En el verano de 2011, tras 25 años de pareja, todo voló por los aires. Carmen Barbieri se enteraba de que Santiago Bal le había sido infiel con una de las bailarinas de Bravísima, Ayelén Paleo. A los 75 años, el capocómico se había enamorado de una joven de 21.
Cuando se conocieron, allá por el ‘86, Carmen tenía 30 años y Santiago, 50. Pero la diferencia de edad no fue un impedimento como para que ellos se enamoraran. Sin embargo, sí fue un shock para la mamá de Barbieri, doña Anita Caputo, quien puso el grito en el cielo apenas se enteró de la noticia del romance.
La suegra de Bal nunca aprobó la relación. Pero la realidad es que tuvo que esperar un cuarto de siglo para que las advertencias que le había hecho a su hija, finalmente, pudieran evidenciarse. En ese tiempo, Carmen y Santiago se convirtieron en una dupla inseparable tanto arriba como abajo del escenario. Y, en 1990, tuvieron al único hijo de ella, Federico, y el tercero de él, que ya era padre de Mariano y de Julieta.
En charla con Intrusos, Barbieri aceptó que quizás esa no haya sido la primera vez que le fue infiel, aunque en esa oportunidad las cosas cambiaron: “Capaz no fue la primera vez, capaz que fue muchas veces, fue desprolijo esa vez”. Para luego recordar un enfrentamiento que ocurrió en una espacio público en esa época.
“Fue en la puerta de El Corralón, yo estaba sentada en la entrada y no sabía que estaba Santiago. Estaba lleno, como siempre, y él sale, y al otro día teníamos un careo porque él quería el 50 por ciento de los bienes y había que luchar, porque yo había laburado toda la vida, y él toda la vida enfermo, todo el tiempo enfermo, lamentablemente. Esa era nuestra vida, ese era nuestro hogar”, recordaría ella sobre esa instancia.
Tras ello, Carmen continuaría relatando: “Al otro día teníamos audiencia con los abogados y pasa y me provoca de una manera -pero igual yo estaría rayada con él-, tirándome un beso y me dice ‘chau amor’”. En ese momento, ella se levanta de su mesa e intenta abalanzarse sobre él, sin notar que una rueda gigante, de decoración, se interponía en el camino.
“Me llevo por delante la rueda de carro, me caigo con el lugar lleno y la gente haciendo silencio”, explicó, para luego detallar que cuando era chica practicaba boxeo. “Mi papá era muy amigo de Tito Lectoure y yo hacía box en el Luna Park mientras ellos tomaban unos whiskys en la oficina. Yo me quedaba con el sparring que me ponía a hacer bolsas”. Luego, revelaría la máxima de su padre: “Vos cuando des una piña, tienen que estar desprevenidos”.
Recordando las palabras de su padre, enfrentó cara a carea a Bal: “Vos no tenés vergüenza, ¿mañana me venís a pedir el 50%, me dejás en la calle y me decís ‘chau, amor’?”. Y ahí fue que ella pensó: “Voy a darle la primera trompada sin que se dé cuenta y desprevenido, y yo pensaba si lo desmayo o le bajo un diente, y como no lo quería desmayar, entonces me acerqué y le doy una trompada que le sacó el diente, sangre, y comienzo a correrlo una cuadra, hasta que llego a la esquina y me doy cuenta de que no valía la pena”.
Después del divorcio, más allá de alguna que otra jovencita que quiso posar junto a Santiago para la foto y algún que otro candidato que intentó conquistar a Barbieri, ninguno de los dos pudo rehacer su vida amorosa. Y, en 2014, cuando Bal terminó internado en el Instituto Médico de Alta Complejidad en coma famacológico con un cuadro de infección urinaria, bronquitis y enfisema pulmonar, Carmen se acercó a su lecho y susurrándole al oído le dijo: “Te perdono”.
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