus destrezas con el instrumento, sino en la historia que precedió su participación.
Antes de que pudieran tocar, Samuel compartió con el público que había sido llevado al programa por un engaño de su nieto, Alexis Gabriel Johnson, quien también estaba presente en el escenario. Los miembros del jurado, Florencia Peña, La Joaqui, Emir Abdul y Abel Pintos, escucharon atentamente cómo se desarrolló este llamativo engaño.
“Me dijo (Alexis) que íbamos a una actuación. Cuando salimos de casa, reconozco el lugar y me doy cuenta por la cantidad de gente que estamos en Got Talent. No comprendí del todo hasta que vi el número 2600 colgado de mi cuello”, aseguró el guitarrista sobre cómo llegaron al show.
Con una sonrisa cómplice, su nieto aclaró cuál era su motivación detrás de la travesura: “Inscribirnos en Got Talent tenía un solo propósito: quería que el mundo viera el impresionante talento de mi abuelo con la guitarra. Quería compartir este sueño con él”.
Samuel y Alexis brindaron una interpretación conmovedora que impactó entre el público al lograr esa combinación perfecta entre experiencia y juventud. Al concluir, la ovación no se hizo esperar y los jueces ofrecieron sus comentarios, todos teñidos de emoción y admiración.
Muy emocionada y el borde de las lágrimas, Florencia Peña aseguró: “Es maravilloso que estés aquí, Samuel. Que tantas personas hayan tenido la oportunidad de apreciar tu talento. El arte es una pasión que nos acompaña hasta nuestros últimos momentos”.
Por su parte, Abel Pintos, con una extensa trayectoria en la música, destacó la autenticidad de la presentación: “He escuchado esta melodía innumerables veces, pero con tu interpretación redescubrí matices y silencios que había olvidado. Ha sido un regalo escucharte”.
Por último, La Joaqui compartió una experiencia personal que conectó profundamente con los participantes: “Crecí con mis abuelos. Mi abuela solía tocar la guitarra para mí, pero jamás tuvo la oportunidad de verme cantar. Valoro enormemente que hayas creado un recuerdo tan especial esta noche”.
La semana pasada, un participante conmovió al jurado con una emotiva performance con la que coronó su dura historia de vida. El protagonista de este momento se llamaba Matías Villalba, oriundo de la localidad bonaerense de Avellaneda quien contó que en su niñez fue diagnosticado con el síndrome de Moebius.
Apenas se presentó en el escenario del ciclo, el joven de 22 años adelantó que iba a realizar una coreografía de danza contemporánea. “Me gustó siempre bailar desde chico, pero hubo muchos obstáculos que afrontar. Y recién hace cuatro años que pude bailar y dedicarme a esto que es lo que realmente siempre soñé”, le contó al jurado compuesto por Florencia Peña, La Joaqui, Emir Abdul y Abel Pintos.
A continuación dio detalles de la enfermedad congénita que padece. “Cuando era muy chico me diagnosticaron una enfermedad que se llama síndrome de Moebius y que afecta a dos nervios craneales. Por eso es que tengo la mitad de la cara con parálisis. Es una enfermedad muy rara. Y el poder estar hoy acá bailando es un gran logro y quiero poder compartirlo. Para mí, bailar es transmitir, mostrar algo. Hay mucho trabajo y esfuerzo por detrás”, contó Matías.
Villalba sorprendió con su coreografía al ritmo de “Hentai”, uno de las canciones más destacadas de Motomami, el fascinante álbum de Rosalía. “Dale, Matías, ¡la vas a romper!”, le susurró La Joaqui justo antes de que empezara a bailar, como para llenarlo de aliento y fuerzas ante el desafío. Al finalizar su danza sobre la canción, de mood lento y sensual, Matías rompió en llanto, muy cargado por la emoción.