Vanina Gramuglia fue una de las participantes de la edición 2007 de Gran Hermano Argentina, aunque una de las menos recordadas ya que quedó eliminada en las primeras instancias del juego que terminaría ganando Marianela Mirra. Pocos años después de esa experiencia, conoció a Nacho Herrero, quien venía de una efímera y tormentosa relación con Nicole Neumann que incluyó una boda.
Así, Gramuglia y Herrero forjaron una relación que incluyó el nacimiento de Guadalupe, su hija en común, pero en enero de este año el vínculo se disolvió tras nueve años. ¿Qué pasó? Vanina acudió a la Justicia por la creciente violencia que él ejercía tanto contra ella como con la niña. “Medité mucho hablar de esto, si hacerlo o no. Fue una decisión que tomé y me pone un poco nerviosa”, comenzó contando en A la tarde (América).
“El 2 de septiembre se vence la perimetral que dispuso la Justicia y me preocupa porque él vive a 15 cuadras de mi casa. Es una situación muy delicada, también pensé mucho en hacer la denuncia. Le di muchas vueltas a la situación durante muchos meses y hubieron dos o tres episodios que fueron muy graves. Y en el último, específicamente que tuvo que ver con mi hija, dije: ‘Tengo que pedir ayuda’. Fui al centro de la mujer, el primer lugar al que acudí, que fue un paso impresionante que dí, porque ese asesoramiento me hizo hacer un clic en la cabeza: me ayudó a ver y a entender y a tomar conciencia”, prosiguió Vanina con su relato.
“¿Estamos hablando de violencia física, verbal? ¿Sentiste que corría peligro tu vida?”, le preguntaron desde el panel del programa. “Sí, pero no puedo dar detalles porque la causa y el expediente está en proceso de investigación. La fiscalía está trabajando en esto, fueron llamados familiares míos, también amigos. Entonces hay cierta info que no quisiera detallar, pero sí hubo situaciones muy delicadas. Por eso tomo conciencia de lo importante que fue dar este paso, porque también corría en riesgo la salud de Guadalupe de mi hija, su salud física, mental, emocional”, expresó sin dar demasiados detalles.
La pareja estaba establecida en Villa General Belgrano, Córdoba, y con el correr de los años la relación se fue tensando por el comportamiento de Herrero. “Yo vivía en otra realidad. En el momento en que nosotros estábamos en pareja, yo había idealizado la relación por cómo la vivía. Para mi teníamos todo para ser felices. Vivíamos en un lugar que nos gustaba, teníamos una hija sana, todo era un contexto para decir: ‘Tenemos que ser una familia feliz’. Yo no entendía por qué siempre él se enojaba por algo. Y esto fue progresivo. Hasta que empezás a sentir hasta culpa de que la relación no estaba funcionando. Y a lo último estaba cada vez más tenso todo. Me costó darme cuenta de la situación en la que estaba”, subrayó Vanina.
“Cuando pedí ayuda en la justicia ya habíamos llegado a un límite muy grave, muy delicado. Más allá de mi, de lo que empiezo a darme cuenta es en cómo esto estaba repercutiendo en Guadalupe. La violencia que experimenté, fue continua, de agresiones, enojo, romper cosas...”, dijo. Y a partir de esto detalló el episodio que fue el quiebre: “Lo último fue un accidente con un ventanal que rompió a dos metros de Guadalupe. Y ahí tomé conciencia. En enero me separo. En marzo hago la denuncia por estas situaciones y cuando empiezo a abrirme y contar lo que estaba viviendo, me empiezo a enterar de más cosas, de comportamientos, hábitos, situaciones... No lo podía entender”.
“No sé hasta donde puedo contar, pero hubo una situación en la que casi me muero”, agregó después. Por último, contó que cuando pidió ayuda a la familia de él, “me decían que estas cosas pasaban porque era mi culpa”.
Si sos víctima de violencia familiar o sexual, o sabés de alguien que lo sea, llamá a la línea 137. Es gratuita, nacional y brinda contención, asistencia y acompañamiento las 24 horas, los 365 días del año.
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