Pamela Anderson: parejas fallidas, abusos y excesos del mayor ícono sensual de los 90

La actriz, que hoy cumple 56 años y representó el prototipo de erotismo de una época, se volcó a la defensa de los animales y se convirtió en escritora

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Pamela Anderson Baywatch (Archivo)
Pamela Anderson Baywatch (Archivo)

Corría hacia el mar y, aun en cámara lenta, podían advertirse los ademanes rápidos y furiosos de su larga cabellera, sus piernas torneadas, su cuerpo escultural que resumía a primera vista el símbolo de belleza de la década de los 90. Pamela Anderson se convirtió en una de las mujeres más deseadas del planeta, quizás por la inconsciencia con la que se manejó desde que comenzó su carrera, esa que comenzó casi de casualidad.

Sin embargo, pocos saben que mientras se transformaba en una sex symbol global, Anderson leía libros de filosofía y psicología, escribía poemas, pintaba y se volcaba al activismo en defensa de los derechos de los animales, los refugiados y el ambiente.

Pero vayamos por partes. Pam nació en Ladysmith, Canadá, el 1° de julio de 1967. Sus primeros años los pasó en el hogar familiar, con su madre Carol, que trabajaba de moza, su padre, Barry, que era reparador de hornos y su hermano menor Gerry.

Desde chica quiso independizarse y lo logró antes de terminar el colegio secundario, cuando se fue a vivir con su primer novio y compañero de escuela, Tyrone. No sabía del todo si era amor lo que sentía por ese chico o el deseo de abandonar su casa y alejarse para siempre de la adicción al alcohol que tenía su padre. Apenas terminó sus estudios, se instaló en Vancouver para trabajar como instructora de gimnasia y eso precipitó el fin del amor adolescente.

Pamela Anderson a los 56 años (Netflix)
Pamela Anderson a los 56 años (Netflix)

Sin embargo, el destino le tenía preparada una sorpresa que cambiaría su vida para siempre. Por esa época, a mediados de los 80, Pamela había ido a ver un partido de la Canadian Football League. En un momento dado del evento, las cámaras enfocaron su rostro y sus profundos ojos azules quedaron plasmados en las pantallas gigantes del estadio. La joven, que tenía puesta una remera de la marca de cerveza Labatt, fue ovacionada por el público y los organizadores le pidieron que bajara hasta la cancha. Así fue como Pamela, casi sin querer, se convirtió en modelo exclusiva de la marca.

Ese día nació su vocación. Cruzó la frontera y viajó a Los Ángeles para incursionar en el mundo del modelaje, y enseguida la convocaron para hacer un desnudo para la revista Playboy. Ella no lo dudó. Corría el año 1989, Pam tenía 22 años y se había consagrado conejita del imperio de Hugh Hefner.

Entre papeles secundarios en la televisión, llegó 1991 cuando le propusieron ser una de las protagonistas de la serie Baywatch. Sin muchos diálogos, los capítulos transcurrían con jovencitas en traje de baño junto a estilizados muchachos que iban y venían salvando personas a punto de ahogarse. Pamela se destacó de inmediato. Con su enterizo rojo, interpretó a la inolvidable guardavidas C. J. Parker hasta 1997, y esos 6 años alcanzaron para volverla una celebridad ante la mirada de hombres y mujeres de todo el mundo.

Pamela Anderson en Baywatch, símbolo de una época (gettyimages)
Pamela Anderson en Baywatch, símbolo de una época (gettyimages)

Resulta que por esa época Baywatch – o Guardianes de la bahía, según la traducción al español - era el programa más visto del mundo. 1.100 millones de personas se daban cita alrededor de 148 países para seguirlo capítulo tras capítulo. No hicieron falta muchos episodios para que los productores reconocieran que Pam era una de las actrices que más cautivaba al público de todas las edades, a hombres y mujeres por igual.

Pero detrás de ese cuento de hadas, la vida de Pamela no había sido nada fácil, según reveló muchos años después. Desde los 6 a los 10 años sufrió abusos de parte de su niñera, y recién pudo contarlo en el 2014. También confesó que a los 12 fue víctima de una violación por el hermano mayor de una amiga que tenía 25.“Esa fue mi primera relación heterosexual”, escribió tiempo después.

Quizás ese derrotero de situaciones difíciles para una niña le hiciera imposible mantener una pareja estable. Ella admite que el amor de su vida fue Tommy Lee, el cantante de Mötley Crue y padre de sus dos únicos hijos, Brandon Thomas Lee y Dylan Jagger Lee.

Pamela Anderson y Tommy Lee, el gran amor de su vida (S. Granitz/WireImage)
Pamela Anderson y Tommy Lee, el gran amor de su vida (S. Granitz/WireImage)

Al músico lo conoció el último día de 1994 en una fiesta de fin de año. Sin saberlo, el inicio del ‘95 marcaría un antes y un después en su vida. Lee quedó deslumbrado con ella y tanto fue así que la siguió hasta Cancún, México, donde la estrella tenía actividades laborales. El artista se le apareció de repente, sin decirle nada. Pamela se enamoró de inmediato, ese mismo día, el 19 de febrero de 1995.

Tres días después estaban pasando por el Registro Civil para sellar su amor ante la Ley. En lugar de anillos de boda, se tatuaron las alianzas en sus dedos índices y pasaron la luna de miel a puro sexo desenfrenado. Fue durante esos días que se grabaron manteniendo relaciones sexuales y ese video luego fue robado por un extrabajador de su casa quien lo vendió y de inmediato la cinta comenzó a circular por ese novedoso XXX llamado Internet. Fue imposible impedirlo. Cuando eso sucedió, Pamela cursaba el séptimo mes de su segundo embarazo y quedó destruida. Ni siquiera quiso ir a declarar cuando llegó el momento de hacerlo en el juicio. “No voy a hablar más de mi vagina”, se la escuchó gritar a viva voz. Y eso hizo. No habló nunca más del tema aunque este hecho la marcó para siempre.

La relación con Lee se terminó después de que lo denunciara por golpes y violencia física. En 1998 al músico lo condenaron a 6 meses de cárcel, a realizar un taller para controlar su ira y a pagar los honorarios de los abogados de su exesposa.

Cuando llegó el cambio de siglo, Pam apostó nuevamente al amor. Estuvo en pareja con el modelo sueco de Calvin Klein, Marcus Schenkenberg, pero la flamante relación duró apenas un año. Entretanto, la actriz tuvo que afrontar una enfermedad difícil, una hepatitis C que le diagnosticaron en el 2002. “Cuando me la detectaron, los médicos me dieron diez años de vida. Entré en una dinámica autodestructiva, me daba pánico estar sola”, había revelado a la revista Vanity Fair.

Pamela Anderson con su hijo Brandon Lee (Instagram)
Pamela Anderson con su hijo Brandon Lee (Instagram)

Todo parecía encauzarse cuando ese mismo año conoció al cantante Kid Rock. Pero nuevamente otra relación sentimental en su vida no prosperaría más allá de los doce meses. Se separaron en el 2003 tras comprometerse en Las Vegas. Sin embargo, la pareja se dio una segunda oportunidad y esta vez se casaron en el yate de unos amigos en Saint Tropez, en Francia. Pam quedó embarazada pero tuvo un aborto espontáneo. Sin llegar a cumplir un año, el matrimonio se rompería esta vez por completo.

Entre tanto, con quien seguía teniendo encuentros sexuales ocasionales era con Tommy Lee. El padre de sus hijos estuvo presente en su vida durante muchos años, aun estando ella con otras parejas. Incluso volvieron a estar juntos en el 2008 pero la relación tampoco prosperó.

La pandemia la encontró sola y con la oportunidad de volver a enamorarse. A pesar del aislamiento, en diciembre de 2020, la estrella de Baywatch se casó con su guardaespaldas, Dan Hayhurst. Pero la historia volvería a repetirse: la relación duró menos de un año, como si tuvieran una fecha de vencimiento.

Cuando en enero de este año, Anderson publicó su autobiografía Love, Pamela, en simultáneo con el estreno del documental de Netflix, Pamela Anderson, una historia de amor, la escritora y actriz reveló “estar muy orgullosa de este libro”. Con la producción de su hijo, Brandon Tomas, que ahora tiene 26 años, desde su cuenta de Instagram describió lo que sintió al repasar parte de su vida. “Se siente como una especie de milagro: volver sobre los dolorosos pasos de mi juventud. Repinté en detalle escenas de mi infancia o en la mansión de Playboy. Solo la vida desordenada de una niña. Una celebración: de imperfecciones. El libro es un intento sin pulir. Sin coautor”.

Ella, que siempre gozó de la mirada de aprobación de millones de personas, contó que se sintió juzgada y ridiculizada por la prensa en varias ocasiones. En sus relatos, revela que para enfrentar las vicisitudes dolorosas y traumáticas de su vida, apeló a la imaginación. “Así es como aprendí a controlar mi vida. Con una fantasía tras otra”. Un crudo resumen de su realidad.

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