Cirque XXI confirmó que desde este sábado presentará su última creación, Antiquus, una superproducción de 90 minutos que transporta al público a la fascinante “era dorada” de los circos antiguos, encabezado por Marcos Bicho Gómez. Así, la estética vintage, una puesta escénica absolutamente deslumbrante, artistas de alto riesgo e instalaciones de última generación logran llevar a los espectadores de todas las edades a un viaje absolutamente mágico y fascinante sin igual.
“En pocas palabras, hemos logrado que cada una de las personas que han sido parte de nuestros espectáculo, conviertan una simple vivencia en una experiencia de vida”, confirmaron desde la producción del espectáculo que busca volver a enamorar al público con una estética circense clásica, un regreso esperado por todos.
“El Cirque XXI es una gran familia con artistas de muchos años de trayectoria y otros jóvenes todos dispuestos a darlo todo para que los espectadores se vayan luego de pasar un rato inolvidable”, aseguraron con entusiasmo. Así, humoristas, payasos, bailarines, acróbatas, malabaristas y toda la magia de un circo tradicional serán de la partida en un show que contará con el regreso del Bicho Gómez, cuarta generación de artistas circenses y con un árbol genealógico de aquí, de allá y de todos lados.
Su hermana nació en Bolivia, sus tíos entre Paraguay y Chile, sus padres en nuestro país, pero sus abuelos en Inglaterra, Cuba y Brasil. “Tu mamá rompe bolsa, nacés y te vas”, afirmaría el humorista sobre aquella vida itinerante. “Así que como mis viejos se conocieron en el circo –en el circo nos conocemos todos–, yo no me crie en ningún lado. Y así vas, de lugar en lugar. Sólo cambia el patio de tu casa cada vez que abrís la puerta del circo”, detalló el Bicho en una entrevista sobre sus orígenes.
Respecto del momento cuando entendió que era un trabajo y no una diversión, aclaró: “Fue sin darme cuenta. No te lo preguntás. Llegás a los 12 o 13 años, te lucís en el número familiar de trapecio, acrobacia o lo que sea, y empezás a trabajar cada vez más por la economía del grupo. Porque cada familia se destaca en una labor. Y se la enseña a sus hijos”.
“Trabajo desde que tengo cuatro años. Hacía el número familiar de acrobacia. Y mis recuerdos de la infancia son siempre frente al público. Si me portaba mal, me castigaban: ‘Hoy no entrás a trabajar’”, revelaría.
A lo largo de su carrera televisiva, el Bicho trabajó con Marcelo Tinelli (en los 90s, como parte del staff de humoristas de Videomatch; más acá en el tiempo, fue campeón del Bailando por un sueño en dupla con Anita Martínez: “El Bailando es muy intenso, un tsunami”, advirtió), con Marley (“Nunca vi a un tipo llevarse tantas cosas por delante”), con Miguel del Sel (“El Mariachi Loco, uno de mis personajes más recordados, nació en un programa de él), con Carlitos Balá (”No comprobé qué gusto tiene la sal porque soy hipertenso”, bromeó”).
Pero sin dudas es de destacar su paso por Mañanas informales, comandado por Jorge Guinzburg, el histórico conductor y productor fallecido en marzo de 2008. “Lo conocí hace mucho, me venía a ver cuando estaba con La banda de la risa. Empecé trabajando con él haciendo de su doble: por ahí hacía un sketch en el que pegaba una pirueta y la hacía yo. Con el tiempo nos volvimos a encontrar y me invitó a hacer temporada en Carlos Paz y ahí nos hicimos recontra amigos”, recordó.
Sin dudas el punto de inflexión en esa relación fue Mañanas Informales, programa que lideró la mañana desde la pantalla de El Trece. “Ahí nació el Payaso Mala Onda. Me dijo que quería hacer un payaso que no sea el típico payaso para chicos, entonces le puso ese nombre al personaje y empezamos a desarrollarlo en el mismo programa”, recordó Gómez.
Además, de Guinzburg destacó “su generosidad. Era un tipo gigante. Tan gigante que decidieron ponerlo en un cuerpo chiquitito, porque si lo ponían en uno grande, no entraba. Era un padre, un amigo, un contenidos, te hacía crecer, te obligaba a crecer”, dijo el Bicho.
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