En medio de las sesiones de grabación de los temas que integrarían el proyecto Magical Mystery Tour, Paul McCartney le preguntó a John Lennon, casi al pasar: “¿Cómo te va con la canción para lo de la BBC? ¿No falta poco para la transmisión?”. En ese instante John quedó tieso y miró sin dudar a Neil Aspinall, asistente de la banda, en busca de que lo pusieran en autos respecto de los tiempos con los que contaban. “Es dentro de un par de semanas, creo”, respondió Neil. La cara de Lennon se transformó: “Dios mío, ¿tan poco falta? Bueno, supongo que será mejor que escriba algo”.
En 1965 Aubrey Singer, productor de la BBC, tenía una idea en mente, algo que hasta el momento sonaba ficticio: lograr unir a los cinco continentes a través de una única transmisión televisiva en la cual cada uno de los países involucrados pudiera mostrar, en un par de minutos, lo que quisiera destacar ante lo que sería la audiencia más importante hasta el momento conseguida.
La primera transmisión de televisión por satélite había tenido lugar en julio de 1962, utilizando el satélite Telstar. Se transmitieron imágenes de Lyndon Johnson, por entonces vicepresidente de los Estados Unidos, a estaciones receptoras en Gran Bretaña y Francia. Y poco después del lanzamiento en 1965 del primer satélite comercial de comunicaciones del mundo, Intelsat 1, mejor conocido como Early Bird, el periodista Jack Gould, del New York Times, expresó el optimismo del día al escribir: “Early Bird es el precursor de la era en que la televisión podrá ir a cualquier parte del mundo y unir a la humanidad en experiencias compartidas tan vastas como para humillar a cualquiera que intente su plena contemplación”.
Para poder lograr su cometido, Singer entendió que un programa de televisión global era demasiado grande para que la BBC lo produjera solo, por lo que recurrió a la Unión Europea de Radiodifusión, una cooperativa con sede en Ginebra y Bruselas que coordinaba las organizaciones de radiodifusión en toda Europa, la UER accedió a asumirla y nombró a Singer al frente del proyecto.
Brian Flowers, exingeniero de UER, recordaría las cuatro reglas básicas del programa, que no podían alterarse. Primero, el programa no presentaría a políticos o jefes de estado. Segundo, sería en vivo, sin material grabado. En tercer lugar, todos los participantes tendrían pleno conocimiento de cualquier segmento que se incluyera. Y por último, la única razón para incluir un segmento sería el equilibrio del programa, no las preocupaciones geográficas o políticas. Asimismo, señaló que para el proyecto se usarían tres satélites de comunicación geoestacionales (Intelsat I, Intelsat II y ATS-1), a la vez que los cálculos estimaban que se necesitó el trabajo de diez mil técnicos.
En septiembre de 1966, luego de una gira mundial para determinar la viabilidad del proyecto, Singer convocó una reunión masiva en Ginebra con personas de los países participantes. “Fue realmente muy difícil lograr que la mayoría de esos países estuvieran de acuerdo en algo”, revelaría William Kobin, entonces vicepresidente de programación de National Educational Television (el precursor de la actual Corporation for Public Broadcasting), que se había sumado al ciclo. Enviado a Ginebra, Kobin llegó con el desfasaje horario y cansado, pero se fue entusiasmado, en gran parte debido a Singer: “Realmente era un gran bebedor de whisky, que empuñaba cigarros, ruidoso, explosivo, divertido, con poder emocional y mucha fuerza”.
Luego vino la tarea de transformar la idea de una transmisión global en un programa con un criterio unificado. “Estábamos tratando de convertirlo en algo que fuera un programa por derecho propio, que tratara de algo y que, sin embargo, tuviera que llevar consigo, y ese era el problema, todas las diferentes naciones”, recordaría Antony Jay, el guionista reclutado para el proyecto. “Entonces decidimos hacer el crecimiento de la población, que era una de esas preocupaciones, como lo es ahora el calentamiento global”. El programa comenzaría atendiendo los nacimientos de varios niños en salas de parto de hospitales de todo el mundo, luego examinar el mundo al que habían llegado. Consideraría el crecimiento de la población y los medios para apoyar a las personas en el planeta, y también profundizaría en los mundos de la cultura y la ciencia.
Fueron 10 meses de preparación del ambicioso proyecto, en el que debieron organizarse quiénes serían los países colaboradores, esos que participarían con material propio hasta los retransmisores, que solo compartirían las imágenes sin tener relación con lo que se emitiría. Así las cosas, se confirmó que el evento sería transmitido el 25 de junio de 1967. Pero claro, todavía habría un escollo más: cuatro días antes de la transmisión, cinco de los 19 países miembros involucrados se retiraron. La Unión Soviética y los países del Bloque del Este (Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Alemania Oriental) protestaban por la respuesta de Occidente a la Guerra de los Seis Días en el Medio Oriente.
Así las cosas, los países colaboradores fueron Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Francia, Italia, Japón, México, España, Suecia, Túnez, Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania occidental. Por su parte, Bélgica, Bulgaria, Finlandia, Irlanda, Luxemburgo, Mónaco, Holanda, Noruega, Portugal y Suiza también se sumaron, pero sin material propio.
Según el informe de la cadena televisiva canadiense CBC, las predicciones aseguraban que la audiencia llegaría a los 700 millones de personas: “El proyecto fue una maravilla técnica. Además de coordinar su transmisión entre cuatro satélites (tres, después de que los soviéticos se retiraron), los organizadores tuvieron que planificar circuitos telefónicos para los 42 sitios de campo y traductores en cada país”.
El comunicado de prensa del evento reflexionaba sobre lo que ocurriría en esa histórica jornada: “Utilizar la magia de la electrónica de la era espacial para proyectar imágenes sonoras y visuales a través de tierras, mares y zonas horarias, fusionando ayer, hoy y mañana en un ahora que rodea el globo”.
Para la elección de los segmentos, se determinó entonces que por España se vería a Pablo Picasso. Canadá, por su parte, presentaría al teórico de la comunicación Marshall McLuhan, mientras Japón mostraría escenas de la construcción del metro de Tokio, en tanto que Italia seguiría las instancias de filmación de una película de Franco Zefirelli. Los productores de la BBC tenía un as bajo la manga, algo que no podía perderse: The Beatles representaría al país con una transmisión en vivo desde los míticos estudios de Abbey Road.
Singer, el ideólogo tras el proyecto, recordaría que en el mundo del entretenimiento los Beatles eran lo más grande imaginable. “Nos tomó 90 llamadas telefónicas para que los malditos Beatles participaran”, rememoraría. “Eran tan obstinados. ¿Es esa la palabra que quiero? No sentían que fuera importante para ellos. Gracias a Dios los tenemos, porque necesitábamos algo así para levantar todo”. “En los ensayos no fue genial -se sinceró-. Se los persiguió. Y luego salieron al aire y simplemente volaron los circuitos. Fue un momento muy emocionante. Fue un gran ancla para ese programa. Los Beatles haciendo una composición original, realmente le dieron estatura al programa”.
La idea era grabar al grupo mientras trabajaban en el estudio. Según Mark Lewisohn, autor de The Complete Beatles Recording Sessions, el 22 de mayo de 1967 la BBC anunció que The Beatles serían parte del evento mundial. A raíz de ello, tenían que preparar nuevo material. El único requisito de la BBC respecto del momento en que estuvieran al aire era que el contenido del corte debía ser simple “para que los televidentes alrededor del mundo puedan entenderlo”. Pero la banda en esa época estaba ocupada con Magical Mystery Tour y a días de salir a la luz la histórica obra Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, por lo que no comenzaría a preparar el tema hasta tiempo después.
Pero, ¿cómo se llegó a elegir la canción? Teniendo en cuenta que faltaban semanas para el evento, Paul McCartney ofreció los temas “Your mother should know” y “Hello, Goodbye”, aunque finalmente se decidió que solo haya material nuevo, por lo que John Lennon puso manos a la obra en la búsqueda de un tema simple, directo y que pueda ser bien tomado en todo el mundo por las distintas culturas. “Esta es una canción inspirada, porque la escribieron para un programa mundial y realmente querían darle al mundo un mensaje”, dijo por esos días el mánager de los Beatles, Brian Epstein.
Sin embargo, Paul comentaría en Anthology: “Era la canción de John, principalmente, una de esas que teníamos por ahí en ese momento. Encaja muy bien, por lo que podría haber sido escrito especialmente para el programa, y una vez que lo tuvimos, definitivamente se adaptó al programa. Pero tengo la sensación de que era solo una de las canciones de John que iba a llegar de todos modos. Fuimos a Olympic Studios en Barnes y la grabamos, y todos dijeron: ‘Ah, esta es la que deberíamos usar para el espectáculo’”.
En el mismo sentido, George Harrison aseguró: “No sé si la canción se escribió antes de eso, porque había muchas canciones en circulación en ese momento”. A Lennon se le ocurrieron las palabras y la parte principal de la música de “All you need is love”, mientras que el productor George Martin fue quien sumó todos esos extractos de otras canciones.
Our World se acercaba y los Beatles y George Martin decidieron que al menos parte del tema debería grabarse antes de la transmisión en vivo, a pesar del grito en el cielo de la BBC, que seguía con su postura de que todo fuera en vivo. Según el productor, las complicadas grabaciones que incluía el nuevo tema serían difíciles de reproducir en vivo. Así, recién el 14 de junio empezaron a trabajar en la pista de acompañamiento.
Un par de días después se agregaron otros elementos a esta pista básica junto con algunas voces, e incluso se sumó la idea de que el tema abriera con el principio de “Le Marseillaise” para luego terminar con una mezcla de melodías que pasarían de la música clásica al jazz, además de palabras que remitieran a antiguos éxitos de la banda de Liverpool.
Llegó el día. La banda arribó a las 14 al estudio uno de Abbey Road (desde donde se enviaría la señal), mientras que los ensayos se llevaron a cabo entre las 15 y las 17. La transmisión de Our World estaba por comenzar y cada locutor tuvo una presentación previa a la transmisión, explicando desde sus estudios para los espectadores de cada país las instancias de lo que se vería a continuación, justo antes de conectarse a la transmisión maestra en vivo, desde Londres, a las 19.
Los segmentes fueron pasando, y en los estudios de EMI, pese a que en un principio se creía que a la canción y a la presentación en sí no se le daría tanta importancia, se fue notando la tensión. Geoff Emerick, ingeniero de grabación de la banda, detallaría en There and Everywhere: My Life Recording the Beatles: “Nos sorprendió lo nervioso que estaba John, cosa que no era nada habitual en él. Nunca lo habíamos visto así. Fumaba como una chimenea y bebía directamente de una botella de leche. Una vez que pasé por ahí, oí que murmuraba para sí mismo: ‘Dios, espero no equivocarme con la letra’. A Paul se lo veía confiado, pero con una extraña sonrisa congelada que le iluminaba el rostro, lo que delataba que la procesión iba por dentro. George y Ringo parecían ser los más tranquilos de los cuatro, aunque también pude discernir la tensión en su lenguaje corporal”.
A las 21.36, la transmisión finalmente llega a Londres, y se puede ver a una cámara entrando a unos estudios repleto de globos y flores, y con mucha gente sentada alrededor, llevando un vestuario por demás llamativo, mientras la banda seguía ensayando con parte de la pista pregrabada. “Soy Steve Race en el estudio de grabación de los Beatles en Londres, donde en estos momentos se está trabajando en el último disco. No es solo una actuación, sino todo un montaje con algunos amigos para ayudar a la atmósfera”, se escucha la voz en off. ¿Los amigos e invitados especiales? Músicos de la talla de Mick Jagger, Keith Moon, Keith Richards, Marianne Faithfull, Graham Nash y Eric Clapton, entre otros.
Otra cámara en donde se encontraba la consola de grabación muestra a Martin y al ingeniero, a segundos de dar comienzo a la histórica actuación. “Hay varios días de trabajo en esa cinta. Quizás sea la centésima vez que el ingeniero la vuelve a reproducir desde el principio, otra etapa más en la creación de un disco de éxito casi asegurado. El supervisor es George Martin, el cerebro musical detrás de todos los registros”, continúa su relato la voz en off. “Ahí está la orquesta entrando al estudio y notarán que los músicos no son jóvenes de rock and roll. Los Beatles se llevan mejor con los hombres sinfónicos”, expresaría al momento del ingreso de cuatro violines, dos violonchelos, dos saxofones tenor, dos trombones, un acordeón y dos trompetas.
Race continúa, mientras la gente en sus casas esperaba: “Los muchachos comenzaron haciendo una pista instrumental básica por su cuenta, luego agregaron encima de eso una segunda pista de fondos vocales y acaban de agregar una tercera pista. Ahora viene la etapa final, una voz solista de John Lennon y por primera vez la orquesta. Aquí entonces está la mezcla final, la toma 1 de una canción que ofrecemos a todo el mundo: ‘All you need is love’”.
George Martin en el estudio de grabación con Geoff dan la indicación final, mientras los músicos preparan todo. One, two, three, four... la intro de Le Marseillaise comienza a sonar y las cámaras vuelven al estudio donde se encontraban los músicos. En cuanto a la grabación en sí, aunque como se explicara, muchos elementos estaban en la pista de acompañamiento, parte de la grabación se hizo en vivo, incluida la voz de Lennon, el bajo de McCartney, el solo de guitarra de Harrison, la batería de Starr y el acompañamiento sinfónico. A medida que la canción descendía hacia un caos multi-melódico, la imagen se desvaneció mostrando una imagen de la Tierra desde el espacio.
Los Beatles, Martin y todos los involucrados pudieron respirar tranquilos.
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