“Aquí les presento mi libro. Espero que este relato pueda servir y acompañar a muchos que miran el cielo día y noche, con más preguntas que respuestas”, dijo Benjamín Vicuña en la presentación de “Blanca, la niña que quería volar”, en homenaje a su hija, que murió a los 7 años.
Blanca fue su primera hija, que tuvo a los 26 años con la actriz modelo y conductora argentina Carolina Pampita Ardohain. En 2023, Blanca cumpliría 17 años. En este libro, Vicuña plasma su dolor biográfico en un emotivo texto que no solo lo ayudó a procesar su dolor más grande sino que aspira a que pueda ayudar a padres y madres en situaciones similares.
Con una tristeza innegable y con el amor a flor de piel, el actor chileno intentó, según él mismo dijo, hacer una catarsis y cerrar un ciclo de profundo dolor, en el que también pueda ayudar a muchos padres a travesar una situación tan difícil como la que le tocó atravesar a él.
En uno de los fragmentos, el actor recuerda la desesperación de Pampita en las primeras noches sin la nena. “Carolina se despertaba todas las noches preguntando desesperada dónde estaba su Blanquita. Se levantaba de la cama, caminaba por el pasillo e iba a su cuarto. La buscaba como una leona desesperada”, dice Benjamín en el relato.
“Yo solo podía abrazarla, contenerla y responder: ‘Nuestra niña está bien, está en un lugar mejor’. Como una frase que se repite, como un texto aprendido de una escena mala”, cuenta Vicuña en el libro que presentó en la Feria del Libro de la Ciudad de Buenos Aires.
“Este libro es un tributo a mi niña y una emoción desborada y honesta de la experiencia que me tocó vivir. Una tragedia que me atravesó como un rayo y me dejó vacío. Me costó años asimilarla y de alguna manera sigo transitando el desierto, pero seguí viviendo”, expresó Benjamín.
“En estas páginas hablo acerca de mi niña y mis pesares. También de las herramientas que me sirvieron para iluminar noches oscuras. Espero que puedan servirle a alguien. Que quienes están atravesando una pérdida, sufriendo o acompañando un duelo, puedan encontrar algo de alivio y esperanza. Una pequeña luz en mitad del océano cuando no vemos la orilla”, continuó.
En otro párrafo del libro, Vicuña se refiere a las premoniciones que tuvo su nena en sus últimos días de vida. En verdad, él comprende ahora esos gestos como premonitorios de algo que iba a suceder. “Blanca conoció Tahití, Francia, Marruecos, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, entre muchos otros países. El último viaje fue a México. Hay un video de esos días que subí a Instagram, en el que ella dice: “Quiero volar”. Después de lo que pasó, uno resignifica los acontecimientos, y ahora pienso que me estaba diciendo en la cara que quería volar. Que fue un anuncio”.
También, más adelante, cuenta por qué le puso el nombre de “niña arcoiris”. “En la última Semana Santa nos fuimos a Uruguay. En la playa había un arco iris y ella corría para tratar de llegar adonde estaba, y por eso le puse “Mi niña arco iris”. También le encantaban los caballos, a los que les decía “toco-toco” por el ruido que hacen al caminar. Tengo muchas fotos de Blanca en todos esos lugares y situaciones, y cada vez que las veo, no puedo evitar preguntarme: “¿Dónde estás? ¿Dónde está mi niña de atardeceres y amaneceres, mi niña arco iris, mi niña de mar?”.
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