La Delio Valdez hizo vibrar al Luna Park al ritmo del cumbión: invitados de lujo en una noche histórica

Casi la medianoche del sábado en la Ciudad de Buenos Aires y la marea humana comienza una procesión por calle Corrientes mientras en los oídos todavía resuena lo que pasó hace instantes, una lluvia de luz y colores al ritmo de El paso final, esa especie de conjuro para lograr dejar atrás lo que nos hace mal, lo que nos ata, porque “hoy voy pedir no derrumbarme cuando digan tu nombre”, mientras los 16 integrantes de La Delio Valdez no encontraban forma de agradecer tanto amor por parte de del público.

Pero para eso faltaría mucho, incluso mucho antes de que arranque el show en sí. Ya que pese al frío reinante en la Ciudad, en medio de un fin de semana XL, desde antes de las 20 era posible ver gente en las inmediaciones del estadio Luna Park esperando a quien los acompañaría a entrar o simplemente distrayéndose con algunos de los productos de merchandising disponibles para la ocasión.

En el interior del recinto ya se estaba viviendo una fiesta, y es que el DJ Sonido Sabanero que amenizaba la espera disparaba clásicos de la cumbia colombiana, además de gemas de los ‘90 argentinas, por lo que el mítico estadio porteño se transformó en una inmensa pista de baile desde ese instante, mientras sonaban desde Los Charros y Antonio Ríos, hasta los más variados exponentes internacionales.

No hay un estereotipo de espectador de La Delio, es que en cada show de la agrupación se encuentran desde el punk hasta el rasta, pasando por un ricotero o quien toda su vida consumió cumbia. Es que el nexo coordinante entre todos es la música que sale desde el escenario, es lo que los mueve, los transporta.

La agrupación que presentara hace un año El tiempo y la serenata, su último disco de estudio, justamente en este mismo Luna Park, estuvo hasta ahora en medio de una gira que los llevó por Chile, Uruguay, Brasil y México. Y estos conciertos el 16, 17 y 18 de junio son el momento perfecto para dar cierre a esta seguidilla de shows, mientras preparan una impactante agenda que los tendrá “del otro lado del charco” como anticiparan, ya preparando también lo que serán los festejos por los 15 años de vida.

A las 21.15 el estadio que ya los tuvo como partícipes en cuatro oportunidades -y este domingo será la quinta, también con sold out- apagó las luces y dio comienzo a la fiesta propiamente dicha, con Por una vez en la vida, donde Manuel Cibrián nombra “bombo, guache y güiro”, y por más lejanos que suenen esos instrumentos, ya son parte del ADN argentino, si desde el año 1955 se pueden escuchar esas melodías en el país, desde la formación de Los Wawancó, fundacionales en ese sentido.

Después sería el momento de Ivonne Guzmán con toda su impronta y una presencia escénica innegable, que logró obnubilar a todos los presentes. Y sería también el tiempo del primer invitado, Javier Ortega para, de la misma forma que en el último disco, participar del tema De un tiempo a esta parte.

La banda suena aceitada, sin errores, sabiendo lo que son y lo que generan, pero sin por eso perder el norte entregando en cada momento todo lo que tienen, y el público tiene la posibilidad de verlos brillar a todos, porque La Delio no es uno, son los vientos, las voces, la percusión y las cuerdas, con la fiesta como único leit motiv.

Luego llegaría La cumbia del río, con Black Rodríguez Mendez en la voz cantante, dando sobradas muestras de todo lo que es capaz de brindar, no sólo en lo que respecta a su capacidad vocal, sino también a su performance en el escenario.

Y lo que en algún momento fue apenas una participación presentada en febrero de este año, la reversión de Cumbia de los dos en esta oportunidad se dio arriba del escenario y el público vibró como pocas, veces: Natalia Oreiro pisaba el tablado con un impactante vestido negro y dorado, con botas doradas hasta la rodilla, para acompañar a Ivonne en la interpretación de esa historia de amor de verano.

Pero eso no sería todo, claro porque después llegaría Rodrigo Quiroz con su acordeón y todo el sabor colombiano para deleitar al público, y por partida doble, porque para el segundo tema que interpretaría subió Claudio, la voz de Onda Sabanera, que hizo bailar a todos como lo hiciera desde mediados de los ‘90 con un clásico de la talla de El campanero, en el que se presenta como: “Soy de la costa norte de Colombia y en todo el mundo entero ando tocando mi cumbia sabrosa…”

Como dijimos antes, todos, todos tienen su momento de brillar, y el de Pedro Rodríguez (voz y timbales) es con Pedazo de papel: “Pasan las semanas y cada recuerdo se nos hace parte en una canción, en unas palabras mal garabateadas en un colectivo, en algún cuaderno donde te guardé…”. repite el público y canta a un corazón roto.

Ivonne vuelve a tomar el micrófono y sin dudarlo asegura: “Les presento a una de las mejores voces de América latina”, instante en que irrumpe Julieta Venegas y el Luna se rinde ante sus pies con la interpretación de Amnesia total, aunque no sería la única, ya que se quedaría para un segundo tema, Adoro, un histórico del bolero, esta vez con la compañía de Black.

Pero el bolero tendría también un nuevo momento, y esta vez con la presencia de la gran Lidia Borda y una magnífica interpretación de Mis noches sin ti, donde asegura que “hoy que en mi vida tan solo quedó tu recuerdo, guardo en mis labios tus besos que saben a miel”.

“Esto que están escuchando es la orquesta de 14 años de autocooperativismo y llevando siempre la cultura de la celebración”, explica el saxofonista Pablo Broide al público al agradecer el haber colmado la capacidad del estadio y confirmando que para esta noche de domingo también lo estará. “Mañana no se van a haber solucionado los problemas, pero al menos nos vamos con unas cumbitas encima”, se sincera ante todos, para luego dar paso al último invitado de la noche.

“Un amigo muy querido, Nahuel Pennisi”, se escucha y retumba de emoción y gritos el recinto,y el invitado no puede contener su emoción y lo primero que hace es afirmar lo que de este lado ya se sabía: “Estábamos en el camarín y temblaba todo”. Para comenzar a interpretar La noche, que hace menos de un año se presentara también en un videoclip.

A minutos de llegar a las 2 horas y media de show, Ivonne se cuelga la guitarra y se planta para dejar en claro a todos que “esto también pasará” en la Canción del adiós, pero sería un falso final, claro, porque todavía faltaba El paso final, donde, como dijimos al principio de esta crónica, “hoy voy pedir no derrumbarme cuando digan tu nombre”.

La Delio es mucho más que Inocente y la certeza de todo lo que Ivonne Guzmán tiene para ofrecer, es un sueño que se inició hace 14 años y ya cumple su quinto Luna Park, porque como dijera Broide: “No fue magia, es trabajo. Acá no hay plata ni alguien atrás para que sonemos en la radio”. Es música, es pasión, es profesionalismo. Y se nota.

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