Su experiencia con Susana Giménez, el hámster al que resucitó cuatro veces y otras 31 respuestas de Violeta Urtizberea

A los diez años comenzó a trabajar junto a su papá, Mex Urtizberea, y no se detuvo más. Simpática y divertida pero también profunda y reflexiva, la actriz que brilla en Una casa llena de agua protagoniza el Conteste 33

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Violeta Urtizberea (Instagram)
Violeta Urtizberea (Instagram)

1. Cuando eras chica, de grande querías ser…

—Un montón de cosas: médica, abogada, arquitecta, bailarina. Me gustaba imaginarme vestida de esos trabajos, interpretando esos roles, y me di cuenta de que, en realidad, lo que quería era ser actriz, porque podía ser todo eso.

2. Empezaste en la tele…

—A los 10 años en Magazine For Fai, un programa que hacía mi papá. Él al principio no quería que yo estuviera para no mezclar las cosas, pero necesitaron niños para una sección que se llamaba El Fenómeno, que era como un talk show. Y me preguntó “¿Querés estar?”. Y yo: “¡Sí, por supuesto!”. Aunque me moría de ganas de estar, no le decía nada porque sabía que no quería. Lo hice, todo fluyó y mi papá se sacó la idea negativa de trabajar juntos.

3. Nunca te molestó tu nombre salvo…

—Era como raro en mi época y uno cuando es chico quiere no ser raro. Me decían: “¡Ay, Violeta! ¡Qué amarillo!”. Me acuerdo que una vez una niña me dijo que a su mamá no le gustaba mi nombre. Me cantaban la canción de Alcides, la que dice: “¿Quién es? Violeta...”, que me parece un temón y para mí tiene que estar en todas las fiestas. Me repetían la frase de Carlitos Balá: “¡Salta, Violeta!”, pero no sabía ni qué era porque es algo un poquito más viejo que yo.

4. Tuviste una infancia gitana porque…

—Me mudé un montón de veces. De los seis meses a mi año y medio viví en París. Después, en San Isidro hasta los tres. Seguí en Caballito, San Telmo, Boedo, Villa Crespo... Lo bueno de haberme mudado tanto es que no soy arraigada con los objetos porque en cada mudanza uno tiene que descartar, regalar y olvidar cosas.

Violeta Urtizberea de beba, con sus padres
Violeta Urtizberea de beba, con sus padres

5. Tu paso por la carrera de Psicología…

—Terminé el CBC, cursé un par de materias de la carrera y dejé. A veces pienso en retomarla y hacer una materia cada tanto desde un lugar más de la curiosidad intelectual y no con el fin de recibirme y trabajar de eso. Pienso que hay un montón de cosas que entendería mucho más ahora que lo que podía llegar a entender a los 18 años.

6. Tu experiencia como mesera de un restaurante fue…

—Bastante mala: no la pasaba nada bien. Trabajé en un lugar un poco hostil, que era muy concheto, de pasos. Recién empezaba, era un poco torpe y lo sufrí. Además, desde muy chica sabía que lo que quería era actuar y no quería hacer nada que no tuviera que ver con eso.

7. Trabajar con Susana Giménez en ¡Hola, Susana! fue…

—Hacíamos una sección de Magazine For Fai y era espectacular. A Susana la habré visto tres veces porque era algo chiquitito: aparecía como un resumen de la semana. Íbamos al piso, lo presentábamos. Susana era lo que siempre fue, una mina súper carismática, muy agradable, muy muy magnética. La veía y era estar ahí, al lado de una estrella que encima te halagaba y te decía cosas lindas. Hasta hoy siempre es muy amorosa cuando la veo.

Los Urtizberea: Mex y Violeta (Verónica Guerman / Teleshow)
Los Urtizberea: Mex y Violeta (Verónica Guerman / Teleshow)

8. A tus maestros de primaria los volvías locos porque…

—Era muy dramática: cada vez que tenía una prueba era un momento crítico porque tenía miedo de desaprobar. Les pedía a mis papás que vayan a hablar con el maestro para decirle que estaba angustiada. Una pesada total. Después, durante el año, era más normal la convivencia. Era una niña más, tenía buen vínculo con mis compañeros, estaba todo bien.

9. Que tus padres se hayan separado cuando tenías dos años…

—Fue un buen momento porque no los recuerdo juntos, no tengo ninguna añoranza. Se separaron en buenos términos, o por lo menos los momentos críticos que vivieron a lo largo de todos los años que tuvieron que seguir siendo un equipo para criarme a mí, no me transmitieron nunca ningún resquemor del uno hacia el otro. Siempre mi papá me habló muy bien de mi mamá y al revés, y eso lo agradezco profundamente porque creo que es el secreto de mantener la salud mental en un hijo cuando los padres están separados. No tengo ningún trauma de la separación.

10. Dos virtudes que suelen elogiarte…

—En general reconocen que soy buena anfitriona y me gusta mucho escuchar. Soy muy curiosa, a veces hay como una cosa medio peyorativa de pensar que uno es chusma por querer saber sobre la vida del otro. Pero pienso que lo malo es si uno lleva y trae información. La curiosidad por el otro para mí es una virtud.

11. Dos rasgos de tu personalidad que te gustaría cambiar…

—Soy medio controladora, me cuesta delegar. Querer controlar todo me genera insomnio y conflictos familiares.

12. En la final del mundial de distraídos, entre vos y tu papá ganaría…

—Mi papá, sin lugar a duda. Es total y absolutamente distraído. Él vive como en otro planeta un poco, y cada vez me parezco un poco más. Por momentos mi mente se va o presto mucha atención a una cosa y el resto de las cosas quedan ahí, en suspenso.

13. Grababas Enséñame a vivir y tenías que correr hasta el borde de una trampa, para la caída habían contratado un doble, pero…

—Me caí de verdad. Me hice bolsa. Me dio tanta vergüenza que me levanté asegurando: “¡Estoy bien, estoy bien!”. Un papelón. La actriz que debía actuar que se caía de mentira, de torpe se cayó de verdad.

Violeta Urtizberea y su hija, Lila (Instagram)
Violeta Urtizberea y su hija, Lila (Instagram)

14. Tu costado superficial es…

—La ropa y la estética, sin duda. Además tengo cierta memoria selectiva para recordar datos inútiles como la pelea de dos vedettes, pero no datos más útiles por ejemplo de la historia argentina.

15. La experiencia como profesora de teatro de niños y adultos…

—Estuvo buenísima y aprendí a un montón. Empecé dando clases a niños porque creí que era más fácil: tenía 24 años y me daba un poco de vergüenza enseñar a adultos. Los niños resultaron mucho más difíciles porque, aparte de ser docente, debés ser como medio un niñero, captar su atención, que quieran cumplir ciertas reglas y normas, y sin retarlos, mantener cierto orden. Era entender mucho más de pedagogía de lo que yo creía que había que entender y fui aprendiendo un montón de ellos. ¡Gracias!

16. Tu actividad favorita cuando no trabajás…

—Me gusta mucho la vida social: disfruto salir, juntarme con amigos, bailar, acostarme tarde. Lo que más padezco de trabajar es despertarme temprano y no poder salir porque estoy pensando a qué hora me acostaré. Para mí es muy importante el encuentro con mis amigos y me organizo mucho para tenerlos.

17. Una persona que idolatrabas y pudiste conocer…

—Juana Molina. La sigo idolatrando.

18. Llevás más de 20 años de terapia…

—Empecé a los 11 y fui cambiando de terapeuta. Es un espacio que encuentro de reflexión para mí, muy necesario. Hay gente que le gusta hacer cosas, como cerámica o capaz Astrología, o creen algo; yo creo en el psicoanálisis. No me pasa con otras cosas, no soy religiosa, no me interesa tanto la Astrología, pero si tengo mucha fe en el psicoanálisis. Me gusta mucho cómo indaga la mente humana, y cuando encuentro un interlocutor, que es el terapeuta con el que la flasheo, no quiero dejar de ir y sigo.

19. Tu papá es músico pero tu relación con el canto es…

—Muy mala. Desde muy chica me decía que yo cantaba mal, algo que siempre le reprocho. Siento que me traumó, probablemente nunca fui una dotada pero creo que su sentencia me bloqueó. Es el día de hoy que me piden que cante y me transpiran las manos. Si canto sin pensar lo hago bien, pero si pienso, canto mal; hay algo en mi cabeza. En mi casa suelo cantar pero no lo hago públicamente, me da vergüenza. Sí realizo un entrenamiento vocal dos veces por semana, desde hace mucho tiempo, pero tiene que ver con poder mantener la voz sana. Al hacer teatro y un unipersonal donde hablo durante una hora diez minutos, me sirve. Me podría ayudar también para el canto, pero no me estaría sirviendo demasiado.

20. De chica creías que se había muerto tu hámster, pero…

—Lo pusimos arriba de una estufa en mínimo y revivió; vivió una semana más y se volvió a morir. Dijimos: “Bueno, ya está”. Otra vez lo pusimos sobre la estufa y revivió. Así, como cuatro veces.

21. Sos lo suficientemente reconocida pero no tanto como para…

—Cambia mucho si trabajo en la televisión o no. Si el programa es exitoso, te sacan fotos todo el tiempo y te miran mucho. Dejás de estar en la tele y pasás a ser el mismo de antes. Alguno te pide una foto pero no mucho más, y está bueno porque cuando estás en plena auge es un poquito agobiante. No quiero que suene estilo: “Ay, pobre, ella y su fama”, pero a veces uno quiero salir y que no te mire nadie.

Violeta Urtizberea al ganar su Martin Fierro en 2018, por su rol en Las Estrellas: interpretó de manera brillante a una joven con síndrome de Tourette
Violeta Urtizberea al ganar su Martin Fierro en 2018, por su rol en Las Estrellas: interpretó de manera brillante a una joven con síndrome de Tourette

22. Te considerás una persona feliz porque…

—Tengo una linda vida y estoy bastante conectada con los placeres. Me gusta pasarla bien, me gusta divertirme. Si en un lugar no la paso bien, no voy a ese lugar. No soy melancólica, ni nostálgica, ni suelo tener relaciones con gente que me hace daño; si detecto eso me alejo. Obvio que esto a lo largo de los años fue un aprendizaje, porque quiero pasarla bien: no encuentro nada positivo en pasarla mal. Tengo sentimientos feos también. O sea, casi todos los días, en algún momento, estoy triste. Pero gana más, no sé si la felicidad, pero sí la paz.

23. Tu mejor arma de seducción es…

—Creo que el humor, aunque es medio feo decirlo de uno mismo porque capaz que viene otro y dice: “La verdad no sos para nada graciosa”. Pero en general es mi manera de seducir: hacer un chiste, descontracturar. Y creo que la gente, por lo menos que gusta de mí, tienen que ver con eso.

24. La solemnidad y los actores que se toman a sí mismo demasiado en serio te provocan…

—Rechazo. Siento que nada puede ser tomado demasiado en serio. Mi manera de transitar la vida es un poco reírme y sacarle peso a todo. Mi modo de sobrevivir a algo difícil, a un mundo cruel, es alivianar todo. Nada es tan importante, ¿no? Si nos vamos a morir todos, tratemos de pasar la vida y nada más. Por eso, cuando alguien se cree demasiado importante o le da demasiada trascendencia a algo, a mí me parece un poco ridículo.

25. Tu voz…

—Sé que mucha gente la cuestiona, pero yo me enteré del problema con ella cuando surgió Twitter. La gente me escribe: “Qué voz insoportable, qué voz de pito, qué voz de mierda”. A mi pareja le escriben: “No puedo creer cómo toleras tolerar esa voz”. Ignoraba este problema porque en el colegio, por ejemplo, que es un lugar donde se concentra el bullying y te dicen todas esas barbaridades, jamás me dijeron nada sobre mi voz. Sospecho si será algo que me empezó a pasar de grande, si coloqué la voz de otra manera. Tampoco me pasa que mi familia, ni mis parejas, me hayan molestado con mi voz. Alguna vez, mis amigos hacen algún chiste cuando me imitan. Nunca fue un tema, pero ahora con las redes sociales, lo veo.

26. Lo que queda del 2023 viene con…

—Sigo con Una casa llena de agua, la obra de Tamara Tenenbaum. Filmaré un policial para Flow, con Gonzalo Heredia y Luciano Castro. No sé si puede aparecer otra cosa o algo no se haga porque todo es muy incierto. Ahora no estoy viviendo en mi casa porque hay una refacción muy grande, así que en lo personal mi idea es volver a mi casa y poder disfrutarla.

Violeta Urtizberea en Una casa llena de agua (Foto: Nora Lezano)
Violeta Urtizberea en Una casa llena de agua (Foto: Nora Lezano)

27. Un lugar en el que te gustaría tener sexo sería…

—No fantaseo con ningún lugar. Prefiero estar cómoda en la cama. Tampoco me gusta esa cosa exhibicionista de que me vea gente ni nada. Si se presenta algún lugar extraño y la situación lo amerita, está bueno. Pero no tengo una fantasía.

28. Si por un día pudieras ser un fantasma, te gustaría asustar a…

—Nunca me gustó el chiste de asustar a la gente ni que me asusten. Recuerdo de chica decir: “Por favor, no, no, no, no. Si estás escondido y me vas a asustar, no lo hagas”. Es horrible y siento que hasta te puedo pegar un palazo en la cabeza si me asustás. Lo mismo con las cosquillas: me dan ganas de asesinar a la persona que me lo está haciendo. Siempre advierto que me genera violencia. Dicho esto, no sé si asustaría. Sí se me viene gente a la cabeza que me cae muy mal, pero no sé si disfrutaría de asustarlos. No me quiero hacer la buena, pero no disfruto de una situación en que el otro la pasa mal, ni siquiera mi peor enemigo. No soy sádica, entonces no sé si es una fantasía que me gustaría cumplir.

29. Si te invitan a una orgía…

—No lo descarto para nada, pero la verdad es que tiene mucho que ver con cómo es el ámbito, quiénes son los que participan, cuánta gente. Creo que si hay mucha gente me daría un poco de impresión porque no sé si todos me agradarían, pero capaz no hace falta que te agraden todos…

30. Si pudieras darle la vida eterna a alguien sería a…

—Te diría a mi hija, a mi perra, pero no sé si la vida eterna es algo positivo. Me parece que es medio una condena, ¿no? Cualquier persona que piensa que va a vivir eternamente pierde como el motor, el deseo, las ganas… Aparte, si hay un envejecimiento es un espanto: pienso que si es vida eterna tiene que clavarse en los 40, como mucho… Entonces no sé si al darle la vida eterna no lo estaría condenando a algo fatal más que a algo bello.

Violeta Urtizberea
Violeta Urtizberea

31. Una situación desopilante que viviste...

—En Enséñame a vivir hacía de una chica a la que habían criado los monos. Por eso tuve que tener una relación con un gorila y generar un vínculo con él. Un día al grabar una escena algo no salió bien y me mordió. Primero me reí y después lloré. Me daba vergüenza llorar, pero me asusté, porque fue una mordida filosa. Tuve que ir al hospital a darme la antitetánica y decir: “Hola, me mordió un mono en la cara”.

32. Cumplir 40 años de democracia ininterrumpida te genera…

—Una sensación de gran privilegio por no haber tenido que atravesar por el horror de la dictadura militar y esto sé que me hace, aunque sea de manera inconsciente, alguien distinto. Hubiese sido otra de no haber sido así. Los que vivieron el exilio, las prohibiciones, las censuras y, sin duda, las torturas, pertenencen a generaciones absolutamente atravesadas por el dolor y el miedo.

33. Cuando seas grande querés ser…

—Una persona divertida, curiosa y tolerante.

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