Dicen que apenas se vieron el flechazo fue inmediato. Y que ya no pudieron separarse más. Suele ser una frase trillada pero se dio literal: desde aquel primer encuentro Carolina Pampita Ardohain y Benjamín Vicuña se enamoraron de un modo tan rotundo que no les importó nada. Ni el matrimonio de la modelo con Martín Barrantes, ni la polola actriz de él, ni los compromisos laborales de cada uno a kilómetros de distancia, ni la Cordillera que divide Argentina y Chile. Ni siquiera la separación pudo disolver ese magnetismo que parecen tener, porque siempre hay un capítulo que se suma a esta novela, la de sus propias vidas, aunque ambos hayan apostado a otros vínculos e intenten dar vuelta la página.
Fueron 11 años de relación, cuatro hijos, una tragedia, varios escándalos, un final aún más dramático con rumores de infidelidad, peleas, gritos y audios filtrados a la prensa, y un giro inesperado: el perdón, el ensamble familiar -con los tuyos, los míos, los nuestros- y un amor después del amor que, por momentos, parece difuso. ¿En el medio? Una legión de seguidores que devoran todos esos momentos televisados y una grieta bien marcada, entre los que sueñan que vuelvan juntos algún día y los que consideran que la modelo por fin se ve feliz y estable junto a su pareja, Roberto García Moritán.
Pero volvamos al inicio. Se conocieron por una persona en común: Gonzalo Valenzuela, el actor chileno que se hizo conocido en Argentina cuando América emitió la telenovela Machos, allá por 2004. En la ficción trasandina que se emitía los mediodías, el galán apodado Manguera interpretaba a uno de los hermanos de la familia patriarcal que planteaba la ficción. Su desempeño llamó la atención de los productores argentinos, por lo que armó la valija y se instaló en Buenos Aires para protagonizar la miniserie Doble Vida, donde justamente Pampita era parte del elenco y despuntaba su faceta como actriz.
Pronto llegaron los rumores de romance entre Carolina y Gonzalo, y los paparazzis montaban guardias para capturarlos juntos. Pero ese vínculo era una pantalla para desviar el foco de la realidad: el romance de Pampita con un amigo íntimo y socio teatral de Manguera, que aparecía cada vez más seguido de visita por estas tierras: Benjamín Vicuña.
Por eso entonces, la modelo transitaba una escandalosa separación judicializada con quien fuera su esposo durante menos de un año, Martín Barrantes, mientras que el actor chileno concluía su relación con la actriz Fernanda Urrejola. Fue por eso que mantuvieron los primeros encuentros en secreto y hasta los tildaron de amantes, ya que ella no estaba legalmente separada.
Pocos meses después Carolina y Benjamín se enteraron que serían padres de Blanca, quien nació el 15 de mayo de 2006, y se instalaron en Chile. En ese momento Barrantes le inició un juicio por adulterio y se lo ganó (aunque retiró la demanda tras la muerte de la niña).
Ya constituidos como una familia, Pampita dejó su carrera laboral en pausa para acompañar al actor por el mundo. Vivieron en Chile, en España y en 2008 se establecieron en Argentina, donde tuvieron a Bautista (el único de sus cuatro hijos que nació en Buenos Aires). Durante esos años la vida nómade y los compromisos laborales de ambos los tuvieron de un lado al otro de la Cordillera. En junio de 2012 nació Beltrán y apenas dos meses después, en agosto, la familia compartió unas paradisíacas vacaciones en la Riviera Maya, México. Las postales que ilustraban las tapas de todas las revistas los mostraban felices y muy unidos.
Pero a la vuelta de ese viaje, ya en Santiago de Chile, sucedió la peor tragedia que un ser humano puede vivir: la muerte de un hijo. Blanquita fue internada el 30 de agosto con un cuadro confuso que parecía un fuerte resfrío pero que se agravó, hasta descubrir que había contraído una bacteria. No alcanzaron los donantes de sangre, ni las cadenas de oración ni los tratamientos médicos: el 8 de septiembre de 2012 el corazón de Blanca dejó de latir, luego de sufrir de un derrame cerebral.
Y entonces la oscuridad, las lágrimas, un sepelio multitudinario repleto de flores blancas. La angustia, el recuerdo eterno y la erosión de una pareja que ya no volvería a ser la misma. En un fragmento de Blanca, la niña que quería volar, el reciente libro que publicó Vicuña para homenajear a su pequeña hija y de algún modo cerrar una etapa una década después, incluyó un texto inédito que la modelo escribió por aquellos días para intentar expresar su sentir: “No hay día en el que no me sienta desesperada. Las lágrimas no se acaban y los gemidos de dolor tampoco. Es como si el tiempo se hubiera detenido y mi cuerpo se moviera, pero mi alma estuviese estancada en el fondo de un pozo ciego”.
Pese al dolor, la pareja siguió adelante y logró dar vida. Dos años después, el 12 de octubre de 2014, nació Benicio, el cuarto hijo de la pareja, en la misma clínica de Santiago de Chile donde partió blanca. “Naciste en medio del dolor más profundo como un milagro”, le dedicó el actor en su perfil de Instagram para uno de sus cumpleaños. El niño que llegó después de la tragedia para devolverles la sonrisa.
La fiesta que duró poco
Aunque nunca se casaron, Carolina y Benjamín festejaron su unión en junio del 2015 con una gran fiesta en el Four Seasons a la que asistieron más de 200 invitados, casi todos famosos. Ella de rojo, él de traje: se los veía impecables y hermosos. “Estamos re contentos de cumplir 10 años de amor. Queremos casarnos pero no este año porque Benicio es tan chiquito que no puedo ni pensar en la organización de un casamiento, ni seguir agrandando la familia, aunque no lo descartamos; somos muy padrazos”, decía Pampita en ese momento.
“Esto no es ningún casamiento, ni boda simbólica, simplemente es un gesto de amor y de cariño hacia las personas que nos acompañaron en estos diez años. En la vida también hay que celebrar y acá quiero celebrar a mis cuatro hijos, que son la razón de mi vida”, fueron las palabras del actor para justificar el encuentro, aunque se lo notaba visiblemente molesto y sin ganas de posar para las cámaras.
La celebración trajo más dudas que certezas, y algunas caras y discusiones por lo bajo en plena fiesta, instalaron la idea de que más que una fiesta del amor, era una fachada de un vínculo que ya estaba a punto de desintegrarse. Las constantes peleas e inseguridades de la modelo en torno a las compañeras de trabajo del actor habían calado hondo.
A Vicuña se lo emparejó con cada una de las colegas con las que compartió sets. En 2008 tuvo su primer papel importante en Telefe, Don Juan y su bella dama, y se lo relacionó con sus coprotagonistas. En 2011 haría Herederos de una venganza y los besos con Romina Gaetani también trajeron problemas en la casa familiar. “En un momento venía chape pero tipo chape que estábamos bien. Y dije: ´Ahhhhhhh, mirá acá la cosa´. Y gritaban: ‘Corte, corte, corte...’. ¡Pero nosotros no escuchábamos nada!”, confesaría años después Gaetani en LAM, ocasión en la que también contó que la propia Pampita la llamó por teléfono para aclarar la situación.
En 2015 el chileno protagonizó la miniserie Entre Caníbales y otra vez los cañones apuntaron hacia otra mujer, Natalia Oreiro, pero fiel a su estilo y en pareja estable desde hace muchos años con Ricardo Mollo, la actriz uruguaya optó por el silencio, sin meterse en polémica alguna. Hecho que Pampita no perdonó y hace tan solo unos días, tantos años después, volvió a reflotar el tema en una entrevista.
Motorhome, gritos y un tormentoso final
Dicen que el que busca encuentra, y que una corazonada no suele fallar. Y siguiendo su intuición, Pampita buscó hasta encontrar. “Entré y vi lo peor que una mujer puede ver”, dijo, en referencia a la tarde de fines de 2015 en la que fue a visitar de sorpresa a su pareja al motorhome del set de filmación de El hilo rojo, la película que Vicuña estaba haciendo con la China Suárez, y dejó un titular que quedó para la historia.
Según el relato de Ardohain, los actores estaban teniendo sexo. “Estaba recostada con una manta amarilla que me traje de Nepal comiendo una palta, estaba con un jean negro tiro alto y una musculosa negra, y entró una persona que estaba muy alterada. Fui agredida verbal y físicamente. Primero, no estaba pasando nada en el motorhome. Y segundo, él estaba separado hace seis meses”, pretendió explicar La China en un memorable móvil con Intrusos, en el que además juró por su hija Rufina -fruto de su relación con Nicolás Cabré- que la relación amorosa no existía. Vicuña prefirió llamarse a silencio; solo atinó a decir que con la madre de sus hijos estaba separado desde hacía rato.
“Mirá, esta es la familia que destruiste”, escribió Pampita en Twitter como epígrafe de una foto en la que se la ve en las cámaras de seguridad de su casa abrazada al actor y sosteniendo a uno de sus hijos, con fecha del 2 de diciembre de 2015, y arrobando directamente a La China. También tuiteó otra imagen similar y con un mensaje directo a Vicuña: “¿Esto es mentira?”. Si bien luego borró lo que escribió, las capturas de pantalla de su día de furia ya se habían viralizando.
Imágenes del interior de su casa, audios con peleas en las que ella le reclamaba por distintas mujeres con las que la habría engañado, y sobre todo, el documento que comprobaba que, si bien estaban atravesando una crisis, permanecían juntos y dando batalla para recomponer el vínculo. “Cosas que pasan. Cosas de pareja. Una historia de 10 años. Un desenlace que no me esperaba. Sorpresas. Esas cosas...”, dijo esa misma noche Carolina en el Bailando por un sueño, consultada al respecto por Marcelo Tinelli.
Pocos meses después y apenas unos días antes del estreno de la película, Benjamín y Eugenia blanquearon su romance y hasta fueron convocados para realizar un nuevo filme juntos, Los Padecientes. Más tarde protagonizaron Argentina, tierra de amor y venganza (ATAV).
En febrero del 2018, se convirtieron en padres de Magnolia. En 2020 llegaría Amancio. Pampita por su parte, tendría un derrotero de relaciones inestables o poco duraderas. Salió con el polista Polito Pieres y con Pico Mónaco. Con el tenista fue con quien más tiempo permaneció: se la vio enamorada y hasta probó la convivencia, pero no funcionó. Luego volvió a mostrarse en eventos y hasta en una entrega de Martín Fierro con un joven desconocido en el mundo del espectáculo, Mariano Balcarce, aunque solo duraron unos pocos meses.
“Hace años que me separé de mi pareja de casi 11 años y yo no le pedí ni un centavo, me fui con mi ropa. A pesar de que me correspondía y que quizás, era para mis hijos. Yo saqué mi ropa y nada más”, aclaró Pampita tiempo después, describiendo lo determinante de su separación.
Finalmente, en agosto de 2019 la modelo volvió a apostarlo todo. “Le pedí a mi hija en el cielo que me mandara un amor”, dijo cuando contó que había vuelto a enamorarse. El elegido era Roberto García Moritán, un empresario gastronómico que al enterarse de que ella estaba soltera nuevamente, se animó a enviarle un mensaje privado a través de Instagram.
Luego de chatear durante un mes, finalmente se encontraron y el flechazo fue instantáneo. Rápidamente la pareja realizó las presentaciones formales a sus familiares y amigos. A los dos meses de relación y en medio de unas vacaciones en Punta Cana, él la sorprendió con una propuesta de casamiento en la playa que incluyó cámaras, velas, un violín y, por supuesto, un anillo de compromiso. El 22 de noviembre de 2019 pasaron por el Registro Civil a firmar la libreta. Ambos se casaban por segunda vez, ya que él venía de un matrimonio con Milagro Brito, con quien tuvo dos hijos. El 22 de julio de 2021 nació Anita, la hija más pequeña de Pampita, con quien terminaría de completar su felicidad.
El perdón, y un final abierto
Cuando todo parecía irreconciliable entre Carolina, Benjamín y Eugenia, comenzaron a verse las primeras imágenes de los tres juntos, ya sea en algún pase de los chicos o en cumpleaños infantiles. La modelo pudo perdonar y el resto hizo lo propio en pos de la armonía general y por el bien de los niños, que disfrutan del vínculo de hermanos, y se nota que se quieren mucho.
“Eugenia está incluida en mi familia. Si va a casa tiene las puertas abiertas. No necesita invitación, porque viene a traer a los hermanos de los chicos o viene a visitarlos”, sostuvo la jurado de Los 8 Escalones hace unos días, después de que se conozca una foto suya compartiendo la tarde con Magnolia. “Hay una cosa que es la fantasía del afuera, y otra cómo vivimos nuestro día a día. Nosotras nos hablamos muy regularmente. Y Benjamín también, y Rober también. Hay mucha comunicación”, destacó Pampita, enalteciendo el buen vínculo que mantiene con la actriz. Además, Vicuña y García Moritán suelen jugar al fútbol en el mismo equipo.
Sin embargo, la calma familiar se vio sacudida el último 9 de julio cuando en la entrega de los Premios Martín Fierro el chileno subió al escenario como ganador del premio a mejor actor protagónico de ficción (por El primero de nosotros) y terminó protagonizando el momento más tenso, viral y comentado de la noche.
“Muchas gracias a este país, a propósito de esta fecha tan importante, que me recibió, me dio un lugar, me dio a mis hijos maravillosos”, comenzó a enumerar al mismo tiempo que la cámara enfocó a Bautista, quien levantó la mano para saludarlo. “Me dio un amor...”, continuó, y entonces se quedó callado, como si hubiera cometido un error.
De inmediato, e intentando tomarlo con humor, Benjamín ensayó una especie de mea culpa al girar su cabeza en el aire y, esbozando una risa nerviosa, siguió: “Me dio tantas cosas...”. En ese instante, las cámaras de la transmisión de Telefe mostraron al resto del salón riendo pero, sobre todo, a Pampita, quien sonreía al escuchar a su expareja.
De inmediato los memes inundaron las redes, se llenaron páginas y espacios analizando cada uno de sus gestos, tantos los de Vicuña y Pampita como los de García Moritán, sentado al lado de su esposa, quien también estaba nominada como mejor conductora por El Hotel de los Famosos.
“Quizás me equivoqué...”, procuró aclarar Vicuña un día después en Cortá por Lozano. “Evidentemente, estaba mi ex con su marido en el salón y quizás puede haber una manipulación de ese discurso o quizás estuve mal yo. Pero me refería al amor en todas las formas: en la calle, como la gente banca en el teatro, el de pareja que lo he vivido”, declaró.
Acto seguido, habló el marido de Pampita: “Es obvio que la historia de ellos significa mucho y es una pareja que va a estar conectada por el resto de la vida, por algo que yo voy a tener que acompañar y entender. Yo le creo a Benjamín cuando dice: ‘Yo quise decir algo y me salió otra cosa’, porque lo conozco y sé qué clase de persona es, y porque conozco lo que somos como familia, cómo nos queremos, cómo nos cuidamos cómo nos respetamos. E incluso, él quiso hablar conmigo: ‘Está bien, ya está, haya sido lo que haya sido, te creo y te perdono’, le dije. Y no pasa nada, porque para mí la prioridad son los chicos”.
Semanas después y con más calma, Pampita recordó esa noche en una visita a LAM, y contó algunos detalles que graficaron su sentir: “Primero, me dio una felicidad que Benjamín ganara. No saben, estaba emocionadísima porque yo fui parte de su vida cuando él llegó a la Argentina”. Sobre la dedicatoria en sí, señaló que no le preguntó nada en el ámbito privado: “No sé qué quiso decir en ese momento. No me hice cargo tampoco”, expresó.
“Por ahí sos el gran amor de su vida. No importa que esas personas que no estén juntas...”, deslizó Yanina Latorre. “Yo no lo puedo evaluar eso. Me parece que lo tienen que traer y preguntarle a él”, respondió Pampita. En tanto, sostuvo que tiene “re buena relación” con el actor chileno, que es “una obviedad” que hablan a diario por alguna cuestión de sus hijos. Y agregó: “Más allá de eso, somos amigos. Si él me llama y tengo que salir a ayudarlo, yo salgo. Y si lo tengo que llamar, está”.
Pampita Ardohain y Benjamín Vicuña: un vínculo sin final, que traspasó las peores tempestades y que puso al amor en primer lugar siempre, aunque mute, se modifique, pero siempre a perpetuidad.
Seguir leyendo: