Polémica en el bar es mucho más que un programa de televisión. Es una marca registrada, un producto que permanece inalterable al paso del tiempo y que lleva 60 años en el aire. Es cierto que cambiaron muchas cosas. Protagonistas, escenografías, culturas, tradiciones. Lo que se mantuvo inalterable es la discusión, el humor, las ocurrencias, los gritos, las emociones y todo lo que sucede en torno a una mesa de bar. Y que desde hace algunos años, dejó de ser un patrimonio exclusivo de la televisión argentina.
Es que el ciclo que Gerardo Sofovich en 1963 como un desprendimiento de Operación Ja Ja y que continuó su hijo Gustavo tras su muerte, llegó también a la pantalla en Uruguay y Paraguay. Y para celebrar estas seis décadas, al llegar a la medianoche del viernes se produjo el encuentro de ambas escenografías. Como si fuera una explicación en tiempo real de lo que es Polémica: un producto universal, que no sabe de culturas ni de regiones, articulado sobre lo más profundo de cada uno de sus participantes.
De un lado de la pantalla, Jorge El Piñe Piñeyrúa y sus parroquianos uruguayos. “Venimos notable, tenemos un panel de todo tipo”, saludó el conductor. Del otro, Álvaro Mora y el equipo paraguayo. “Estamos contentos de ser el programa mas visto en la noche en la República del Paraguay”, se presento con orgullo. En el medio, Marcela Tinayre capitaneando la tropa argentina y anfitriona virtual del encuentro.
Como era de esperar, el tríplex tuvo la rutina de una típica Polémica pero jugada a tres bandas. “Álvaro, Piñe, ¿ustedes también tienen eso que hablan todos y hablan al mismo tiempo y no se entiende nada?”, preguntó Marcela buscando complicidad y generando el bullicio tan esperado. “Eso es Polémica”, asintió y sintetizó su colega paraguayo, y reveló que había visitado el programa argentino para conocer el formato. “Por ahí viene la mano, la Biblia nos dice que tenemos que seguir y lo estamos haciendo hace cinco años acá”, explicó.
“No nos peleamos, es la temática, es la idea, el pluralismo, la pasión. Polémica es una gran familia”, prosiguió Tinayre, un pase con destino uruguayo. “Una familia complicada”, acotó Piñe, “En todos lados hay discusiones y esa es la magia que ha sostenido a Polémica tantos años en el aire”, agregó, antes de comparar las tres escenografías y destacar la modernización que muestra actualmente el boliche argentino. “Imaginate, lo conduzco yo”, ratificó Marcela.
Después de escuchar la propuesta de Álvaro de proponer visitas de intercambio entre cada uno de los escenarios, la conductora se propuso picar un poco la conversación. Ya estaba bien de cumplidos y agradecimientos y era hora de jugar fuerte. “El mate y Gardel, quién es de quién?”, preguntó Marcela, generando otro momento de vociferaciones en cada ambiente. Desde Uruguay, retrucaron buscando apropiarse del dulce de leche, mientras que Paraguay ofreció una tercera posición y esgrimió la chipá guazú a modo de jaque mate.
El programa había mutado en Polémica en la gastronomía hasta que volvió a los temas candentes de la actualidad de la región. Y si un rato antes en Argentina se había debatido sobre el paro de transporte que afectó la jornada laboral del viernes, Marcela quiso saber cómo estaba la situación del agua potable en Uruguay. “Llovió ayer y anteayer, pero no alcanza. Sigue habiendo crisis, el agua de la canilla sigue siendo potable pero se recomienda no usarla. Sale más salada, no de la misma calidad que hace unos meses”; explicó el conductor oriental, antes de profundizar en los motivos de la bajante del río Santa Lucía que perjudica principalmente a los habitantes de Montevideo y alrededores.
Y si de actualidad se trata, las tres mesas destacaron la visita de grupos cada vez más grandes de turistas uruguayos y paraguayos a la Argentina, favorecidos por el tipo de cambio, quienes pueblan teatros, restaurantes y los principales destinos turísticos del país. Con la promesa del que no se corte, los conductores se fueron despidiendo, peleándose esta vez por quién iba visitar primero a quién. Y con la promesa hecha y asumida, Marcela pidió un aplauso conjunto de los tres programas para Gustavo Sofovich, como broche final a la velada. Para el niño que se crio en la mezcla milagrosa de Polémica, mirando a su papá Gerardo, y para el hombre que jamás pensó que tanto tiempo después iba a continuarlo.
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