Cuando la modelo y actriz -en ese 1985, con 21 años- descubrió que Sylvester Stallone -con 39- se hospedaba en un hotel de Manhattan, no perdió el tiempo. Deslizó una de sus fotografías, firmada por ella misma, con un mensaje que no dejaba lugar a dudas: “Mi nombre es Brigitte Nielsen. Realmente me gustaría conocerte. Aquí está mi número”. El actor, en la cúspide de su fama, respondió de inmediato. Del otro lado del tubo -época del teléfono de línea-, él solo dijo tres palabras: “Tengo que conocerte”.
Esa llamada, escueta y precoz, cambiaría la vida de ambos
Nacida como Gite Nielsen en Dinamarca en 1963, dejó los estudios a los 16 años, cansada del bullying por su altura (1.85) y se trasladó a París donde comenzó a brillar como modelo: Armani, Versace, Gianfranco Ferré y Jean Paul Gaultier fueron algunas de las destacadas casas de moda que no podían pasar por alto la oportunidad de contarla en sus catálogos.
El productor cinematográfico Dino de Laurentiis entendió que Nielsen era la ideal para encarnar a la pareja de Arnold Schwarzenegger en el filme que se estaba gestando: Red Sonja. Al margen del rotundo fracaso, tanto desde el público como la crítica especializada, el filme fue el puntapié para su llegada a la pantalla grande, con un tórrido y exprés romance con el protagonista del filme incluido.
Michael Sylvester Gardenzio Stallone, nacido en 1946 en los Estados Unidos, llegó a trabajar como actor porno para poder pagarse los estudios en la escuela de arte dramático, donde entendía que estaba su futuro. Tras algunas participaciones menores en filmes diversos -incluido Bananas, de Woody Allen- y series -como Kojak- comenzó a escribir guiones.
Luego de presenciar una pelea de Muhammad Ali en 1975 supo que ahí había una historia para contar. En solo tres días tenía un guion armado que presentó en diversas productoras con una única condición: él también sería el actor principal. Llegaría el rechazo de algunas con respecto al texto, de otras, por la cláusula que determinaba que Stallone tenía que ser el protagonista. Todavía recuerda una oferta que le hicieron: duplicarle la ganancia como guionista con la condición de que el papel principal sea de otro. La propuesta era tentadora: Sylvester estaba en la ruina, al punto que no podía asumir siquiera el cuidado de su propio perro. Pero respondió no.
Todas las ofertas fueron rechazadas hasta que un estudio asumió el riesgo y Rocky vio la luz: rotundo éxito mundial, artífice del filme que se alzaría con el Oscar a mejor película en 1977, año en que Stallone también resultaría nominado para la estatuilla en las categorías de mejor actor y mejor guion.
La maquinaria Rocky estaba en marcha, y la historia que nos ocupa ocurre en 1985, momento en que se estaba gestando la cuarta entrega de la saga, la que finalmente sería la más taquillera, la que muestra al boxeador próximo a retirarse del profesionalismo tras recuperar el título en Rocky III, hasta que desde la Unión Soviética asoma la última revelación del boxeo: Iván Drago se convierte en el aspirante con mayores probabilidades de hacer tambalear su legado.
El día que Brigitte Nielsen y Sylvester Stallone se vieron por primera vez, ella se encontraba recién divorciada del músico danés Kasper Winding, quien también era el padre de su hijo Julian, y con quien había contraído matrimonio apenas un año antes. Él, por su parte, aseguraba estar pasando un mal momento matrimonial con la fotógrafa Sasha Czack, casados desde 1974 y padres de dos hijos, Sage y Seargeoh.
“Él era muy hermoso. Era el hombre más sexy y delicioso que jamás había visto. Y él estaba en la ciudad, estaba decidida a conocerlo”, recordaría Brigitte en sus memorias (You only get one life) sobre la necesidad de dejarle esa foto con ese mensaje bajo la puerta. “Debo haber sonado como una fanática enloquecida. Estaba emocionada, pero sabía que era demasiado tonto. Deslicé una fotografía del portfolio que usaba para conseguir trabajo en las agencias”.
Respecto de ese primer encuentro en el que él la pasaría a buscar, Nielsen recuerda: “Llegó a tiempo y traté de ser lo más casual posible. Parecía un verdadero caballero, dulce, con los pies en la tierra. Nos vimos un par de veces, con él siempre tratando de persuadirme para ir a la cama. Finalmente me volvió a llamar y me pidió que me quedara con él en su casa de Broad Beach en Malibú. Cuando llegué pasamos una tarde relajada y esa noche estuvimos juntos por primera vez. Finalmente había sucedido”.
“Empezamos a vernos con regularidad y, a las pocas semanas, me ofreció un papel en Rocky IV”. Nielsen interpretaría a Ludmilla Drago, la esposa de su némesis ruso en el boxeo. “Luego me pidió que me casara con él, para lo cual se divorció. En la boda, la lista de invitados ascendía a 300 de los cuales conocía personalmente a un total de cinco: mis padres, mi hermano, mi asistente personal Kelly y mi buen amigo gay y estilista Bruce”. El matrimonio comenzó con el pie izquierdo desde la luna de miel en Hawái: “Sly trajo a unas 15 personas con nosotros: agentes, abogados, todo un séquito. Estaba devastada”.
Apenas se produjo el lanzamiento de Rocky IV, Nielsen y Stallone comenzaron a trabajar juntos en otra película que no sería de las aclamadas por el público y crítica: Cobra. El drama policial lleno de acción tuvo también a Sly como personaje principal y guionista, y se basó en la novela Juego limpio, de Paula Gosling. Nielsen interpretó a Ingrid, la modelo en apuros que el personaje de Stallone toma bajo su cuidado protector. Cobra aspiraba a ser un homenaje a películas como Harry el sucio, donde se desafía más al hombre de la ley que al infractor.
Puertas adentro, la relación no prosperaba y hasta la propia Nielsen se cuestionaba el haber aceptado una propuesta de matrimonio a tan poco tiempo de haberse conocido. Stallone se mostraba completamente rendido a sus pies y no faltó mucho tiempo para que empezaran a aparecer en el jardín de su mansión las esculturas tamaño natural con la figura de la danesa. La primera pareció un halago inesperado, pero cuando comenzaran a multiplicarse, la impresión cambió y Brigitte comenzaría a replantearse muchas cosas.
Nielsen intentaba darle impulso a la vez a su carrera profesional como actriz, donde también fue parte de Beverly Hills Cop II (Un detective suelto en Hollywood II), aunque la crítica no le reconocería mayor mérito, como se recordaría esa columna en la revista People: “Trabajo que casi con seguridad no habría obtenido si todavía fuera la Sra. Winding, esposa de un músico de Copenhague”. Es más, en la misma publicación, quien se refiere en duros términos es una persona cercana a Stallone, de la que no se dan más detalles, quien afirmó: “Nielsen es una verdadera conspiradora. Ella lo dejó en ridículo públicamente. Lo usó. Se convirtió en un trampolín para su carrera“.
Pero eso no sería todo. Semanas después empezarían a circular rumores respecto de que Brigitte estaba manteniendo una relación en secreto con su propia secretaria, Kelly Sahnger. Las versiones provocaron que el portavoz de Stallone emitiera una declaración con una alta dosis de prejuicios y discriminación: “Estoy totalmente indignado por las acusaciones ficticias hechas en un periódico de Londres sobre mi bella esposa. Es una mujer totalmente femenina”.
Por si faltaba un personaje más en esta historia, quien se sumó fue la madre de Sylvester, quien desde el comienzo de la relación no vio con buenos ojos a su nuera. La señora Jackie Stallone alguna vez se refirió a ella como “el ejemplo más pobre de una mujer que he conocido. Le pedí a Sylvester que no se casara con ella porque no iba a durar más que el próximo eclipse, y él solicitaría el divorcio”. Tiempo después, la propia Nielsen afirmaría que su suegra fue la causa principal de la separación. Aunque Jackie no se quedaría callada, y aclaró que sus habilidades psíquicas predijeron el fracaso del matrimonio.
Teniendo en cuenta cómo venía la relación, estaba claro que todo culminaría en algún momento, más temprano que tarde. Lo que se inició con el casamiento el 15 de diciembre de 1985 en la casa de Beverly Hills del productor de cine y amigo de Stallone, Irwin Winkler, terminó en julio de 1987. Anuncios de prensa oficiales indicaron que fue el actor quien solicitó el divorcio, citando “diferencias irreconciliables”. Mientras tanto, Nielsen continúa afirmando que fue ella quien lo dejó.
“Sylvester y yo firmamos un acuerdo prenupcial, lo que significa que ninguno de nosotros puede decir mucho sobre el matrimonio. Todo lo que puedo decir es que una mañana temprano en 1987 tomé mi ropa y joyas y dejé su vivienda para siempre”, dejaría por escrito Brigiette en sus memorias, aunque el paso de los años y distintas entrevistas posteriores arrojarían mayores precisiones sobre lo vivido.
Cuando la madre de Stallone murió en 2020, a los 98 años, Nielsen le rindió homenaje en una emotiva publicación de Instagram: “Extremadamente fuerte, llena de energía y una mujer única en muchos aspectos, hasta el final”.
Además, en una entrevista con Oprah Winfrey la actriz destacó: “El error más grande mientras estaba con Sylvester era el hecho de que todos pensaban que me casé con él por dinero No entendieron que él me rogó que me casara, me rogó y recuerdo haber pensado: ‘Esto es demasiado pronto, eso no está bien’. ¿No querés casarte con Rocky? Si volviera atrás en el tiempo, no debería haberme casado con él y él no debería haberse casado conmigo”.
Y en una charla con Larry King, optó también por dejar un elogio: “Puedes decir muchas cosas buenas sobre Sylvester. Es un esposo horrible, al menos lo fue conmigo. Pero como escritor, como productor, como director, me quito el sombrero ante él. Realmente sabe cómo poner las cosas en papel y desde el papel ponerlas en la pantalla”.
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