Natalia Oreiro: su rol más complicado, el gusto por presentarse a castings y la posible vuelta a la televisión

La actriz uruguaya arribó a Madrid para asistir este sábado a los Premios Platino en los que está nominada con dos de sus producciones, pero antes habló con Teleshow

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Natalia Oreiro en Madrid (Créditos: Prensa Premios Platino)
Natalia Oreiro en Madrid (Créditos: Prensa Premios Platino)

“Acabo de llegar de Buenos Aires, a las 7 de la mañana y encima vuelo diurno, no se durmió nada. ¿Todo bien ustedes?”, arranca la charla Natalia Oreiro en la mesa de entrevistas con colegas de toda la región en la que participó Teleshow. Son las 14 horas del viernes en Madrid -las 9 de la mañana en Buenos Aires- y el jet lag que a cualquier humano se le notaría en la cara a ella parece no afectarla. Cuando ingresa al salón del primer piso del Hotel Intercontinental del Paseo de la Castellana donde se realiza el encuentro, vestida con un traje negro de terciopelo y un nudo al cuello junto a un collar de perlas, todo se ilumina. Su buena energía supera cualquier agotamiento.

Un rato antes de la entrevista, Natalia ya fue protagonista de los Premio Platino 2023, a los que se encuentra nominada en la categoría mejor interpretación femenina en miniserie o teleserie por su protagónico en Santa Evita, y fue por ganarse la estatuilla por el voto del público. “Es el premio más lindo que se puede recibir, el del público, porque en definitiva es para lo que uno hace este trabajo hermoso. Es mi segundo Platino del público. Muy agradecida por haberlo ganado por un personaje que de tan grande pensé que era imposible abarcar. Y esto hace sentirme un poquito mejor con mi interpretación. Muchísimas gracias, les deseo una linda jornada y estoy orgullosa de ser latina”, dijo sobre el mismo escenario que minutos antes había pisado Benicio del Toro.

Natalia Oreiro, la elegida del público en los Premios Platino (Créditos: Prensa Premios Platino)
Natalia Oreiro, la elegida del público en los Premios Platino (Créditos: Prensa Premios Platino)

Este sábado por la noche, la actriz uruguaya competirá entonces por el otro premio, el del jurado, en la gala que se realizará en el Palacio Municipal IFEMA de Madrid. Pero antes habló sobre lo duro que fue meterse en el rol de Evita, sobre su paso por Iosi, el espía arrepentido -que también está nominada a los premios como mejor miniserie o teleserie cinematográfica iberoamericana-, el por qué de su entusiasmo por presentarse a castings y la vuelta a la televisión, a donde como ella bien sabe, sus fanáticos siempre la quieren ver regresar.

Sus interpretaciones más difíciles

Justamente, las dos producciones que compiten por un premio, resuenan para ella en sus dos personajes más difíciles de interpretar. Tanto el rol de Eva Perón como el de Claudia en Iosi la llevaron a asumir riesgos y a salir de su zona de confort.

“Hay una fetichización, una cosificación del cadáver de Eva que lamentablemente tiene resonancia hoy. Es una realidad absolutamente actual sobre lo que tienen que atravesar las mujeres en todo el mundo. Es el cuerpo de una mujer desnuda, sin vida, al servicio y en poder de hombres poderosos, de esa fascinación morbosa que se tiene sobre ella, porque no puede defenderse. Y yo creo que básicamente lo que se le tenía y se le sigue teniendo es mucho miedo”, asegura. “Hay una frase de Eduardo Galeano que me encanta y que justamente habla de eso, el miedo del hombre a la mujer sin miedo, y es terrible. Como intérprete lo que más me costaba era poder atravesar esa situación, como mujer, como persona”, dice Oreiro sobre los meses que debió ponerse en la piel de Evita para la serie de Star+ basada en la novela de Tomás Eloy Martínez.

Natalia Oreiro en la piel de Eva Duarte (Star Plus)
Natalia Oreiro en la piel de Eva Duarte (Star Plus)

Para interpretarla, Natalia tuvo que atravesar varios temores porque como ella misma asegura, no se sentía preparada para abarcar semejante figura. “Me encontré con un cuerpo distinto al mío, con una edad distinta a la mía, y con una voz diferente. Y eso me dio pánico. Porque yo nunca quise imitarla, ni a ella ni a Gilda, ni a ningún personaje que haya existido”, explica y hace un paralelismo con el personaje de espía en la serie basada en hechos reales que gira en torno a los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA. “El de Claudia es un personaje que me costó mucho desde lo ideológico. Una villana, pero además con convicción, la tipa lo tiene clarito”, dice.

“Yo siempre lucho con los personajes, no juzgarlos, entenderlos y darles humanidad y verdad. Y en la primera temporada me costaba mucho pero hay un punto que me da pena porque me parece una pobre mujer, pero en la segunda temporada le pasan muchas más cosas, se abre mucho más y deja ver algo que en la primera temporada, por desarrollo, porque la historia no iba por ahí, no se veía tanto para entenderla. Pero hubo escenas, sobre todo de improvisación, donde terminaba llorando. Una es actriz pero primero es persona, y si acepto hacer este personaje es justamente porque se separa mucho de mí y porque me requiere un gran desafío. Al mismo tiempo, mi emocionalidad está al servicio de lo que yo interpreto”.

El gusto por el casting

Al personaje de Claudia, en Iosi, el espía arrepentido, accedió por un casting
Al personaje de Claudia, en Iosi, el espía arrepentido, accedió por un casting

Resulta extraño para una actriz con su trayectoria y su versatilidad para interpretar desde comedias hasta dramas, de telenovelas a personajes muy complejos, creer que tenga que presentarse a un casting para obtener un papel. Sin embargo, Natalia elige hacerlo y la respuesta es muy clara: “Yo quiero salir de mi zona de confort y resignificar mi vocación. Empecé a trabajar muy chica, algo que tiene cosas buenas y cosas malas. Obviamente una se queda con lo bueno, pero te podés llegar a aburrir de vos misma, y en consecuencia aburrir con tu trabajo. Y para mí tomar riesgos es una forma de vivir la profesión, y soy muy crítica conmigo”.

“Es un poco pretencioso creer ´esto no me sale, pero voy a trabajar y me va a salir´. Son pocos los que pueden hacer todo, y yo no estoy en ese grupo. Pero el casting me permite eso, tirarme a la pileta, prepararme para un personaje y ver si lo logro”, completa sobre su nueva decisión laboral.

La vuelta a la televisión

Si bien ya cuenta con un público que la sigue y consume cada uno de sus proyectos, hay una gran cantidad de seguidores que espera con ansias su vuelta a las telenovelas. Ese ámbito en el que se mueve como pez en el agua y que le dio tanta popularidad. Muñeca Brava, Kachorra, Sos mi vida, Solamente vos son algunas de las más recordadas, que le valieron el cariño incondicional de la gente.

Natalia Oreiro y Facundo Arana en Muñeca Brava, la novela que la popularizó
Natalia Oreiro y Facundo Arana en Muñeca Brava, la novela que la popularizó

“Lamentablemente, bastante. Tenía un proyecto para hacer con el que veníamos trabajando hace dos años, una comedia re linda, todo firmado, pero la tele está tan rara que se viene posponiendo. Y pasa un poco como con una pareja: si estás con alguien y todos los días te dice ´no, mejor mañana´, te enfriás. Por suerte tengo la posibilidad de hacer series geniales, películas. Los que manejan hoy la televisión no todos tienen ganas de arriesgarse a hacer una ficción. Entiendo que estamos en una situación mundial muy compleja en la que todo está cambiando, pero yo venía esperando hace bastante y dándole prioridad hasta que en un momento me di cuenta que tenía que soltar. Si sale, sale, pero ya no es mi prioridad. A mí me encanta la televisión y no es cierto que la gente ya no mira más tele, pero todo depende de lo que hagas, cómo lo hagas y cómo programes también, si no, no funcionarían las ficciones extranjeras. Hay un montón de factores que inciden”, dice convencida.

No será en televisión pero pronto habrá Natalia para rato y la veremos en dos películas. La primera en julio, dirigida por su amigo Fernán Mirás. La otra, un filme con Benjamín Ávila -quien la dirigió en Infancia Clandestina- y que la tiene muy conmovida. Se trata de La mujer de la fila, porque habla de las mujeres que esperan para entrar a las cárceles a visitar a un familiar preso.

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