Bife de chorizo a la parrilla con chimichurri. Así de simple, así de directo. Una joven llamada Felicitas Pizarro se presentó con ese plato en el concurso de cooktubers organizado en 2013 por el reconocido chef británico Jamie Oliver. Su video, subido en principio a su cuenta de YouTube y luego a la del chef para que los internautas elijan sus cocineros o recetas preferidas, fue el que logró la mayor cantidad de votos -más de 15 mil-, lo que llevó a su primera gran satisfacción en el terreno mediático.
Pero esa historia arrancó mucho antes, claro. Desde chica Felicitas sintió admiración por su abuela Valentina, que estaba “muy fuera de lo que tradicionalmente es una abuela”, rememora en esta charla con Teleshow. “Divorciada, usaba bikinis de grande. Era de esas mujeres que no parecen abuelas, con una mamá y un papá avergonzados de esa madre loca, que para mí era increíble”.
Así aquella niña empezó a sentir amor por la cocina, el mismo que le transmitía esa mujer. “Era ella la que preparaba los asados, la que tomaba las decisiones sobre lo que se comía, porque su marido sólo ayudaba a poner la mesa o hacer algún trago, pero no era cocinero”. En su casa las comidas que le preparaba su madre eran más bien clásicas, en tanto que una visita al hogar de su abuela era encontrar un mundo en el que el yogurt podía ser parte de un aderezo o las uvas, ingredientes de una ensalada.
“Una vez me preguntó qué quería comer -cuenta Felicitas- y le dije que un omelette, que para mí era siempre con jamón y queso nada más. Cuando me dijo que podía ser de lo que quisiera, incluso hongos o espárragos, me abrió la cabeza, eso me cautivó”.
“Ejemplo de madre y padre con sus cinco semillas solito quedó, mimaba a Carolina por ser la única hija, seguida por Facundo, Santiago y don Juan. No pudo contenerse en su afán de ser padre y al cabo de unos años nació Sebastián”, reza la zamba dedicada a la memoria de Juan Carlos Saravia, la voz líder de Los Chalcaleros, y además, el abuelo de Felicitas. Justamente Carolina, la mimada por ser la única hija, es su madre.
“Era bastante inútil en la cocina”, recuerda entre risas Pizarro a su abuelo. “Era un tipo que tenía admiración por sus mujeres, primero por mi abuela, después por su esposa, después por su hija Carolina y finalmente por mí, que soy su primera nieta. Las mujeres fuimos las que marcamos en su vida lo que él tenía que comer, porque nunca supo hacer nada, apenas calentar la pava del té”.
Ya 10 años pasaron desde que tanto Jamie como el resto de los internautas pusieran los ojos en ella: “Soy exactamente igual. Lo que sí tengo hoy es mucha más experiencia en un montón de cosas, pero conservo la misma ilusión de aprender, de viajar. Estoy muy agradecida de esto que pasó, haberme animado a participar de un concurso así para después terminar haciendo todo lo que estoy haciendo. “A él (por Jamie Oliver) le agradezco un montón porque un poco la carrera que tengo es gracias a ese concurso, a que él me haya elegido y haber ganado”.
Pasó el concurso y el primer contrato con un canal de cable ya estaba firmado. Sin embargo -cosas que pasan...-, el canal cerró y Pizarro nunca alcanzó a debutar allí. Pero no tomó ese contratiempo como un revés para su carrera, ya que, pese a divertirle la idea de estar cocinando frente a cámara, no podía negar que un poco de pánico también existía.
“Después me llamaron de un par de programas magazine para estar como cocinera al lado de la conductora, pero me daba como calor, me daba miedo que no se luciera, la pelea del rating. No estaba preparada para eso que podía llegar a pasar”, explica. “Un día me llaman por teléfono y me avisan que El Gourmet quería hacer un programa de televisión y les dije que sí: no pregunté ni cómo, ni cuándo, ni qué... y les corté. Tuvieron que llamarme de vuelta: yo ya lo había aceptado con los ojos cerrados. Ahí entendí que era eso el destino, por eso no había aceptado las propuestas anteriores”.
¿Si Feli estaba preparada para la televisión? Su primer programa, llamado simplemente Las recetas de Felicitas, se llevó el Martín Fierro ese año: “Fue algo increíble, porque yo no había hecho nada antes”. Después llegarían Las recetas de Felicitas 2 y Cocina para mis amigos.
En esa búsqueda es cuando la propuesta de Felicitas parrillera se pone sobre la mesa. “Es un camino donde El Gourmet me acompaña, que es el que elijo, el de una mujer asando, y a partir de ahí vinieron varios programas. Y el segundo Martín Fierro se logra en 2022 con Chris Petersen haciendo Parrilla para todos los días. Recuerdo que cuando fuimos a los premios yo le dije: ‘Es obvio que lo ganamos’, porque es como que hay una seguridad, y vos ves la tele que hacés, está bien linda, bien hecha, y no hay otra propuesta así en cable de cocina, es muy puro. Y la imagen cuidada. Entonces, para mí no había otra que ganarlo...”.
Un par de años antes de este segundo Martín Fierro sería el tiempo del comienzo de la pandemia y el aislamiento obligatorio, que derivó en Contigo pan y cebolla, acompañada por su marido, Santiago Solerno, en el que abren las puertas de su casa y muestran el paso a paso de los mejores platos al momento de recibir amigos y familia, además del menú hogareño de todos los días.
“Lo hicimos desde casa con teléfonos celulares, y los productores siguiendo todo por Zoom, esperando que no hiciéramos una catástrofe. Le dije a mi marido, que no es cocinero, y se copó. Sin producción, o sea, nosotros. Yo iba a hacer las compras con el barbijo, después lavar todo, preproducirlo, la heladera llena de cosas con los nombres, y grabar todo el día. Y un hijo ahí, metido en la grabación, así que quizás se cruzaba en el medio vestido de Superman... Pero estuvo bueno”.
Ya con parte de su familia presentada en pantalla y ayudándola a cocinar, llegaría el tiempo de hacerlo con otro de los integrantes. “Con mi hermana hicimos un especial, ella con su esposa, y yo. Es importante ver cómo un canal de cocina tradicional empieza a mostrar esas cosas, cómo vamos evolucionando. Y la cocina da para charlar, para compartir. Hicimos Los Básicos, con las hamburguesas, sus panes y aderezos, y mientras, hablamos del camino de ella, y cómo lo hablamos y acompañamos como familia, y como hermana”.
“Les presento a mi hermana, persona de la cual estoy muy orgullosa por haber enfrentado prejuicios y ser la persona linda y talentosa que es. Una genia”, dijo Felicitas en al aire sobre Malena Pizarro. Una luchadora también desde las redes sociales.
Malena y Martina Feldkamp se conocieron hace siete años, en tiempos en que jugaban al fútbol en equipos distintos, pero un día faltó una jugadora y gracias a eso sus caminos se cruzaron. Ganaron un campeonato y celebraron, pero el amor surgió muchos meses después, a través de las redes. Y es justamente en Instagram donde crearon la cuenta “No somos primas”, desde la que empezaron a subir contenido para visibilizar la diversidad y apoyar al colectivo LGBTQ+.
“Ni primas, ni hermanas, ni amigas: somos novias. Y lo vamos a seguir visibilizando hasta que dejen de preguntarnos si nos falta alguien para sumarse, pedirnos que nos demos un beso para creernos, darse vuelta en la calle, creer que ‘es sólo una etapa pasajera’, pensar que es una moda. Y que entiendan que es amor del más puro y genuino que sentimos alguna vez. Que salir del closet nos hizo felices y nos sacamos una mochila inmensa. Ser libres nos unió más a nuestros amigos y familia. Ser auténticas nos potenció laboralmente; y podría seguir todo el día”, afirman Malena y Martina desde uno de sus posteos.
En medio de la charla con Teleshow, Feli pasaría de la risa a la sorpresa y de nuevo a la risa, recordando una anécdota familiar: “Menos mal que a mi hermana le gustaban las mujeres, si no mis hijos no existirían”, reacciona ante la pregunta sobre si es verdad que su marido en realidad se había sentido atraído primero por Malena.
“Yo lo conozco a Santi por mi hermana, y mi hermana lo conocía de antes. Él había estado varios años de novio y había terminado una relación. Él la encara y mi hermana le explica que todo bien, pero que son amigos, y entonces comenzó a insistirle y ella seguía diciendo que no. Y él le termina diciendo una frase que Male recuerda: ‘Me caés tan bien que quiero que seas de mi familia, y si querés te lo presento a mi hermano’, como diciendo: ‘Si no te gusto yo, quiero que seas mi cuñada, algo’. Y no sé, pasó un año de eso, yo terminé un noviazgo y Santi pidió que me presente. Ahí empezamos a salir, y allí llegó la familia, el marido, los dos hijos”.
Con un restaurante -Maíz- en pleno crecimiento, dos hijos y las distinta obligaciones de los cursos, viajes y lo que surja, los tiempos de Felicitas son muy acotados para distraerse. “Es difícil el tema de la familia teniendo este laburo, no es para todos. Tenés que recapacitar y reevaluar si las prioridades están bien puestas, y me lo planteo todo el tiempo”, explica en este encuentro que tuvo lugar en un alto luego de la masterclass brindada en La Chocolaterie, el evento en La Rural que dejó sin palabras a los amantes del chocolate.
“Hoy me fui a las 9 de la mañana a casa y volveré a las 21, y porque no voy hoy al restaurante. Es como que elijo: todo el tiempo tenés que darle prioridad a lo más importante que es la familia, pero a la vez es entender que si te pusiste la responsabilidad de tener un restaurante, tiene que salir todo impecable y yo sé que sale mejor cuando estoy yo ahí. Me gusta estar presente, un montón, porque es algo nuevo, es aprender todo el tiempo. Nunca había tenido tanta gente a cargo y es como aprender a llevar gente a buscar la identidad del restaurante, estos son mis platos y hasta acá llego. Y en medio de eso, la maternidad. Entonces lo que hago es cuando estoy con ellos, es dedicarle todo el tiempo que pueda. Cuando estoy en casa, estoy en casa jugando con ellos, aunque sea una hora y media, pero que sea genuina”, destaca Felicitas.
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