“Todo tiene un final. Todo termina”. La remanida frase inmortalizada por Vox Dei en “Presente” aplica por estas horas a Bienvenidos a bordo. El ciclo de entretenimientos de El Trece, primero conducido por Guido Kaczka y luego por Laurita Fernández tuvo su última emisión este viernes, luego de tres años y medio en el aire. Y las puertas de los parecidos, los concursos de imitadores, las pruebas de exigencia física ya son parte del recuerdo.
El programa bajó de momento la persiana, ante la llegada de Poco Correctos, el magazine que conducirán Joaquín Pollo Álvarez y Leandro Chino Leunis. La última función fue con la resolución del concurso de imitadores, que midió a Los Nocheros, Dalila, Mon Laferte y Walter Olmos en una final cargada de emoción. Pero antes de conocer el veredicto del jurado, la conductora se tomó un instante para mirar a cámara y decirle una palabra a sus compañeros y al público.
“Voy a tratar de ser breve, porque me va a costar no llorar”, dijo Laurita, mientras las lágrimas ya asomaban por su rostro y contó cómo le llegó la posibilidad de la conducción. “Estaba en casa, sin trabajo y me llama Peluca para reemplazar a Guido”, reveló en referencia a Claudio Brusca, el productor que hoy es su novio.
La protagonista de Matilda contó que a comienzos de 2022, la idea del canal era que el ciclo terminara y estirar unos días con ella a cargo ya que Kaczka se había tomado vacaciones. “Necesitaban 5 o 10 programas y obviamente dije que sí. Y se convirtieron en estos 400 programas que estamos cumpliendo hoy gracias a ustedes”, expresó, antes de llamar a parte del equipo para que la acompañaran en pantalla.
“Cuando llegué al piso estaban todos ellos, y entendí que cuando hay buena onda, cuando nos divertimos, eso no puede forzar ni se ensaya. Está. Y acá estuvo por montones”, reflexionó, e hizo extensivas sus palabras al equipo de cámaras, al artístico, a la producción y a todos los engranajes que hicieron posible cada salida al aire.
“Nos divertimos mucho haciéndolo”, resumió Laurita y destacó especialmente a los participantes de cada uno de los entretenimientos que ofreció el ciclo en estos dos años. “Pocas veces vi tanta gente tan emocionada y triste detrás de cámara porque terminaba un programa”, prosiguió Laurita y detalló los motivos del fin. “Hablamos con el canal, sentimos que había cumplido un ciclo, que necesitaba un respiro, renovarse, y todo tiene que terminar para que otros ciclos comiencen”, explicó.
Cuando llegó el turno de los jurados -en este caso, Guillermo Guido, Marcelo Iripino y Hernán Drago-, se produjo el momento más emotivo, cuando la conductora destacó la actitud que tuvo el modelo con ella. “El primer día en el piso era una bola de nervios y me encontré con él y sucedió una química instantánea. Empezamos a divertirnos, a jugar, a disfrutar. Y te quiero agradecer, porque fuiste el mejor compañero que pude tener para hacer este programa”, señaló Laurita.
Sin nombrarlo, todos sabían que hablaba de Drago, a quien la cámara ponchaba con los ojos vidriosos y ademanes de agradecimiento. “Es el más antiguo, estuvo desde el programa uno”, agregó ya entre risas, para desdramatizar. Pero Hernán ya no podía calzarse el traje parco con el que suele jugar, y cuando agarró el micrófono también lo hizo bajo los efectos de la emoción.
“Gracias a vos también, Lau, y a todo el equipazo que nombraste. Estoy orgulloso, considero como vos que veníamos a trabajar con una sonrisa y deseándonos lo mejor. Son muchos recuerdos, muchas noches junto a Guido, muchas tardes junto a vos que me permitieron entrar en la casa de cada uno. Y, sobre todo, me permitieron jugar, y no perder ese niño que gracias a Dios nunca he perdido. Nos hemos divertido y en la calle me lo hacen saber”, expresó el modelo de un tirón.
Desde entonces, el estudio fue una gran tribuna con diferentes personajes que habían formado parte del ciclo. Había que anunciar un ganador, y el título quedó para la imitadora de Mon Laferte, que se hizo acreedora a un viaje para dos personas. “Esto fue Bienvenidos a bordo. Gracias a todos, los queremos”, dijo Laurita como último agradecimiento y a modo de previa de un compilado con algunos de los mejores momentos de estos cuatrocientos programas. Sin dudas, el mejor hasta luego posible.
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