La espera terminó y Luis Miguel por fin volvió a los escenarios. El ídolo no cantaba en público desde septiembre de 2019 y ahora se reencontró en su lugar predilecto y con su público de Buenos Aires: este jueves por la noche fue el primero de una serie de 10 shows que el nacido en Puerto Rico estará dando durante el mes de agosto en el Movistar Arena porteño.
Por detrás de una big-band que comenzó a sonar ni bien se apagaron las luces del estadio, una pantalla horizontal proyectaba un resumen del camino de Luismi: desde pequeñísimo, cuando con su juvenil melena al viento asomaba como El Sol de México, allentado y condicionado por el infame Luis Rey, hasta imágenes más actuales en las que ya adulto y acompañado de mariachis, decidió rendirle tributo al país que lo acogió. Un crecimiento en público casi siempre marcado por el éxito, pero también por cruzado el dolor y la pérdida, especialmente la de su mamá Marcela Basteri.
El video se transformó en un sol naciente justo en el momento en que Micky emergía al escenario para provocar un estallido de gritos que celebró su reaparición. De impecable traje, peinado hacia atrás, notablemente más delgado que en sus últimas apariciones públicas, algunas marcas en la piel que denotan sus 53 años y con su inoxidable sonrisa de mil dientes, su entrada hizo que la música dejara de ser incidental para transformarse en el motivo inconfundible de “Será que no me amas”. Y cuando comenzó a escucharse su voz, intacta pese a la batalla contra el tiempo, ya no quedaban dudas: está de nuevo en su forma.
Sin dar respiro, la banda contó tres y a la coda de la primera canción, le pegaron “Amor, amor, amor”. E inmediatamente después, “Suave”. Un arranque inmejorable, para romper el hielo, muy arriba y apto para todo público. “Culpable o no” mantuvo la intensidad en el coro popular pero llevó las cosas hacia el lado del bolero. Y ahí la banda y el cantante arremetieron con un enganchado de lentos que incluyó “Dormir contigo”, “Usted”, “La puerta” e “Inolvidable”.
En este punto, los fans que colmaron el estadio ya estaban rendidos a su carisma y al encanto permanente de las canciones que fue interpretando. Una colección de hits atemporales que ahora renacen con la misma fuerza del momento en que se dieron a conocer por la voz singular de este artista, que en el vivo no limita su rol al de un mero cantante. Con gestos ampulosos dirige los moods de su banda y también hace explícitas las indicaciones a la mesa de sonido, buscando ecualizar el audio con obsesión de perfeccionista.
Con “Por debajo de la mesa”, “No se tú”, “Como yo te amé” y “Somos novios” aumentó el bloque de boleros mientras convidaba el micrófono al público y así, ídolo y multitud, hilvanaron juntos buena parte del gran cancionero latinoamericano romántico en feedback total. Después vino el “momento duetos”, con la banda en plan jazz para que Micky recreara la versión de “Smile” que une su voz a la de Michael Jackson, y también “Come Fly With Me” con la pista de Frank Sinatra. En ambos casos, los invitados virtuales aparecieron desde las pantallas.
Luego de los homenajes, “Un hombre busca a una mujer” lo devolvió a su costado más pop, para luego encarar el final del show con “México en la piel” y cantar junto a los mariachis. El fervor no mermaría en el resto de la noche y, por lo visto, así será en las funciones siguientes: serán el 4, 6, 8, 9, 12, 15, 16, 17 y 18 de agosto.
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