El sueño de muchos padres es cumplir el sueño de sus hijos. El sueño de muchos hijos es cumplir el sueño de sus padres. Y en este último grupo está el actor Chris Hemsworth, que hoy celebra sus 40 años con el orgullo de haber salvado a sus padres de la quiebra.
Hemsworth integra el numeroso grupo de actores australianos que logró triunfar en Hollywood. Al igual que Nicole Kidman, Heath Ledger, Hugh Jackman, Russell Crowe, Cate Blanchett, Mel Gibson y Margot Robbie, por nombrar a los más famosos, también abandonó la isla más grande del planeta, donde hay más canguros que personas, y voló durante 15 horas y 16 minutos atravesando los 13.119 kilómetros que separan su país de Los Ángeles. Pero a diferencia de algunos de sus colegas, Chris aterrizaba en Hollywood no para ser famoso ni consagrarse como actor, él anhelaba “ganar dinero para solventar las deudas de mis padres, pagar la casa y ayudar a amigos y familiares”. Eso quería, eso lograría.
Hemsworth nació en Melbourne. Su mamá, Leonie, era una profesora de inglés y su papá, Craig, trabajaba en servicios sociales infantiles “Él estaba ahí afuera protegiendo a aquellos de nosotros que son más vulnerables: los niños. También concienciando sobre el abuso y los efectos traumáticos que tienen y el efecto dominó que ejercen a través de la sociedad”, revelaría el hijo en la revista GQ. La familia se completaba con Luke, su hermano mayor, y Liam, el menor.
“El hijo del medio” creció rodeado de naturaleza, aventuras y peleas con sus hermanos. Con Liam se peleaban continuamente, tanto que cuando sus padres viajaron a Europa por tres meses, dejaron a Chris en la casa de unos tíos y a los otros dos en la de sus abuelos. El más chico contó, más divertido que traumatizado, que los mayores solían envolverlo en un plástico con burbujas y mientras él corría por el patio, le disparaban con pistolas de aire comprimido.
Durante la secundaria no tuvo una gran vida social. No le interesaba salir ni conocer chicas. Solo le gustaba surfear y ver películas. Fue para esa época que descubrió que la economía familiar andaba en problemas y decidió ayudar. A los 14 años consiguió su primer trabajo como “limpiador de sacaleche”. Según contó en el programa de Jimmy Fallon, su tarea era limpiarlos y repararlos. Durante un tiempo mantuvo esa changa, pero cuando su hermano Luke consiguió trabajo en una tienda de surf, Chris también. El lugar era el paraíso pero la paga un infierno, “solo unos cinco o seis dólares la hora”. Rodeado de tablas, su gran objeto de deseo, con lo que poco que ganaba no logró la propia. “Todas las que tenía eran de segunda mano o compradas en una venta de garaje”. El tiempo le daría revancha, hoy las colecciona y cuenta con alrededor de 15. “Hay adicciones mucho peores por ahí”, se justifica.
En esa adolescencia despreocupada pero preocupada, Chris decidió seguir a su hermano Luke no solo en lo laboral. Una vez a la semana, el mayor de los hermanos asistía a un curso de actuación en cine y televisión. “Al verlo pensé: ‘¡Eso parece divertido!’. Y tan pronto empecé, se convirtió en una obsesión”. Su pasión era tal que no le importaban las dos horas de viaje que tenía entre la isla Philip donde vivía y Melbourne, donde recibía las clases. Dos motivos lo impulsaban. Por un lado, pensó que trabajar de actor le permitiría ayudar económicamente a sus padres. El segundo motivo que lo impulsó fue descubrir que le gustaba jugar. “La actuación me permitía aprovechar continuamente al niño que conservaba en mi interior, ese que amaba jugar a disfrazarse en el patio trasero con sus hermanos… No quería sentarme detrás de un escritorio y hacer lo mismo todos los días, y marcar entrada y salida. Quería estar en una aventura”.
La aventura comenzó en series televisivas locales como Vecinos o El club de la herradura hasta que logró reconocimiento por su participación en la multipremiada Home and Away. “Solo recuerdo que todas estábamos un poco en estado de shock por lo guapo que era. Era como un Dios rubio”, contó la actriz Lara Jean Marshall, que trabajó con Hemsworth y describió lo que generaba: “Creo que todas olvidamos nuestras líneas a su alrededor porque era tan hermoso... Y luego, por supuesto, todas estábamos un poco babeando por él y él se alejaba de nosotras”.
Esa fama y su carisma lo llevaron a participar con 23 años en el reality Dancing with the Stars. Su popularidad indiscutible más su belleza -de esas que lucen como si hubiera ganado el primer premio de una lotería genética-, lo condujeron al siguiente paso: Hollywood.
Dos años después de su llegada interpretó un personaje pequeño en la película Star Trek. El futuro parecía prometedor, pero no. “Hubo ocho meses en los que simplemente todo se detuvo. Me puse más y más ansioso. Estaba a punto de empacar. Tenía una audición antes de Navidad, y cuando me subí al avión, pensé: ‘Ya no me importa una mierda. Estoy harto de preocuparme’”, contó en Vanity Fair. Pero entonces llegó la oportunidad de trabajar en la comedia de terror The Cabin in the Woods, la película Snow White and the Huntsman, Red Dawn y la biográfica Rush (si el lector no la vio le aconsejo que cuando termine de leer esta nota la vea, porque es una joyita).
Pero sin duda, el personaje por el que alcanzó la fama fue Thor, el Dios del Trueno. Para la primera película en 2011, Chris y Liam lucharon por el papel protagónico. El menor estaba a punto de quedárselo. El casting marcaba que los candidatos debían presentar, al menos, 1,90 metros y 100 kilos, y Liam estaba por delante, pero al estudio le parecía un poco joven. Entonces William Ward, el representante de Chris, habló con el presidente de Marvel Studios, Keving Feige, y lo convenció para darle una segunda oportunidad a Chris.
“Volví e hice varias audiciones y tenía una actitud diferente. Tal vez tenía un poco más de motivación por el hecho de que mi hermano pequeño se presentara y yo no. También había hecho un par de películas entre esas dos audiciones, así que tenía un poco más de experiencia y confianza en lo que iba a hacer”, contó en el sitio MensXO, y reconoció con humor que su primera audición “fue una mierda”. Es que la ansiedad le jugó en contra, no solo porque deseaba el papel, también porque sabía que con lo que ganara podría pagar la deuda de la casa de sus padres.
Consagrado como Thor, Hemsworth logró su objetivo. “Pagó todo y luego llamó a mi padre y le pidió que mirara su cuenta del banco. Él la volvió a llamar emocionado y le dijo: ‘Desde que me fui de casa, he tenido deudas y pensé que estaría pagándolas hasta que me muriese. Me has quitado un gran peso de encima, a mí y a tu madre’”, revelaría su hermano Liam en una entrevista al periódico Independent. “Crecimos sin dinero, arruinados. Pensaba siempre en ganar dinero para solventar las deudas de mis padres, pagar la casa, y ayudar a amigos y familiares. Hay que mantenerse fiel a uno mismo y ser consciente de los cambios constantes en tu vida. Es mi única regla y nunca cambiará”, explicaría Chris en El País, evocando aquellos años de escasez.
Mucho antes de convertirse en Thor y saldar las deudas de su padre, conoció a la mujer con la que formaría una familia. En 2007, luego de actuar en Star Trek, comprendió que su acento australiano no lo ayudaba a entrar en la industria norteamericana y comenzó a asistir a una profesora de dicción. Por un momento la profesora dejó su tarea docente para ocupar el rol de celestina y le habló a una de sus alumnas, la española Elsa Pataky, de “un chico australiano” con quien trabajaba para una película. Le aseguró que ambos congeniarían. Pataky en un principio se rehúso, recién había terminado su relación con el actor Adrien Brody y no estaba dispuesta a iniciar otra, además la diferencia de edad -ella es siete años mayor- la asustó un poco, pero la insistencia de la profesora pudo más.
Un par de días después de la primera cita, Pataky regresó a España para el rodaje de Didi Hollywood. Fueron tres meses en los que no se vieron. “Pensé que si le importaba, me esperaría. ¡Y hasta hoy!”, comentó ella. Un año después, en una romántica y secreta boda en Indonesia, Elsa y Chris se casaron. “No había un gran plan para nada de eso para ser honesto. Estábamos de vacaciones y dijimos: ‘¿Por qué no nos casamos también?’. Y luego, al minuto siguiente... Probablemente debería haber habido alguna planificación, pero todo salió bien”, reveló Hemsworth.
Hoy tienen tres hijos: India y los mellizos Tristan y Sasha. Como dato curioso, y pese a estar casado con una española, nunca logró hablar español. Al conocerla, el actor le aseguró que solo tardaría dos meses en dominar la lengua de Cervantes pero jamás lo consiguió: “Mi memoria estuvo tan ocupada aprendiendo guiones de películas que quedó espacio para aprender otro idioma”, justifica, pícaro.
Sin renegar de su condición de estrella decidió mudarse con su familia de una mansión en Malibú a una granja en Byron Bay en Australia para librarse de los paparazzi, la presión de Los Ángeles y brindarle a sus hijos esa infancia en la naturaleza que él disfrutó. Sigue metiéndose en el océano a surfear, “mi lugar de desconexión favorito en la tierra, el lugar que más amo”. El año pasado, al festejar sus 39 años, Hemsworth subió a sus redes un video donde se veía que sus hijos le habían preparado una torta de cumpleaños. “¡Gracias por todo el amor de cumpleaños! Y este tremendo pastel que hicieron mis hijos sacando todo el helado que sobra del congelador en un plato”, compartió con humor en sus redes.
También subió una imagen donde se lo ve de pequeño disfrazado de Batman y bromeó, jugando con la rivalidad entre Marvel y DC: “Mi yo más joven estaría tan decepcionado con mi elección de superhéroe”. Puede ser que ese niño que soñaba con ser Batman finalmente se convirtió en Thor, pero también soñaba con ayudar a sus padres y lo consiguió. Algo que el Hombre Murciélago, si existiera le envidiaría mucho.
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