Sin lugar a dudas, no existe amor más intenso e incondicional que el que una persona puede sentir por sus hijos. Y Benjamín Vicuña no tiene ningún reparo a la hora de expresarlo. El galán chileno tuvo a Blanquita (fallecida el 8 de septiembre de 2012), Bautista, Beltrán y Benicio como fruto de su pareja con Carolina Pampita Ardohain. Y luego se convirtió en padre de Magnolia y Amancio como fruto de su relación con Eugenia La China Suárez. Así que, cada vez que tiene la oportunidad, aprovecha para poner en palabras el profundo sentimiento que lo une a cada uno de ellos.
En esta oportunidad, el ganador del Premio Martín Fierro como mejor actor protagónico por su labor en El primero de nosotros, recurrió a su cuenta de Instagram para hacer una tierna reflexión. Y, junto a una foto en la que se la ve posando junto a sus hijos, escribió en su feed: “Sí, somos un montón. Esto es lo más grande y sagrado que me regaló la vida, seguramente lo que vine a aprender. Amo a mi familia de duendes futboleros, ingenieros, ingeniosas tiktokers, chinitos y adolescentes freestyle. Gracias por tanto amor”.
Cabe recordar que el actor siempre utiliza sus redes sociales para recordar también a la pequeña que murió cuando tenía apenas 6 años de edad. Y, un mes de que se cumplan 11 años de esta tragedia familiar, Vicuña decidió compartir en sus historias una postal inédita de la pequeña. “B y B” escribió sobre la foto en la que se la ve a Blanca junto a su hermano Beltrán, que en el momento de la toma era un bebé recién nacido.
En mayo pasado, Vicuña publicó su libro Blanca, la niña que quería volar inspirado por el duelo que debió atravesar luego de la muerte de su hija mayor. En uno de los fragmentos, el actor recuerda la desesperación de Pampita en las primeras noches sin la nena. “Carolina se despertaba todas las noches preguntando desesperada dónde estaba su Blanquita. Se levantaba de la cama, caminaba por el pasillo e iba a su cuarto. La buscaba como una leona desesperada”, dice Benjamín en el relato.
“Yo solo podía abrazarla, contenerla y responder: ‘Nuestra niña está bien, está en un lugar mejor’. Como una frase que se repite, como un texto aprendido de una escena mala”, cuenta Vicuña en el libro que presentó en la Feria del Libro de la Ciudad de Buenos Aires.
“Este libro es un tributo a mi niña y una emoción desborada y honesta de la experiencia que me tocó vivir. Una tragedia que me atravesó como un rayo y me dejó vacío. Me costó años asimilarla y de alguna manera sigo transitando el desierto, pero seguí viviendo”, expresó Benjamín. Y continuó: “En estas páginas hablo acerca de mi niña y mis pesares. También de las herramientas que me sirvieron para iluminar noches oscuras. Espero que puedan servirle a alguien. Que quienes están atravesando una pérdida, sufriendo o acompañando un duelo, puedan encontrar algo de alivio y esperanza. Una pequeña luz en mitad del océano cuando no vemos la orilla”.
En otro párrafo del libro, Vicuña se refiere a las premoniciones que tuvo su nena en sus últimos días de vida. En verdad, él comprende ahora esos gestos como premonitorios de algo que iba a suceder. “Blanca conoció Tahití, Francia, Marruecos, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, entre muchos otros países. El último viaje fue a México. Hay un video de esos días que subí a Instagram, en el que ella dice: ‘Quiero volar’. Después de lo que pasó, uno resignifica los acontecimientos, y ahora pienso que me estaba diciendo en la cara que quería volar. Que fue un anuncio”.
También, más adelante, cuenta por qué le puso el nombre de “niña arcoiris”. “En la última Semana Santa nos fuimos a Uruguay. En la playa había un arco iris y ella corría para tratar de llegar adonde estaba, y por eso le puse ‘Mi niña arco iris’. También le encantaban los caballos, a los que les decía ‘toco-toco’ por el ruido que hacen al caminar. Tengo muchas fotos de Blanca en todos esos lugares y situaciones, y cada vez que las veo, no puedo evitar preguntarme: ‘¿Dónde estás? ¿Dónde está mi niña de atardeceres y amaneceres, mi niña arco iris, mi niña de mar?’”.
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