“Silvina ya no está más con nosotros”, dijo Flor de la V al aire de Intrusos (América) durante el mediodía del jueves. Consternada en llanto, la conductora confirmó la triste noticia luego de hablar con Fernando Burlando, abogado de la modelo. Antes, Jorge Rial había anticipado cómo venía la salud de Luna. “Todo lo que vamos a contar es esto, esta decisión familiar, obviamente, de desconectar a Silvina. Lamentablemente esto acaba de suceder. Está en manos de Dios, o lo que vos creas”, dijo en Argenzuela (Radio 10).
Si bien mucho se dijo sobre la salud de la actriz durante los dos meses y medio que pasó internada en el Hospital Italiano, siempre se mantuvo en torno a ella un hermetismo pocas veces visto. De hecho, casi no existieron los partes médicos ni sus allegados salieron a dar notas. Su círculo íntimo se limitó a su hermano Ezequiel y a sus amigas más íntimas.
Quienes todo el tiempo estuvieron junto a ella fueron Eugenia y Analía, dos amigas de la actriz que tras su despedida, tuvieron una charla con A la Barbarossa y brindaron detalles de lo que se vivía en ese centro de salud, del ánimo de Silvina, de la entereza ante la peor de las adversidades, y del momento en que finalmente bajó los brazos.
“Lo único que nos decía es que no dejemos solo a su hermano”, contó Eugenia con la voz entrecortada y dejando en claro que Silvina y Ezequiel vivían por el otro. “Sentimos que en algún punto nos iba preparando a todos de a poco. Sabemos muy bien de las ganas de Sil de vivir, de salir adelante, pero a la vez era muy doloroso verla sufrir, porque no podíamos hacer nada”. Sin embargo, como explicara, la modelo no quería mostrarse vulnerable frente a nada, a pesar de todo lo que estaba sucediendo en su cuerpo. “De a poco la íbamos viendo mal, pero nos decía que estaba bien para no preocuparnos. Se refugió en su trabajo interno, en su camino, pero fue soltando de a poco”.
Respecto de las jornadas antes de su muerte, el relato se vuelve cada ves más desgarrador: “En este último tiempo de internación no podía moverse, le gustaba que le pongamos Luis Miguel de fondo, o con Eze tenían esos momentos a solas de hermanos que miraban películas. Pero no aguantaba más el dolor y era muy fuerte verla así. Directamente se empezó a rendir sabiendo que lo dio todo. Con lo poco que podía hablarnos decía que no aguantaba más y se preguntaba por qué le estaba pasando eso”, revelaría Eugenia, quien también aseguró: “El último tiempo nombraba mucho a sus papás, nos decía que la estaban esperando”.
En el mismo sentido, Analía detallaría: “Las últimas horas fueron terribles, su agonía, su dolor, la desesperación de no poder avanzar para salir de ahí. Nos miraba y nos decía ‘la tengo difícil’ y que quería vivir. Pero ya los últimos días, llorando, me dijo que no soportaba más estar en ese cuerpo enfermo: ‘Quiero trascender’, fueron sus palabras”.
En lo que concierne al día a día que se vivía, reconoció: “Si pedía ver tele, no le poníamos programas que pudieran hablar del tema. Incluso no le contamos la muerte de Mariano Caprarola porque sabíamos cuánto lo quería y cómo podía afectarla”.
La decisión final la tomó su hermano Ezequiel, de quien Analía detalló: “Era su hermano, su ángel... el amor y el cariño con el que la cuidaba, le daba de comer, es admirable lo que hizo. Todo el tiempo ella preguntaba por él, pero había momentos en que también él tenía que salir de ahí”, refiriéndose a cómo lo afectaba todo lo que estaba viviendo.
“Fue hermosa su despedida dentro del dolor que sentimos, porque estuvo rodeada de todos sus amigos y su hermano, dándole amor, y de a poco le fueron sacando las asistencias. Se fue yendo con todos nosotros ahí acompañando. Estuvimos todo el día con ella, acompañándola”, relataría sobre los últimos minutos, para luego dejar en claro: “Ezequiel perdió a lo más grande que tenía, se desvivía por ella”.
Respecto de las asignaturas pendiente sen su vida, ambas concuerdan en que era una sola: “Su gran sueño era ser mamá. Incluso pensó en subrogar un vientre para fecundar los óvulos que había guardado cuando estuvo bien de salud”.
Seguir leyendo: