Desde que Flor de la V se puso al frente de Intrusos, el ciclo de espectáculos de América, demostró que además de actriz también es una conductora que puede hacer reír al público tanto como conectarlo con las noticias de actualidad. Invitada a Noche al Dente, durante el miércoles a la noche, la artista hizo un repaso de sus comienzos en el espectáculo y del recorrido desde su niñez para convertirse en la mujer que es hoy en día.
“Estar del otro lado de las noticias me permitió darme cuenta que de verdad nada es tan importante y a mí me parece que cambió mucho la forma de hacer espectáculo que hace 20 años atrás”, comenzó diciendo la conductora sobre su rol en el ciclo que antes conducía Jorge Rial. “Yo trato siempre de tener una mirada desde mi humilde lugar del espectáculo. También tengo un gran equipo de producción con el que hacemos este programa diario, que me abrió a un público completamente distinto, un público que quizás a mí antes no me consumía y que ahora me ve todos los días”, destacó.
Más adelante, Flor habló sobre su vida antes de ser famosa. “Para mí el vestido tiene algo tan simbólico, que es un objeto de deseo, no?. Un día estaba jugando con un tapado de piel y me descubrieron, en realidad siempre me descubrieron”, reveló y contó una anécdota de cuando tenía 14 años y trabajaba como cadete en una tintorería. “Es justo la misma tintorería donde ahora mandamos los vestidos a limpiar. Resulta que un sábado llegó un vestido de novia, ¡no saben lo precioso que era!. y yo dije ‘un día ese vestido va a ser mío’. Entonces cuando me quedé sola en la tintorería, me lo fui a probar al baño, que era diminuto. Me lo puse como pude y podés creer que justo uno de mis compañeros tocó a la puerta y me encontró a mi vestida de novia, fue hermoso”, relató entre risas.
Luego, se refirió al importante rol que tuvo para ella la figura de Cris Miró, la mujer trans que murió en 1999 y que fue la primera vedette travesti de una revista porteña. “Fue muy fuerte lo que hizo, estamos hablando de años en donde no existía ningún tipo de derechos, abrió paso en un medio muy machista, todas estamos en deuda por siempre”.
Acto seguido, en el juego en el que se habla de la vida de los invitados a través de las canciones que eligen, Flor optó por “Aprendí a llorar”, interpretada por Verónica Castro. En ese momento, la actriz destacó que con la mexicana tuvo su mayor acto de cholulaje cuando le pidió un autógrafo. “Con sus canciones y sus novelas, Verónica me transportaba a un mundo de fantasía cuando para mí era todo triste. Era como nuestra Thalía de los 80. Tuve la oportunidad de decírselo, que siempre le agradecí todo. La televisión para mí es muy importante porque uno puede transformar muchas vidas y yo le dije que ella cambió la mía”, reveló profundamente emocionada.
Otra de las canciones que considera inolvidables es “Cafetín de Buenos Aires”, de Cacho Castaña. “Me remonta a mi infancia, la canción de Polémica en el Bar siempre estaba en mi casa por una cosa o por otra. Y cuando empecé a trabajar con Gerardo Sofovich lo primero que hice fue Polémica. Para mí fue muy flashero poder haber atravesado la pantalla de espectadora a protagonista. Siempre le agradezco a Sofovich por todo, él me dio el lugar de primera vedette en la calle Corrientes cuando todo el mundo le dijo que estaba loco por poner a una travesti”, recordó.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando Flor eligió uno tema de Ramona Galarza. Con lágrimas en los ojos y la voz quebrada, la conductora contó que a ella la emociona mucho porque esa música la conecta con su infancia. “Me trae recuerdos del Litoral, mi mamá era de Misiones y mi papá de Paraguay. Para la gente pobre conectar con sus canciones es maravilloso, cuando la gente pobre se divierte con sus cantantes populares lo hace desde las entrañas. Hay algo que está en mi sangre y tuve la oportunidad de decírselo a ella. Soy una privilegiada”, concluyó visiblemente conmovida.
Casi al final, habló sobre sus deseos cumplidos. “Cuando vi a Miguel Bosé interpretar a un transformista en el film de Pedro Almodóvar, Tacones Lejanos, empecé a cuestionarme quién era yo y cuando vi a esta mujer trans en la misma película, Bibi Andersen, sentí que apartir de ahí me cambió la vida para siempre. Nunca creí que la felicidad iba a estar a través del travestismo, porque en esa época no había orgullo en eso. La primera vez que me miré en un espejo vestida de mujer sentí que no lo podía creer. Me acuerdo como si fuera hoy, porque viví una infancia triste, sentía que estaba a contramano del mundo. Porque yo no era gay, era una mujer trans. Y la primera vez que me vestí de mujer fue como haberme encontrado por fin. A partir de ahí fue difícil salir a la calle pero sin embargo lo hice, no me importaba vivir con miedo. El deseo es algo que no se puede combatir con nada”, compartió.
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