Autor de letras y melodías que acompañan la vida de los argentinos desde hace 40 años, Alejandro Lerner suele nutrir estas canciones inolvidables con sus impresiones del mundo que le ha tocado vivir. Y a veces, sus palabras cambian de forma, escapan a las músicas y adoptan las de una carta abierta, urgente y emocional.
Recién llegado de sus actuaciones en España e Israel, y antes de abordar una nueva gira nacional, el autor de “Todo a pulmón” acudió a sus redes sociales para compartir una reflexión sobre la actualidad argentina, en comparación con lo que le había tocado comprobar con sus propios ojos.
“Transitar por un país que vive en guerra esperando los misiles tiene un costo y eso se siente”, dijo respecto a su experiencia en Oriente Medio. “El enemigo es real y es un país chiquito con un alma enorme y conviven con un estado de alerta y de supervivencia, que los obliga a tener sus prioridades en orden y al acecho”, agregó, siempre comprometido.
“España es lo que Argentina podría ser”, continuó. “Un país hermoso con un idioma cercano. La comida, las calles, la arquitectura todo es familiar, pero la gran diferencia que yo he sentido es que se puede vivir en un clima de tranquila normalidad y convivencia. No hay olor a miedo en las calles, te pueden hurtar, pero no te van a matar o agredir físicamente para robarte. Y esa es una sensación que se respira y se comparte”, añadió, antes de comparar esas experiencias con lo que desde su punto de vista ocurre en nuestro país.
“La diferencia de un país del llamado tercer mundo y los del primero es la conciencia. Conciencia que trabajando se llega y se crece. Que hacer las cosas bien es mucho mejor que hacerlas mal. Que mentir, robar y hacer daño se paga. Que la justicia no son solo las personas, son las leyes y entre todos hemos acordado cumplirlas y defenderlas. Conciencia del respeto al otro”, enumeró.
“¿Cuándo fue la última vez que alguien dijo progreso? ¿Cómo llegamos a esto? ¿Cuándo fue que nos acostumbramos a que todos roban, todos mienten, y todos salen ilesos? ¿Cuándo fue que el porcentaje de pobreza nos duele menos que el porcentaje de humedad?”, se preguntó a continuación. “Lo grave es saber que nuestro querido país no es pobre, es un país empobrecido. Y nuestra pobreza es moral no es económica. Nuestra riqueza es incalculable, como nuestra ignorancia”, reflexionó el autor de “Volver a empezar”.
“Soy ateo de la política, porque creo fervientemente en Dios, y no veo a ningún político hablando de Dios ni siquiera mostrando algún tipo de vergüenza por sus acciones ante la mirada de algo mayor a nosotros mismos”, enfatizó. “Es triste darse cuenta que esta realidad a la que nos hemos sometido a vivir podría ser muchísimo mejor que la que hemos aceptado mansamente a acatar. Hay muchos de nosotros que prefieren mirar hacia otro lado, mientras tengamos comida abrigo y algunas comodidades”, señaló, antes de referirse directamente a algunas problemáticas argentinas.
“Los niveles de inseguridad, crimen, desorden, desidia son más que alarmantes, son patológicos, porque no creemos que se puedan cambiar. La inflación no es como la fiebre que un día tomaste frío y te enfermaste. La inflación es una decisión. Y todos los días y desde siempre hay gente que toma la decisión de que vivamos en esta incertidumbre”, señaló, y dio los motivos: “Egoísmo, ambición, miedo ausencia de amor y de sensibilidad y la enfermedad que el poder genera. ¿Cómo alguien puede entender la pobreza si tiene autos, choferes, sueldos insultantes y un nivel de comodidad y de protección que solo la opinión publica y luego la justica podrían desnudar?”, se preguntó el artista.
“Yo quiero que mi país cambie. Yo quiero que mi país crezca. Yo quiero no pensar en inseguridad, muertes, miedo como algo normal; no es normal que mueran colectiveros, que ataquen mujeres mayores o embarazadas, y nosotros lo estamos normalizando”, continuó. Y se refirió al futuro, que a pesar de este diagnóstico, no imagina lejos de la Argentina.
“Yo tengo hijos, no quiero huir. Sí, voy a viajar y aprender y seguir empujando por extender mis horizontes personales y profesionales”, expresó. “Hay demasiado dolor y frustración acumulada y no es justo, nuestros abuelos habiendo venido del horror más profundo construyeron un país maravilloso”. Y entre el pasado, el presente y el futuro, cerró la reflexión.
“Que no nos quiten lo que nos quedan de sueños para nosotros para los nuestros y para todos en general. Lo peor que nos puede pasar es que nos convenzan que ya no está en nuestras manos. Hombres decentes, con capacidad y con sacrificio, eso quiero. La grandeza se convirtió en vanidad y en soberbia, y eso no es más que otro símbolo de degradación. Mañana es una oportunidad y no la quiero dejar pasar”, cerró el cantante. La publicación se pobló de comentarios, celebrando la reflexión, más allá de las coincidencias.
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