En A la tarde (América) estaban repasando la actualidad de la televisión cuando se dio un emotivo momento en el que los protagonistas fueron Luis Ventura y Facundo, su hijo mayor. La conductora Karina Mazzocco quiso saber cómo es el experimentado periodista como padre y su hijo no dudó: “Es un 10. Nunca lo conté esto, yo estuve un año y medio sin hablarme con él. Esta situación fue hasta el año pasado. Jamás salí en un medio a hablar mal, porque yo dentro de toda la bronca que tenía por lo que pasó y por lo que nos distanciamos, yo siempre tuve presente que él estuvo ahí, siempre dando lo mejor”, comenzó contando.
“Uno no nace sabiendo cómo ser padre y en el camino se va equivocando, pero yo soy consciente de que siempre intentó dar lo mejor”, siguió Facundo y pasó a contar una anécdota que hizo llorar a su papá Luis. “Yo jugaba al fútbol y un día jugamos contra Estudiantes de La Plata en La Plata. Promediando el primer tiempo, el cielo se vino abajo, un temporal tremendo. Toda la gente que estaba viendo el partido, se subió a sus autos y se fueron. En un momento voy a tirar un tiro libre y cuando levanto la cabeza, veo a un tipo abajo de toda la lluvia empapándose. El único loco que estaba en toda la cancha viendo el partido era él. El tipo estuvo una hora y media empapándose pero no se movió de donde estaba”, recordó y emocionó a Ventura padre.
“En ese año y medio en el que no nos hablamos, él me mandaba mensajes. En un momento, jugando al fútbol me rompí el tendón de Aquiles. y él, por intermedio de mi hermano, estaba atrás resolviendo todo, llamando al médico... Para ser un padre presente no hace falta estar pegado al lado. Alcanza con un llamado, un ‘¿Cómo estás? ¿Qué te falta?’. Mi viejo, en ese sentido, no me falló nunca”, cerró Facundo mientras Ventura lidiaba como podía con su emoción. “Yo no quiero hablar porque...”, se contuvo Luis y su hijo lo chicaneó: “Bueno, tampoco para que te pongas a llorar, loco”.
“A Facu no le quiero decir nada, sino a mis hijos, para que no quede circunscrito a uno de ellos y no quiero que sean diferentes mis hijos”, comenzó diciendo Luis Ventura luego de tomar un poco de aire. “Ellos son diferentes circunstancias de la vida, diferentes momentos que no todo el mundo va a entender. Lo único que les puedo contar es mis sentimientos hacia cada uno de ellos”, agregó y pasó a resumir el vínculo que tiene con cada uno de sus descendientes.
“Me pasó con Nahuel, cuando me tenía que ir con su mamá todos los días a La Plata, porque tenía un soplo en el corazón y no le podíamos decir a nadie de la familia, porque había gente con enfermedades, en geriátricos... No podían enterarse de que Nahuel tenía un agujero en el corazón y había que tratarlo. Estuvimos yendo dos meses en un coche que se paraba, un Fiat 600 que me prestaron. Yo no tenía auto, no tenía un mango. Salíamos de casa 4 y media de la mañana y volvíamos a la tarde”, recordó Luis.
“Con Facundo, mil y unas... Desde llevarlo a jugar al Uruguay, donde estaba ilusionado porque había quedado elegido para jugar en River Plate. Hasta un día que Lanús jugaba la final del campeonato en la Bombonera, contra Boca. Nosotros volvimos en avión y nos vinimos en una rueda desde Aeroparque. No podíamos estacionar porque alrededor de la cancha no cabía un alfiler, dejamos el coche como a 10 cuadras. Y este loco salió corriendo y me dijo: ‘Viejo, yo me voy porque el partido ya está terminando’. Yo ya no podía con mi alma. Y cuando llego a la Bombonera, en el fondo de la altura, veía el cielo celeste y lo veía a Facundo, que subía como un león para ver la vuelta olímpica que iba a dar Lanús por primera vez en su vida. Y yo pensé que me había dado un infarto”, dijo Ventura y volvió a quebrarse. Entre lágrimas, remató: “Me puse mirando al fondo de la escalera para morirme si me tenía que morir, viendo a mi hijo viendo disfrutar una vuelta olímpica”.
Luego habló del hijo que tuvo con Fabiana Liuzzi en 104. “Ahí me llenaron de versiones y de denuncias con respecto a Antonito, queriéndome hacer quedar como el culo. Me trataron de padre abandónico, de asesino. Y nadie la verdad de la historia que tengo con él. Antonito es mi hijo, estoy orgulloso de él como de mis otros hijos, le guste a quien le guste. Me la banco”, dijo. Y por último, Luis se permitió un consejo para quienes son padres. “Cuando tenés la posibilidad de tener hijos, abrazalos, abrazalos. Sentí el calor de tus hijos en el pecho, en las manos, acá adentro”, cerró mientras se señalaba el corazón.
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