“¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo?”. El comienzo del recordado bolero se incluye en las frases más emblemáticas de la música latinoamericana, himno de más de una generación gracias a la gran cantidad de intérpretes que lo versionaron tanto a lo largo de la historia como alrededor del mundo.
El tema, como varios, nace a partir de un sentimiento, y de una frase que queda rondando en la cabeza de Chico Novarro a mediados de los ‘70, cuando ya era reconocido no solo como baterista y cantante, sino también como compositor. En esos años, Lissette, cantante y actriz cubano-estadounidense nacida en Perú visitaba la Argentina frecuentemente y tenía una relación de amistad con Novarro.
“Lisette vino acá y se enamoró de todo lo que yo escribía, grabó hasta “Carta de un león a otro”, y vino varias veces, también grabó “Debut y despedida”, con el que tuvo un éxito muy grande. Y yo me enamoré de ella y se lo dije: ‘Qué lástima que soy amigo tuyo’, y por supuesto que no me dio bolilla. Y me seguía escribiendo como compositor”, recordaría Novarro en el ciclo Cómo hice (Canal Encuentro).
Tras ello, llegaría el primer casamiento de Lisette con el renombrado Chucho Avellanet, cantante de boleros y actor puertorriqueño, para luego contraer matrimonio con Willy Chirino, uno de los máximos exponentes de la salsa.
Tras un recital de la cantante y en medio del saludo ya fuera del recinto, Novarro había ido acompañado de una mujer que se quedó pensando en el lenguaje corporal de ambos, lo que llevó a pensar que había mucho más que una relación de amistad: “La chica que estaba conmigo, cuando nos íbamos me dice: ‘Esa chica tiene algo con vos’. Me gustó la frase. Le dije: ‘No, no tenía nada’”, rememoraría en una charla con Teleshow.
“De alguna manera, el ‘tener algo’ me quedó resonando como algo erótico, o de alguna manera pícaro. Pensemos en “¿hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo? ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo’, el tipo queda como amigo porque no le quedaba otra”, explicaría.
Por ello, tras la palabra de su amiga, de inmediato escribió las primeras cuartetas con la letra que ya estaba rondando en su cabeza. Al sentarse en el piano y terminar de plasmar la idea, entre letra y música, finalmente tardó un año en lograrlo.
El tiempo pasó, el tema comenzó a hacerse conocido en todo el mundo y Lissette y Chico Novarro volvieron a cruzarse. Sin dudarlo, y sin saber nada sobre el génesis de la historia, la cantante se deshizo en elogios sobre el tema y le dijo que tenía intenciones de grabarla, como lo hiciera con muchas otras de sus composiciones. La respuesta de Novarro la dejó sin palabras: “¿Tú sabés que esa canción la hice para ti?”.
Desde Los Panchos hasta María Martha Serra Lima, pasando por Andrés Calamaro, Rita Payés o Rosario Flores, fueron algunos de los tantos que pusieron su voz en este clásico. Vicentico, claro, también tendría un rinconcito en esta historia, pero contada por el propio Novarro: “No me gustó la versión de Vicentico, que agregó letra. Y eso me quedó… Pero tampoco fue grave. Él se enojó mucho conmigo, pero bueno... No quiero recordarlo”.
Son más de cientos de artistas los que la grabaron en todos los estilos musicales imaginables, pero hubo una versión que finalmente nunca se hizo y de la que solo queda la historia que la generó: la de Lissette.
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