La vida de Martita y Felipe Fort siempre fue, a todas luces, atípica. Engendrados por el método de subrogación de vientre cuando la técnica era todavía desconocida para la gran mayoría, se criaron teniendo como padre al hombre más excéntrico de la Argentina: Ricardo Fort. También tuvieron que afrontar los cuestionamientos de quienes allá por los años 2000 no entendían por qué no tenían madre. Ni por qué estaban a cargo de una niñera, Marisa López, y de un padrino, Gustavo Martínez. en lugar de alguien de su familia. Pero también tuvieron que aprender a convivir con los beneficios y las contras de haber nacido millonarios.
Tras la muerte del mediático, en noviembre 2013, y el suicidio de su tutor, en febrero de 2022, los mellizos llegaron a la mayoría de edad y tuvieron que hacerse cargo de la parte que les corresponde de FelFort, la fábrica de chocolates familiar. Y, aunque en realidad Martita sueña con ser artista y Felipe está interesado por las inversiones inmobiliarias, saben que no pueden renegar de la empresa que fundó su bisabuelo Felipe e hizo crecer su abuelo Carlos. Y así lo hicieron saber en diálogo con Migue Granados para Soñé que volaba, el programa que conduce por la plataforma de streaming Olga.
“Te voy a ser sincero: no es que trabajamos ahí haciendo cálculos en planillas de Excel con una computadora”, comenzó diciendo Felipe al ser consultado sobre su rol en la fábrica. Cabe recordar que el muchacho había propiciado el lanzamiento del Marroc gigante y, según explicó, suele charlar con sus tíos Jorge y Eduardo, que hoy manejan la fábrica, sobre los pedidos que a gente le hace en las redes sociales.
Luego, su hermana agregó: “Tratamos de aprender y de hacer presencia. Mínimo saber lo que pasa”. Y dijo que en octubre iban a realizar un curso en Alemania para aprender a administrar una empresa de chocolate. Sin embargo, Felipe aclaró que, en realidad, la idea era participar de unas clases sobre cómo preparar chocolate artesanal. Cabe recordar que, hace poco más de un mes, la familia entera había viajado a ese país de Europa para formar parte de un congreso internacional de chocolate.
¿Si estaban interesados en el progreso de la fábrica? “Sí, porque es familiar. La empresa me gusta y tiene una buena historia. Es como una casa”, dijo Felipe apelando al costado más emotivo. Pero, yendo directamente a lo material, Martita agregó: “Honestamente, nosotros comemos por la fábrica”. De todas formas, la muchacha dejó en claro que su intención es armar una carrera siguiendo su propio camino. “Quisiera hacer mis cosas como mediática y como modelo. Ser famosa por otro lado. Me gusta la fama, que vaya a una entrevista y no me pregunten por el Marroc gigante”, reconoció.
De todas formas, de momento ninguno de los dos está dispuesto a ceder su lugar en la empresa que amasó la fortuna familiar y de la cual son dueños de un treinta por ciento. Pero la realidad es que, a sus 19 años, tampoco quieren seguir los pasos de sus tíos, que vivieron para este proyecto, ni de su padre, que se reveló contra el mandato. “Quiero tener un historial aparte. Me gustaría seguir ocupándome de la fábrica, pero hacer un equilibrio”, expresó Martita mientras su hermano avalaba sus dichos.
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