Este jueves por la tarde la muerte de Mariano Craparola sorprendió a todos. El columnista de La jaula de la Moda tenía solo 49 años. El lunes había ingresado al Centro Medicus (Azcuénaga 910) y en estas horas había sido intervenido para extirpar unos cálculos renales. Pero se descompensó tras la cirugía y tuvo un shock hemorrágico que desencadenó un paro cardiaco.
Con su deceso vuelve a cuestionarse a Aníbal Lotocki: Caprarola le había entablado juicio al cirujano que también operó a Silvina Luna. En una reveladora entrevista para Socios del Espectáculo (El Trece) que se difundió el pasado 3 de julio, Mariano se mostró arrepentido por el cercano vínculo que supo tener con el polémico cirujano. Y tras mostrarse arrepentido por, en su momento, haberlo defendido a capa y espada, comentó, visiblemente emocionado: “No puedo ni nombrarlo. Cuando lo menciono, me provoca un dolor tremendo en el alma. Incluso fui garante de su clínica en Belgrano”.
Además, lamentó su decisión de operarse, pero hizo hincapié en la confianza que tenía en Lotocki y el dolor que le provocó su situación: “Hice algo por estúpido, por no pensar las consecuencias; pero nunca pensás que un amigo te va a traicionar como me traicionó, que te va a inyectar muerte”.
Pero Silvina Luna y Mariano Craparola no fueron las únicas celebridades que acusaron a Loctocki por mala praxis. Stefy Xipolitakis también lo denunció al médico. En su cuenta oficial de Instagram se solidarizó con Luna: “Le deseo una pronta recuperación”. Y sin nombrarlo, se refirió a Lotocki: “A cualquiera de todas las que pasamos por las manos de ese asesino nos puede pasar lo mismo que le pasa a Silvina, porque tenemos una bomba en nuestro cuerpo”.
Stefy fue intervenida por Lotocki en marzo del 2014. Cuando salió a la luz el caso de la ex Gran Hermano, conversó con su hermana, Vicky Xipolitakis, y tras una serie estudios médicos, concluyeron que en sus cuerpos tenían la misma sustancia tóxica: metacrilato.
Gabriela Trenchi permaneció cuatro meses internada por sufrir complicaciones de salud tras realizarse una operación con Aníbal Lotocki. “Por querer ponerme hilos tensores, terminé viviendo un infierno”, describió en Intrusos, e indicó que estuvo a punto de perder la vida. “En la clínica Los Arcos, donde me atendieron después de la operación, no podía expresarme, no podía moverme, era un vegetal. Pensé en morirme”.
Según precisó, tuvo un cuadro de hipocalcemia (nivel de calcio en la sangre inferior al normal), parálisis y síndrome de Guillain-Barre, un trastorno neurológico autoinmune en el que el sistema inmunitario del cuerpo ataca a una parte del sistema nervioso periférico, la mielina, que es la capa aislante que recubre los nervios. “Ni la morfina me sacaba el dolor. Me dolían mucho las piernas, quería que me las corten”, añadió Trenchi, y reveló que Lotocki nunca apareció durante los meses que estuvo en recuperación.
A esta lista se suma la vedette Pamela Sosa, quien estuvo en pareja con Lotocki durante ocho años. El médico la operó en diversas oportunidades para mejorar el aspecto de sus pechos, glúteos y piernas. Luego de su separación, Sosa asegura que padece graves problemas por causa de los productos que el médico le colocó en el cuerpo.
En una entrevista con la revista Gente, la misionera explicó que sufre diabetes y le aparecieron unos granulomas en todo el cuerpo. Además, tiene que soportar fuertes dolores: “Ahora estoy medicada para poder soportarlo. Aparece cuando estoy sentada, hago ejercicios o algo muscular. Yo era una mujer sana. Nunca creí que Aníbal podía hacerme mal. Hasta que consulté a la doctora Mónica Militto y me abrió los ojos”.
El metacrilato sería la sustancia tóxica que le colocó Lotocki y la causante de sus problemas de salud. “Tengo por lo menos un kilo de producto. Es imposible sacarlo: se pega a los tejidos. Sé que estos bultos los voy a tener hasta que me muera. Según el Ministerio de Salud, el metacrilato no se puede usar en grandes cantidades, porque puede producir enfermedades autoinmunes”.
Pamela contó que pensó en quitarse la vida cuando estaba junto a Lotocki. “Tuve un intento de suicidio cuando estaba con él. Me quise matar con la insulina: me puse muchísima, me quería ir... No quería vivir más. Bajé las escaleras temblando. Él estaba conmigo en la cama. Y zafé porque empecé a comer dulces. En los últimos tiempos no lo soportaba. Recibía maltrato psicológico. Me hacía sentir un trapo de piso. Me decía que no valía nada si no estaba con él. En mi último cumpleaños que compartimos, en 2014, me levantó la mano. Nunca me había pegado. Discutimos y me dio una palmada. Me puse a llorar. No podía más...”.
El febrero del año pasado Aníbal Lotocki fue condenado a cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo, por lesiones graves, y a cinco de inhabilitación para ejercer su profesión, según un fallco del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOC) porteño N° 28, luego de las denuncias efectuadas por Silvina Luna y otras pacientes damnificadas por mala praxis.
Lotocki afirma que sus pacientes saben que no es cirujano plástico y deslinda su responsabilidad. “Es cierto que hay una condena, nunca lo he negado, pero la condena no es por las enfermedades que hayan tenido los pacientes, porque no existe daño causal. Hay una interpretación judicial que está en revisión y uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario, ¿no? La condena es por un efecto colateral del producto (metacrilato)”, dijo, en una entrevista con Telenoche.
Ante la pregunta de por qué no pide perdón por la salud de Silvina Luna, su respuesta fue contundente. “¿Perdón por usar un producto permitido que le provocó un problema? Entonces pido perdón por eso. Si hubiera usado un producto que estaba prohibido sí estaría bien que estuviera condenado, pero no es el caso. Hay análisis de Silvina Luna del 2010 que indican que tenía gammaglobulinas muy altas que podrían haberle provocado una insuficiencia renal. Ella tendría que hacerle juicio al Estado, que permitió este producto”.
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