El día que James Cameron quedó atrapado durante 19 horas al visitar los restos del Titanic

El director del multipremiado filme bajó 33 veces a las profundidades del océano para estar cerca del transatlántico

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El influencer descendió a las profundidas con la empresa del submarino que desapareció

Luego de que se conociera la noticia de que hace unos días desapareció un submarino con cinco turistas que iban a visitar las ruinas del Titanic, el actor y youtuber mexicano Alan Estrada se volvió tendencia, ya que él hizo ese recorrido con la misma empresa llamada OceanGate.

Estrada es reconocido por compartir con sus seguidores múltiples detalles de sus viajes alrededor del mundo a través de su canal Alan x el mundo. Y en una entrevista con Yordi Rosado, relató que un buzo que descendió después que él le contó la historia vivida por James Cameron, lo que llevó al presentador a adentrarse más en esa historia.

“Quedó atrapado en una corriente durante 19 horas, lo leí en su libro”, expresó Estrada. Este revelador testimonio pone de manifiesto uno de los mayores riesgos que implica sumergirse en esas aguas inhóspitas: el peligro de quedar atrapado en algún objeto o estructura submarina.

“Ahí abajo hay corrientes de agua. James Cameron ha bajado 33 veces y una corriente de agua los atrapó en contra de la popa del Titanic y estuvieron ahí 19 horas hasta que el agua se desviara porque no podían salir”, detalló.

En palabras del propio Estrada, si uno se llegara a atascar con un fierro o una red de pesca en las profundidades del mar, sería una situación desesperante. No habría manera de que alguien pudiera descender para el rescate, ya que la inmersión alcanza los 3.800 metros de profundidad. No existe otro sumergible en el mundo capaz de realizar una operación de rescate en esas condiciones extremas. Incluso si hubiera uno disponible, estaría tan alejado que la probabilidad de sobrevivir sería mínima. En ese caso, solo quedaría esperar una muerte lenta y asfixiante.

James Cameron reveló que su fascinación por el Titanic lo llevó a dirigir el multipremiado filme de 1997
James Cameron reveló que su fascinación por el Titanic lo llevó a dirigir el multipremiado filme de 1997

El propio Cameron relataría a la revista Playboy en 2009 que no fue una historia de amor a bordo del Titanic lo que le inspiró para hacer su exitosa película de 1997, sino que el objetivo era otro: “Hice Titanic porque quería bucear entre los restos del naufragio, no porque quisiera hacer la película”, admitió.

“El Titanic era el Everest de los naufragios y, como buzo, quería hacerlo bien. Cuando supe que otros tipos habían buceado en el Titanic para hacer una película IMAX, dije: ‘Haré una película de Hollywood para pagar una expedición y hacer lo mismo’. Me encantó ese primer contacto, y quise más”, reveló.

El director detalló además en una entrevista al National Geographic que pese a haber crecido en Ontario, Canadá, lejos del Océano, recuerda que de pequeño ya veía con asombro los especiales de televisión del recordado explorador marino Jacques Cousteau. Más acá en el tiempo, siendo adolescente, Cameron realizaría una excursión al Museo Real de Ontario, en Toronto, donde se encontraba en cartel una exposición de un hábitat submarino diseñado por Joe MacInnis -el primer científico en bucear en las aguas casi heladas debajo del Polo Norte- lo que le impulsó a escribirle una carta.

Para sorpresa de Cameron, que entonces tenía 14 años, MacInnis le respondió. “Me envió la dirección de su contacto en... el fabricante de plexiglás... Me puse en contacto con ellos y me enviaron una muestra de plexiglás”, recordaría el cineasta. “En ese momento, ya tenía la ventana del futuro hábitat submarino. Solo tenía que construir el resto. Eso era importante. Eso crea la sensación de que es posible”.

Pero Cameron, pese a todo, no se quedaría solo en el Titanic, y en marzo de 2022 descendió al punto más profundo de los océanos: el abismo Challenger, situado a casi 11 kilómetros de profundidad en un área conocida como la fosa de las Islas Marianas. Durante la bajada, en el batiscafo de un metro de ancho y siete de alto que Cameron pilotó, aprovechó para fotografiar y filmar todo aquello que se cruzara en su camino.

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