De pronto, todo lo que estaba disperso en el Parc del Fòrum, se volvió una sola cosa: el público con sus distintas lenguas, la humedad, el aire casi estival y el entorno marítimo de esta zona a quince minutos del centro de Barcelona con el foco puesto en Blur, quienes fueron el número de lujo en el cierre de la primera función del Primavera Sound.
En rigor, el festival ya había comenzado el lunes con su cartelera ecléctica del Primavera a la Ciutat y la noche de bienvenida con Pet Shop Boys y Jake Bugg, de acceso libre al público. Este jueves se inauguró formalmente y los ingleses pusieron el broche entrada la madrugada. La banda liderada por Damon Albarn volvió al ruedo hace menos de un mes después de ocho años en pausa y su paso por el festival catalán encantó a la multitud babélica que eligió terminar la noche con ellos.
El comienzo fue de menos a más, con el estreno de “St. Charles Square” -será parte del álbum The Ballad Of Darren, a editarse en julio-, un clásico como “There’s No Other Way” y una un poco más tapada como “Popscene”. La voz del líder Albarn sobresalía entre el colchón melódico de Graham Coxon y Alex James sumado al latido del baterista Dave Rowntree. Esta vez, nada de coros, orquestas ni parafernalia melódica: rock entre cuatro en el que cada tanto el cantante soltaba el micrófono para dejar coreando al público y deleitarse con el feedback, como en la sexy & tóxica “Beetlebum”. Más adelante también cedió el canto, pero para que Coxon cante “Coffee and TV”.
Después de las descargas eléctricas con “Girls & Boys” y la icónica “Song 2″, se tomaron un respiro para finalizar la faena con la emoción a flor de piel. Fue con la extendida plegaria romántica de “Tender”, el otro adelanto hacia lo nuevo que es “The Narcissist” y la belleza melancólica de “The Universal” las que hicieron soltar los últimos suspiros del público. Así quedó de relieve la vigencia de las canciones de esta banda fundamental en la escena rockera inglesa, con la que muchos de los presentes viajaron hacia algún lugar de su memoria emotiva.
Un efecto similar provocó un rato antes la presencia de New Order. Sobre el mismo escenario, la banda que surgió de las cenizas de Ian Curtis y Joy Division se hizo cargo de su legado y de sus canas para poner en escena algunos de los himnos que sirvieron de molde new wave. Bajo una lluvia de lásers y una puesta sobria, “Regret”, “Age of Consent” y “Academic” -con Bernard Sumner dejando a un lado la guitarra por un instante para dibujar con la melódica- fueron los primeros instantes de un set sólido y muy celebrado.
Entre el público se destacó una chica parada sobre una tarima, por sobre todas las cabezas, y dejaba visible el “rock & roll” que tenía estampado en la espalda de su campera de jean. El gesto, aunque casual, fue congruente con la propuesta del grupo, que dejó a un lado los sintetizadores para apoyarse sobre su vértice más rockero.
Luego de los hits “Love Bizarre Triangle” y “Blue Monday”, el viaje en el tiempo del grupo que completan Stephen Morris, Gillian Gilbert, Phil Cunningham y Tom Chapman no podía terminar de otra manera que con “Love Will Tear Us Apart”, con Curtis y su mirada cargada de tristeza desde las pantallas.
En el medio de los grupos ingleses apareció Halsey con un set fogoso, tanto por la energía de la cantante -con un fraseo entre Björk y Alanis Morissette, sus modos de profe de gimnasio y su frenética manera de tocar la guitarra- como por las llamaradas que acentuaron a “You Should Be Sad”, “Graveyard” o la versión rockera de “Closer”, que grabó originalmente con The Chainsmokers.
Sobre las mismas tablas, aunque algunas horas antes, el protagonista había sido el groove funkero y el soul elástico de NxWorries. La dupla conformada por el talento de Anderson .Paak -lookeado con un gorro aterciopelado al estilo Jay Kay y un pie de micrófono sinuoso como una serpiente- y la versatilidad de Knxwledge en los controles calentaron el aire y el baile con algunas como “What More Can I Say” y “Lyk Dis”, mientras el público lo festejaba gritando la marca de agua “Yes, lawd!”.
Entre las canciones, hubo dos bloques de dj set en los que el cantante se tomaba un respiro y el productor develaba algunos de los trucos con los que está hecha su música. Incluso hubo un guiño a la “guerra del brit pop” al pinchar “Wonderwall” (Oasis) entre MF Doom y Musiq Soulchild, un gesto para nada desapercibido en la previa al set de Blur. Para el final, .Paak se vistió de chulo -en traje rosa y sin camisa, dejando al descubierto su torso tatuado- e hizo subir a una multitud de mujeres al escenario, que le bailaban alrededor mientras él cantaba “Suede”.
Entre una quincena de escenarios, lo del Primavera Sound es algo así como “todo a la vez en todas partes” y para todos los gustos. Desde el flow clásico y moderno de Pusha T -que pese al audio bajo hizo levantar las manos con “If You Know You Know” y “Santería”- al hardcore renovador de Turnstile -que levantaron el primer gran pogo cuando aun había sol con “Real Thing” y “Gravity”-.
También la cosa está hecha de extremos. Por un lado, la pirotecnia al servicio del apocalipsis ahora hardrocker de Ghost -con su particular frontman Papa Emeritus IV y una puesta en escena de una catedral gótica a tono con la ciudad- o el menú para paladares anchos del Boiler Room, el lugar predilecto de los clubbers. La última fiesta de la noche ocurrió ahí mismo, con el combo colombiano TraTraTrax juntando los resabios de una larga jornada y colando al argentino Dillom con su “Pelotuda” en un mix cargado de dembow tribal y cumbia techno.
Para este viernes en Primavera Sound están programados los shows de Kendrick Lamar, Depeche Mode, Baby Keem, Sparks, The Moldy Peaches, Fred Again..., Skrillex y la presencia argenta con Trueno, entre muchos más.
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