Soledad Aquino fue una de las invitadas a la presentación de “Quiero verte”, la nueva canción de su hija Cande Tinelli y su pareja Coti Sorokin. En el lanzamiento que se realizó en La Fernetería, un bar en Palermo Soho, la pareja organizó un falso casamiento e incluso cortó una torta, respetando la temática que sale en el videoclip del nuevo tema.
“Una emoción total”, describió la exesposa de Marcelo Tinelli en una entrevista con el ciclo Socios del espectáculo (El Trece). Además expresó su alegría por la reconciliación de su hija y el cantante, luego de haber estado distanciados: “Los veo muy felices y me pone muy bien”, consideró Aquino.
Hace un mes -días más, días menos- Cande y Coti decidieron recomponer su vínculo y se fueron a Europa. Luego volvieron a Buenos Aires y en las últimas horas no solo apostaron nuevamente al amor, sino que también lo hicieron a nivel laboral al sacar una canción juntos, un proyecto que tenían pendiente. La joven también tiene previsto debutar en el Bailando 2023 que conducirá su papá por la pantalla de América.
Consultada por su vida amorosa, Soledad Aquino respondió con franqueza: “No, nada. Tuve pretendientes, no te voy a mentir. Pero estoy tan acostumbrada a estar sola que si aparece genial, pero no estoy buscando”. Cuando le preguntaron si había probado con alguna aplicación de citas, reconoció que sí, si bien reveló que no fue una buena experiencia.
“Sí, empecé a usar Tinder cuando volví de la internación, pero me aburrí”, reconoció con total sinceridad Aquino, quien estuvo con un cuadro muy grave hace unos años. En 2021 recibió un trasplante de hígado y durante la operación afrontó dos paros cardíacos, pero poco a poco pudo salir adelante y hoy goza de un buen estado de salud.
“Pensé que me moría. Aunque fueron muy pocos momentos, porque tenía mucha fe”, había asegurado en una entrevista con Teleshow. Gracias a la intervención logró recuperar su calidad de vida: “Se vive con mucha alegría. Me costaba caminar al principio. Ponele: no entraba al gimnasio, que tengo abajo, subía las escaleras a dos por hora. Pesaba 49 kilos, estaba medio medio, pero estaba feliz. Feliz de estar en casa. No sabés, era una gloria, después de un año de no ver tu casa, tus cosas, vivir en un cuarto todo blanco y frío, aunque las chicas me llevaron una Virgen, me llevaron esa fuente de agua... Pero no es lo mismo que tu casa”.
“Estoy feliz, feliz. Y aparte, no sé si por tener un hígado joven, me siento como nueva. Con pilas para todo. Estoy proyectando con amigas un laburo. Una salida para divertirme, para pasarla bien y que me viene bien económicamente. Se te abre como un campo distinto. Como dice una amiga mía, maestra en yoga: como estuve en planos diferentes se te abren otras aperturas de la vida. Por eso tengo sueños muy premonitorios”, explicó Soledad.
Por último, reconoció que esta experiencia le cambió la manera de vivir el día a día: “Valorando mucho la vida, cada cosa, cada momento. Disfruto con más intensidad. Más llena de corazón, más grande. No sé cómo te puedo explicar... Estoy pasando un rato con Mica y estoy contentísima en eso. ¿Qué más puedo pedir que eso? Lo vivo como algo sobrenatural, con la sensibilidad a flor de piel”.
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