Un romance no correspondido, un novio estafador y un amor de vidas pasadas que sanó todo: el corazón de Anne Hathaway

Desde los 19 años que debutó en el cine, la actriz no dejó de encadenar éxitos y premios. Sin embargo, vivió algunas relaciones conflictivas que lejos de derribarla, la fortalecieron

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Anne Hathaway (Foto: REUTERS/Eric Gaillard)
Anne Hathaway (Foto: REUTERS/Eric Gaillard)

Para algunas estrellas de Hollywood a veces parece más sencillo encontrar un buen papel que un gran amor y de eso puede dar fe Anne Hathaway. La actriz que nos deleitó luciendo los looks más increíbles en El diablo viste a la moda, la que nos asombró por su transformación en Los Miserables, nos hizo querer a la monarquía en Diario de una princesa y reír en Guerra de novias, no la tuvo fácil en el amor.

Aunque su madre, Kate Mc Cauley, es actriz de teatro cuando su hija anunció que deseaba seguir ese camino, sus padres le pidieron que intentara una carrera universitaria. Anne se anotó en Letras, luego en Ciencias Políticas pero no olvidó su vocación. Ya desde su nombre, su destino parecía marcado. La llamaron Anne Hathaway, como la esposa de William Shakespeare.

Después de formarse con cursos intensivos de actuación, realizar estudios de baile e integrar un coro como soprano, a Anne le llegó la oportunidad de participar en algunas series de televisión. Hasta que en 2001, la convocaron para El diario de una princesa, una comedia familiar de Disney que cambió su vida. Y eso que los comienzos no fueron del todo prometedores. Cuando se presentó a la audiencia, al intentar sentarse se cayó de la silla. Lo que podría poner nervioso a la mayoría, le provocó un ataque de risa y esta actitud espontánea y divertida fue la que cautivó a todos y le adjudicó el papel.

La película fue un exitazo y a los 19 años, Anne se encontró haciendo lo que le gustaba y además con el reconocimiento del resto. Siguieron otros títulos no tan exitosos pero donde se destacaba su actuación. Empezó a ser asociada con propuestas familiares y para salir del encasillamiento decidió seguir un consejo que le dio Julie Andrews: protagonizar un desnudo en pantalla que la desligara de la imagen de estrella infantil. Así lo hizo en Havoc, pero el papel que definitivamente la sacó del rubro “cine pochoclero y en familia” fue en Secreto en la montaña. Al año siguiente pasó de esposa sufrida e hija reprimida a joven audaz y secretaria perfecta en El diablo viste a la moda. Lejos de quedar opacada por la figura de Meryl Streep, Anne no solo brilló con luz propia sino que la actriz consagrada y la actriz incipiente se potenciaron transformando la película en un exitazo que recaudó 125 millones de dólares.

El diablo viste a la
El diablo viste a la moda, la película que protagonizó junto a Meryl Streep

La vida profesional de Anne parecía una autopista a la fama, pero su vida sentimental se asemejaba a un camino de tierra lleno de pozos. Su primer romance conocido fue con el actor Hugh Dancy con el que coprotagonizó Ella está encantada. Salieron dos años, pero él decidió cortar cuando vio que la fama de su novia lo superaba y que ella buscaba una relación más comprometida. Anne solía declarar que anhelaba un matrimonio como el de sus padres. “Han estado casados por más de 25 años, con todo lo bueno y lo malo que te puedas imaginar, pero juntos. Quiero un matrimonio sólido como el de ellos. Siempre lo he querido”.

Lejos de decepcionarse con el amor, lo siguió buscando. Mientras grababa Secreto en la montaña se rumoreó que salía con Jack Gyllenhaal y luego se dijo que estaba enamorada de James McAvoy, su compañero en Amor verdadero. Pero los caballeros negaron romances asegurando que solo eran “grandes amigos”. Entonces apareció en su vida, Raffaello Follieri parecía un gran candidato, resultó un gran estafador.

La actriz estadounidense Anne Hathaway
La actriz estadounidense Anne Hathaway (Fotos: EFE / NINA PROMMER/Archivo)

En 2004 y con 22 años, la actriz conoció a este apuesto italiano que aseguraba se dedicaba a los bienes raíces. Los presentaron en una cena y Anne quedó seducida por ese carismático hombre que vestía trajes de Armani, aseguraba se movía entre la élite empresarial, conocía al papa Juan Pablo II -algo que fascinó a la actriz que era católica y en la adolescencia fantaseó con ser monja- y además se dedicaba -o al menos eso decía- a ayudar a personas vulnerables a través de su propia fundación.

A esa primera cena, le siguieron otros encuentros. Comenzó un noviazgo formal donde el novio solía sorprender a la novia con viajes de lujo, regalos costosos y eventos exclusivos. Durante cuatro años, una Hathaway enamorada le decía a cualquiera que escuchara que su carismático novio Raffaello Follieri era “un dios”. Un enamorado capaz de gastar cien mil dólares en un vuelo privado para asistir una fiesta en la mansión del diseñador de moda Oscar De La Renta en República Dominicana, donde Bill y Hillary Clinton también eran invitados. Pasaban los fines de semana en el Ritz de París, el Excelsior en Roma, el Dorchester en Londres y muchos otros hoteles de primera clase, cuando no estaban en su opulento apartamento en Manhattan que alquilaban por apenas 30 mil dólares mensuales.

Anne Hathaway se lleva todas
Anne Hathaway se lleva todas las miradas en cada alfombra roja (Fotos: REUTERS/Andrew Kelly)

Follieri, aseguraba tener estrechos vínculos con el Vaticano y contaba que una de sus tareas era buscar inversores para comprar propiedades pertenecientes a la Iglesia Católica. El poder de relaciones públicas de Raffaello asombraba, solía tratar a cardenales, empresarios y políticos poderosos con una familiaridad que llamaba la atención. Los encandilaba contando sus proyectos y lo más importante, lograba que le dieran acceso a su dinero.

Según cuentan, el italiano aseguraba que la mejor manera de hacer una gran fortuna es… con la fortuna de los demás. Cuanto más rico pareciera, más inversores se acercarían a confiarle sus fortunas y para eso qué mejor que estar con una novia bonita y famosa que le permitiera entrar a lugares a los que solo se accede con invitaciones vip.

Anne Hathaway y Raffaello Follieri,
Anne Hathaway y Raffaello Follieri, en épocas felices (Foto: Bruce Glikas/FilmMagic)

Ese mundo perfecto estalló en pedazos en el 2008. Su padre Pasquale tuvo que abandonar la Gran Manzana después de ser condenado por un tribunal por apropiarse 300 mil dólares de una compañía que él gestionaba. El 23 de junio de 2008, Raffaello pasó la noche en un departamento de Donald Trump en Nueva York. Su novia lo llamó desde Los Ángeles. “Si mal no recuerdo, las últimas palabras de Annie fueron ‘Te amo por siempre’ y terminamos la llamada. Eso fue a las 2 a.m. del 24 de junio de 2008 “, contaría Follieri. “A las 6 de la mañana me arrestaron. Nunca más volví a hablar con ella “. El italiano fue detenido acusado de estafar por 6 millones de dólares a inversores inmobiliarios mientras se hacía pasar por un alto funcionario del Vaticano.

Follieri se declaró culpable de 14 cargos de fraude electrónico, lavado de dinero y conspiración en un tribunal de Nueva York como parte de un acuerdo alcanzado con la fiscalía y pasó casi cinco años tras las rejas. Si el caso hubiera ido a juicio, se enfrentaba a una posible sentencia de 160 años. Al salir de prisión, fue deportado a Italia y se le prohibió ingresar a los Estados Unidos. Las autoridades federales no encontraron ninguna evidencia que la actriz supiera de los ‘negocios turbios’ de su pareja. “Era un sofisticado artista del timo”, la justificó uno de los investigadores, sin embargo, la sospecha se mantuvo sobre ella por mucho tiempo.

Pero cuando vienen las malas suele ocurrir que uno descubre a las personas buenas y eso le ocurrió a Anne. “Inicialmente, me sentí una tonta, y esperaba que todo el mundo me juzgue, pero pasó otra cosa. Mi familia, mis amigos, e incluso desconocidos me brindaron compasión. Eso me ayudó a superarlo todo. Fue una mala relación y una ruptura que me dio mucha vergüenza”.

Con una belleza única, con
Con una belleza única, con pelo largo, pelo corto, Anne siempre integra el listado de las actrices más requeridas

Defraudada y con el corazón roto, Hathaway podría haberse ocultado para llorar su bronca y su furia. Sin embargo, mostró un profesionalismo enorme. No solo cumplió con todas las conferencias de prensa pautadas por el estreno de la película La boda de Raquel, además fue la imagen de un nuevo perfume. “Lo peor que te pase puede ser lo mejor para ti, si no dejas que se lleve lo mejor de ti”, le decía a The Independent solo seis semanas después de su separación de Follieri explicando cómo hacía para no derrumbarse para cerrar con un “Yo soy una persona que simplemente intenta vivir su vida. Intento ser honesta conmigo misma y no me gusta complicarme”. Para cerrar una etapa que prefería olvidar además subastó las joyas que le regaló su ex y distribuyó lo que ganó entre los estafados por su ex novio.

Si le preguntaban si después de tan mala experiencia prefería retirarse de las lides del amor, su respuesta era tan contundente como esperanzadora. “El objetivo es encontrar a alguien con quien pueda ser yo misma, que me haga reír, me desafíe de una buena manera y que nos encendamos el uno al otro”, en suma, para el amor, quería lo que solemos querer todos.

Anne pensaba pasar un tiempo sola pero, como asegura el dicho, “si quieres ver a Dios reír, cuéntale tus planes”. Unos amigos la invitaron a un evento y allí conoció a Adam Shulman, un actor y diseñador de joyas. “Él arruinó por completo mi plan. ¡Realmente esperaba con ansias un poco de tiempo a solas, y luego me enamoré como una tonta! Desde el momento en que lo conocí, supe que era el amor de mi vida”, dijo en 2013.

Con Adam Shulman encontró todo
Con Adam Shulman encontró todo lo que buscaba: amor, paz y una familia. Juntos tuvieron dos hijos

La pareja se casó el 29 de septiembre de 2012. Ella lucía un diseño de Valentino y una sonrisa enorme. Las fotos de su casamiento, las vendió y donó las ganancias al grupo de activismo por el matrimonio igualitario Freedom to Marry. Cuatro años después nació Jonathan, su primer hijo y en 2019 llegó Jack.

En los últimos años se popularizó una curiosa teoría que asegura que el rostro de Shulman tiene cierta similitud con Shakespeare y a su vez, el nombre de la actriz es igual que el de la esposa del genio inglés. Según se sabe en el siglo XVI, el dramaturgo le escribió a su esposa: “La vida es muy corta para amarte, prometo buscarte en la siguiente”. Por lo que algunos dicen que Shulman es la encarnación de esa promesa. Creíble o increíble, ficción o realidad, lo cierto es que Anne encontró el amor y esta vez parece que termina mucho mejor que la taquillera de sus películas.

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