El sueño de la tercera no pudo ser. Argentina, 1985 se quedó a la puerta del Oscar 2023 a la mejor película internacional, que fue para Sin novedad en el frente (All Quiet On The Western Front), el drama bélico del alemán Edward Berger. La comitiva encabezada por el director Santiago Mitre y los protagonistas Ricardo Darín y Peter Lanzani aplaudieron al ganador con la amargura del caso pero con la satisfacción del deber cumplido: haber puesto algo de luz sobre una de las historias más oscuras de nuestro país.
Al cumplirse un mes de ese momento, Darín fue parte de la nueva temporada del ciclo Playroom, conducido por Migue Granados, y allí dejó sus impresiones sobre esa noche, sobre el emotivo encuentro de todos los que fueron parte de la película, además de sus impresiones sobre los filmes que se alzaron con las dos estatuillas más codiciadas.
“Quiero creer yo que era cero tongo. Vi la película que ganó y no es mejor que Argentina, 1985, es otra cosa. Pero es una muy buena película”, así sin vueltas, se despachó el intérprete respecto del filme alemán que superó en la categoría a la representante de la Argentina.
Además, sobre ese momento, reconoció: “Te querés hacer el harakiri, se te viene el mundo abajo después de tanto tiempo que estuviste remando. Es una escalera que vas subiendo peldaño a peldaño sin darte cuenta y un buen día entrás en el rollo de ‘ojo que estamos ahí', cuando en realidad al principio de los principios no pensás en eso. Después se va armando”.
“Tuvimos la suerte de que a la película le fue muy bien, fue muy bien recibida en todos lados, premios por todos lados. -explicó- Hizo un camino bárbaro, y la verdad es que no teníamos una pretensión de ‘Vamos al Oscar’, no nos pasaba eso. Antes de los Golden Globes, al quedar nominada entre las 15, porque es dificilíimo, son muchas películas, son como 200 o más, cuando quedás ahí te empieza a picar un poco el culo. Y después te ponés loco cuando quedás entre las 5”.
Sobre ese momento, el actor se sinceró: “No la voy a caretear, había un poquito de decepción sobre todo porque sabíamos que no veníamos como favoritos, pero a último momento aparecieron en el escenario Antonio Banderas y Salma Hayek que rebosan latinidad por todos lados y pensamos ’mirá si se provoca el batacazo’. Cuando mirás para atrás el ves el camino que hicimos, te da un poco de tirria desmerecer todo lo anterior solo porque en esa instancia no fuimos los favorecidos”.
Sin embargo, como recordó, la fiesta más emotiva la vivieron la noche anterior: “Tuvimos la maravillosa oferta de una amiga que trabaja en Los Ángeles, la noche anterior, a una fiesta en su casa donde fue la única oportunidad de reunirnos todo el equipo. Ahí tuvimos la gran última oportunidad de juntarnos todos y fue una ceremonia privada muy emotiva, porque ella tuvo además el gran gesto de poner una pantalla gigantesca en el living y teníamos la película de fondo. La habíamos visto 300 veces, pero en ese momento que la teníamos ahí de fondo, sin sonido, en un momento me engancho a mirar una escena -donde Peter y yo nos peleamos en la fiscalía- y después se sumó otro y otro y terminamos pidiendo que baje la música y ponga el audio de la película y nos quedamos así mirándola hasta que terminó, cantando todo el tema del Charly García del final. Estábamos todos con el corazón ahí. Entonces, eso para nosotros fue el cierre. Lo que vino después, la desazón, es una ceremonia”.
Respecto de Todo en todas partes al mismo tiempo, que se alzó con la estatuilla de mejor película, aseguró: “Están todos locos con esa película, tiene muchos fans, es un tipo de cine con otra dinámica, con mucha edición. Eso hizo mucho, además de que tiene buenas actuaciones, pero no es algo que a mí me haya matado. Es muy subjetivo eso, yo por ejemplo no la terminé”.
Seguir leyendo: