Estaban destinados a no cruzarse. “Yo soy River, él es Boca -cuenta Ariel Cheb-. A mí me señalan como el cheto; él, el progre. Él vivió en otros países, cambió mucho de colegio; yo me mantuve siempre igual”. “Ari es un poco más ‘sí a todo’, yo soy más reticente”, apunta Agustín Stella, para describir un aspecto disímil de sus personalidades en lo que se refiere a la búsqueda de los entrevistados. Porque son muy parecidos, siendo tan diferentes. Y en el look queda todo de manifiesto: los dos llevan el mismo modelo de zapatillas blancas, pero de diferente color en algunos detalles.
Y en esa amalgama que surge de sus respectivos estilos, que se encuentran en tantos intereses y miradas en común, quizás esté la clave del éxito de Doble Mérito, aquel ciclo de entrevistas que estos compañeros de facultad primero y amigos después -en estricto orden cronológico, como se encargarán de explicar- crearon en YouTube con gran repercusión. Y que ahora tendrá una hermosa prueba, o desafío: todos los lunes, miércoles y viernes, de 15 a 17, saldrán al aire por República Z. Lo harán con ciertos cambios: en vivo, sin edición alguna en los reportajes, y con una mayor producción. Procurando, al fin, llegar a más gente. Tratando de que todo crezca, mute, pero en esencia, permanezca igual. Al fin, como ellos dos.
—¿En qué momento de la vida los encuentro hoy?
Ariel: —En un momento de reinventarnos. Tuvimos varios años haciendo lo mismo en el canal, con buenos resultados, en un formato bastante parecido, haciendo entrevistas, y llegamos a un punto de quiebre en el que dijimos “esto ya está”. Después de un par de meses en que cada uno lo tomó para encontrarse consigo mismo, explotar otros aspectos de la vida de cada uno, llegamos a este momento, en arrancar con un programa en vivo, tres veces por semana, construir un nuevo público, una nueva dinámica, un montón de cuestiones que son estresantes pero necesarias para sacar adelante esto que es Doble Mérito, que tanto amamos.
Agustín: —Siempre es complicado reinventarse otra vez. Cuando no tenés el piso de la estabilidad, sentís que te tambalea todo cuando cuando las cosas no salen tal cual uno piensa. Pero son momentos necesarios para arrancar otra vez. En lo personal, con algunos otros temas laborales, de transición. Las cosas puedan salir mejor o peor, pero estamos renovando las energías, y eso hace que sea todo más fácil.
—¿Cuándo se conocieron? ¿Y en qué momento decidir armar un ciclo de entrevistas juntos?
Ariel: —Nos conocimos en la facultad. Hicimos Periodismo los dos. El primer año que cursamos juntos ni nos dimos bola, no nos miramos, éramos de grupos separados. Para el segundo, empezamos a entablar relación, hicimos algunos trabajos juntos, nos gustó cómo trabajaba el otro.
Agustín: —Nos hicimos más compañeros que amigos, al principio. trabajábamos bien juntos, y con el paso de los años se fue haciendo una relación que es... la relación que tengo con él, no la tengo con ninguna otra persona de mi vida. Somos socios, amigos, hermanos. La familia de él es en cierto punto mi familia.
—Agus, creo que te escuché a vos decir que si no hubieran arrancado Doble Mérito, jamás hubiesen sido amigos. ¿Cuá es la gran diferencia entre ustedes?
Agustín: —Creo que es más que nada porque no nos hubiésemos cruzado jamás. Ari vive en otro barrio, tiene otros intereses, otro grupo de amistades, es hincha de otro equipo. ¿Dónde nos hubiésemos encontrado si no era en una facultad? Fue muy notoria la química que tenemos para trabajar, y a partir de ahí se construyó la relación. Después uno va encontrando puntos en común. Hoy es un punto en común que él sea muy diferente a mí. Está buena la complementación que tenemos. No nos peleamos porque sé hasta dónde puedo llegar yo, y al revés.
—Los dos son muy exigentes en el trabajo. Y han contado que ser tan ambiciosos les trajo muchas amarguras a lo largo de este camino. ¿Cuál es el objetivo concreto detrás de esa ambición?
Ariel: —Es complicado. Creo que tampoco tenemos bien en claro qué es lo que es lo que nos va a llevar a decir “bueno, ya está, estamos conformes”. Quizás nunca nada, por esta ambición de la que vos hablás. Lo que logramos construir con DM es muy lindo, fue muy trabajoso, pero quizás no logramos la masividad que buscamos tener, ampliar el público. Se armó una comunidad muy linda, pero de nicho, con gustos e intereses específicos, y siempre estamos en el límite del quiebre, poder saltar y llegar a otras edades, otras personas. Quizás ahí nos llegue la satisfacción que buscamos. Pero siempre tiene que estar acompañado de hacer el contenido que nos guste, porque podemos mutar para otra cosa completamente diferente, y a la gente le encanta, y explota, pero no nos convence a nosotros lo que estamos haciendo. Encontrar el equilibrio entre que te guste lo que hacés y que explote, es complicado. Ya van cuatro años de búsqueda. Y seguimos.
Agustín: —Lo que tiene las redes es que es muy complicado mantenerse. Y nosotros llegamos y nos mantuvimos. Más allá de que no dimos un salto exponencial. Y es muy complicado mantener una audiencia hoy, con la demanda que tiene Internet de siempre estar renovándose.
—¿Si pudieran volver a la primera entrevista que hicieron, cuando recién empezaban, qué consejos se darían a ustedes mismos?
Ariel: —Hacer. Nosotros tuvimos la suerte de tener una repuesta muy rápido, y quizás no tuvimos esos dos, tres años de frustración de estar haciendo y que nadie lo vea, no tenga visitas, repercusión. Pero es hacer, generar contenido. Generar, generar, generar...
Agustín: —En parte nosotros fuimos de las primeras generaciones en darle la espalda a los medios más tradicionales y decir: “Yo lo puedo hacer igual, no hace falta trabajar en un medio importante para que la gente ya sepa lo que puedo hacer”. Y creo que la pandemia facilitó mucho las transmisiones online. Yo tengo una cámara, puedo hacer algo de mi casa.
Ariel: —La importancia está en el contenido. Nosotros tenemos 20, 30 entrevistas, desenfocadas, mal grabadas, con mal audio, y se hizo casa una marca diferencial de nuestro producto, que se note que era tan casero, y la gente lo consumía porque estaba bueno el contenido periodístico. Enfocarnos en eso.
Agustín: —Cuando llegó un poco la inversión, lo primero que dijimos fue: “Bueno, basta de que se grabe mal el audio”. Pero el valor está al principio, decirle al entrevistado: “Mirá que a los 15 minutos me voy a parar y poner play porque se me para”, y nunca tuvimos problemas con eso, nunca nos dio vergüenza. Pero así como hay gente que le gusta que sea casero, otra te pide un poco más, y uno quiere progresar. Que se escuche y se vea bien.
—Si pudieran elegir a qué personalidad entrevistar, puede ser viva o muerta, ¿a quién sería? Puede ser una respuesta distinta para cada uno.
Agustín: —A mí me gustaría Matt Groening, el creador de los Simpson. Vivimos en el país más Simpson del mundo: una serie que es una sátira de la sociedad estadounidense, los argentinos la hicimos nuestra. Adaptamos una serie que era para ellos, para nosotros. Y en cada situación cotidiana, encontramos referencias de los Simpson. Y me gustaría hablar con Matt y consultarlo sobre esto, si algo tuvo que ver que su mujer sea argentina.
Ariel: —Buena respuesta. Me dejó opacado... A mí me gustaría entrevistar a algunos comediantes yanquis o del Reino Unido, que son referentes para mí, como Jerry Seinfeld o Ricky Gervais. Los veo y digo: “Ojalá algún día yo alcance ese tipo de humor”. Me gusta la comedia, en algún momento hice un curso de stand up con mis hermanos. Algo voy a armar en algún momento.
—Los escuché hablar de que en algún momento pensaron en abandonar Doble Mérito. ¿Qué los desmotivaba y qué los impulsó a seguir con el canal?
Agustín: —En el 2020 no se podía hacer nada. Fue un año complicado para todos. Yo tuve la suerte de hacer otra cosa y conservar mi fuente laboral, pero muchas personas perdieron su trabajo, y no nos salía quejarnos públicamente. El hecho de no poder grabar... La pandemia nos corta en el mejor momento. Veíamos en los gráficos que se estaba dando ese salto exponencial que no llegó. Nos estaban pasando las primeras lindas cosas que te pasan cuando tu producto tiene éxito: que te saluden, que te reconozcan, que hablen de vos, que los invitados empiecen a llegar solos. Y el corte fue muy abrupto. Cuando todo empezó a liberarse de a poco, estaban los permisos. Muchos invitados no querían venir por el miedo a contagiarse; era entendible. Intentamos hacerlo por videollamada, no nos funcionó. No avanzábamos. El miedo era no poder mantener la audiencia anterior.
—¿Entrevistaron a alguien que les haya generado un impacto a ustedes, desde lo emocional, lo personal, que les haya dejado algo?
Ariel: —Una de las entrevistas más movilizantes fue con Mufasa, uno de los creadores de El Quinto Escalón, la batalla de rap tan emblemática. Toda la historia que él tiene detrás, la forma de pensar, los conflictos que había tenido, nos representaba bastante, era muy movilizante escucharlo. Y tiene una mística impresionante. Fueron dos horas charlando con él, después la edición quedó más corta. Con el Piti de las Pastillas del Abuelo. Son notas místicas, que en el ambiente se respira algo diferente. Sentís que te está contando algo que te va a marcar.
Agustín: —Nos ha pasado también con personajes más controversiales, como Javier Milei. También Elo Podcast, que en su momento se hizo muy viral y las cosas que contó en la nota para algunas personas resultaron fuertes. Y está el desafío desde lo periodístico: muchos festejan que la entrevista se pueda dar, por el motivo que sea, pero otros te critican porque le estás dando un espacio. Es una de las grandes discusiones de quienes hacemos entrevistas.
—Gran parte de la magia de Doble Mérito es que no tienen miedo de decir lo que piensan, aunque pueda ser controversial. Han entrevistado a personajes controversiales también. Por ahí el humor apunto a lo ácido. ¿Les dio o les da miedo ser cancelados? ¿Qué piensan de la cancelación como concepto?
Agustín: —Creo pasó el boom de la cancelación. En los primeros años nuestros estaba en auge todavía: el 2019 fue un año complicado desde los social. En un momento se pasó de rosca la cancelación: “Dijiste algo mal, pediste perdón, y aún así te cancelo”. Pero tuvimos la suerte de que no nos pasó. Hay que tener un poquito más de cuidado, como quien habla con desconocidos, básicamente, y no sabés cómo se lo pueden tomar. Y con un fragmentito chiquito, te lo pueden sacar de contexto y te pueden hacer un lío grande. No hay que tener miedo, sí precaución. Tu palabra tiene un peso más importante por ser comunicador. En mis redes me limito un poco más; antes largaba todo.
—¿Cuál es el gran prejuicio o la idea equivocada que sus oyentes tiene sobre ustedes?
Ariel: —Todos nos preguntan: “¿Qué van a hacer con el fútbol?”. Y nosotros siempre nos quisimos alejar del fútbol, desde que arrancamos. Tenemos pocos futbolistas, sí tenemos muchos periodistas deportivos, eso nos vincula.
Agustín: —Siempre se habla de fútbol en las notas, pero más como un concepto de la argentinidad. En una mesa los domingos hablás de fútbol, de política, de música, de cultura de la Argentina. Es parte de nosotros el fútbol.
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