Esta crónica arranca con una aclaración más que oportuna: no pretende reclamar como propia la nacionalidad de Luis Miguel. Al fin de cuentas, de eso ya se había encargado Luisito Rey cuando sostenía que su hijo era oriundo de Veracruz, cuando en realidad había nacido en Puerto Rico, y desató -una vez descubierta la artimaña- tremenda polémica. Así que no, nada de eso. Este Sol es de México. Y eso no está en discusión.
En rigor, la intención es repasar una serie de acontecimientos muy importantes en la vida personal del cantante que ocurrieron en Argentina -algunos de los cuales se reproducen en Luis Miguel la serie, la exitosa serie que renovó el idilio de Luis Miguel con sus fans, y con quienes no lo eran-, haciendo de nuestro país un lugar muy especial para él. ¿Algo así como su segunda patria? No, no. Eso sería demasiado. Aunque pensándolo bien…
Porque aquí, mucho le ha pasado a Micky. Y no sólo desde lo artístico, como lo demuestran las funciones que sigue agotando -con récord incluido- desde que se supo que su tour pisará suelo argentino. El amor inaugural de sus padres, su gran sostén, la desaparición de su madre, el duelo por su padre: todo eso está vinculado con estas tierras. Y no es poco.
1. Luna llena
El primer dato se vincula con el origen de Micky: sus padres se conocieron en estas tierras. Marcela Basteri había llegado a la Argentina desde su Italia natal con apenas 10 años, luego de que su padre, Sergio Basteri, fuera a buscarla a un orfanato de la Toscana, adonde la había dejado la abuela de Luis Miguel.
En pareja con una argentina, el italiano Sergio Basteri ya había rearmado su vida de este lado del Atlántico, y por eso Marcela se crio en Buenos Aires, aunque nunca perdió su acento. Durante unas vacaciones en Mar del Plata quedó obnubilada por un artista español: un tal Luis Gallego Sánchez. Se presentaba como Luisito Rey, y por entonces buscaba ganarse la vida en la Capital porteña (en un capítulo de la serie de Netflix el siniestro personaje compuesto por Óscar Jaenada despotrica contra la gran ciudad).
Después de enamorarse en La Feliz, Marcela y Luis se mudaron a Puerto Rico. Allí nació su primer hijo, a quien llamaron Luis Miguel. El resto es historia viva. Y Netflix la convirtió en un suceso.
2. Su sostén
Podría usarse este ítem para especular con que el verdadero progenitor de Luismi es un carnicero de Alejandro Korn, como asegura una dudosa versión difundida tiempo atrás. En cambio, haciéndola a un lado para escapar de una salida fácil, aquí nos ocuparemos de otra circunstancia no menor: Hugo López.
El mánager a quien el ídolo mexicano terminó queriendo como a un verdadero padre era argentino. Interpretado en la serie de manera magistral por el actor César Bordón (argentinísimo él, por supuesto), López se acercó a Luis Miguel a fines de los 80 cuando el músico estaba a pocos meses de cumplir 18 años, aunque ya se conocían desde hacía tiempo. Fue él quien le brindó todo aquello que Luisito Rey no quiso -o no pudo- otorgarle: contención, respeto, tolerancia, cariño.
Como representante musical fue el mentor de los exitosos discos Busca una mujer y -sobre todo- Romances, tras convencer a Micky de que podía cantar boleros. De acuerdo a ciertas versiones, también habría sido Hugo quien le informó a Luis Miguel el verdadero destino de su mamá desaparecida.
López murió el 8 de diciembre de 1993 por un cáncer de colon. Y ese es uno de los grandes dolores de Luis Miguel, quien supo encontrar en Hugo a mucho más que un socio: también tuvo un amigo y un confidente, entre tanta soledad que acerca el éxito.
3. Luna menguante
El 16 de marzo de 1986 Luis Miguel tuvo una noche mágica en la Capital Federal. Y la música poco tiene que ver con eso. Luego de varios meses distanciados por la imposición tácita de Luis Rey, madre e hijo se reencontraron en esta ciudad. Fue una sorpresa para el cantante, quien habría sido sorprendido por la visita de Marcela Basteri cuando ya estaba en su camarín del Luna Park, alistándose para el show.
Minutos después de ese saludo salió a escena. Y sobre el escenario del mítico estadio de la avenida Corrientes hizo lo que nunca: invitó a su mamá a subir al escenario. Frente a las fans entonó “Marcela”, la canción romántica que Luisito Rey le había compuesto a su esposa años atrás. El maravilloso cruce de miradas de los dos, madre e hijo, allí mismo, fue registrado en un video que circula en las redes, y que también recreó la serie.
Aquella en el Luna Park es, además, la última aparición pública de Marcela Basteri. Esa felicidad en el escenario resultaría tan efímera como la duración de la canción.
4. No me puedes dejar así…
Según la serie de Netflix, en un departamento de Buenos Aires tuvo lugar una violenta discusión entre Luis Rey y Marcela Basteri que puso punto final a una relación que desde hacía años estaba entre paréntesis. Ocurrió en 1986, poco después del Luna Park.
Fue entonces cuando el hombre puso en jaque a sus hijos: ¿se quedarían a vivir con su madre o se marcharían con él? El menor, Sergio (cuya vida está cargada de misterio), nada pudo decidir: era demasiado pequeño. Un Alex recién entrado en la adolescencia también lo era como para tomar una determinación semejante, pero igual lo hizo: continuó al lado de Marcela.
¿Y el mayor? Luis Miguel debió enfrentar un intrincado dilema que Luis Rey le impuso en ese instante: si se quedaba con su madre sus sueños de cantante profesional quedarían truncos, ya que él -siendo quien manejaba su carrera con notable malicia- le quitaría todo su apoyo. ¿Qué hizo Micky? Lo que pudo…
Después de ese día, cuando cerró la puerta de ese departamento porteño siguiendo los pasos de su padre, creyendo que así las puertas de su carrera artística seguirían abiertas, nunca más vio a su madre.
5. Alivio de luto
“Antes que nada quisiera disculparme por no tener la oportunidad de estar esta noche con ustedes, como siempre he deseado. Pero esta noche es un poco diferente para mí…”, dice -entre los aullidos de las fans- un Luis Miguel con la cabeza gacha, la mirada perdida, los hombros vencidos, la mano derecha que apenas sostiene el micrófono.
Un video capturó ese show donde el mexicano se mostró más vulnerable que nunca. Aquellas palabras fueron pronunciadas a modo de prólogo descarnado: era su primer contacto con el público tras el entierro de su padre. La fecha: diciembre de 1992. El escenario: otra vez el Luna Park.
El cantante también se encontraba en Argentina (y no en Paraguay, como narra la serie de Netflix) dando una serie de shows cuando decidió viajar intempestivamente a Madrid (en vez de Barcelona, como firma la biopic) para ver a un Luis Gallego Sánchez de sólo 46 años en su lecho de muerte, en la terapia intensiva de un hospital público.
Al regresar al país, en el reencuentro con sus admiradoras Luismi dijo aquellas palabras en esa noche que no fue su noche. Y dijo más, sabiendo que su padre se había llevado a la tumba el destino de su madre: “Compartan todo lo que tengan con la gente que quieren, no mañana, sino hoy”.
Y si bien lo vieron en el escenario del Luna Park, aun cuando lo escucharon micrófono en mano, y contradiciendo incluso lo que después mostró ese video, ese día Luis Miguel no estuvo ahí...
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