La noticia no lo sorprendió, pero eso no evita que le duela. Este domingo, Donato de Santis se enteró de que su mamá, María, había muerto. La mujer, de 93 años, vivía en La Puglia junto a sus hermanos y el resto de la familia. Y llevaba tiempo luchando contra los achaques de la edad. De hecho, cada vez que podía, el chef viajaba su Italia natal para cuidarla y darle un respiro a sus parientes. Pero, lamentablemente, su partida lo encontró a más de 11 mil kilómetros de distancia.
“Hoy me toca despedirme de mi Madre”, escribió el actual jurado de Masterchef en un posteo en el que publicó varias fotos familiares. Y le dedicó un sentido mensaje a la mujer que lo trajo al mundo y con la cual no le quedaron asignaturas pendientes. “Mamma, estoy muy feliz que vos hayas vivido para yo elegirte como madre. Sabes que no te voy a llorar, porque vos vivís adentro de mí como una inapagable antorcha y seguirás viviendo adentro de mis hijas y adentro de los hijos de ellas y asi hacia el infinito…”, comenzó diciendo.
Luego continúo: “A veces me he preguntado adónde estarán tus juguetes, cuáles eran y si algunas vez los tuviste cuando eras niña…Voy a hacer que tu vida continue adentro de la mia, como una misión, hecha de todo lo que me has enseñado. El amor inmenso que me dejaste apaga cada grito de dolor. Fuiste siempre un ser de luz en vida así que no dudo que vas a brillar iluminada eternamente. No te voy a extrañar porque miro mis manos y son tus manos. Gracias Mama”.
Donato nació en Milán, en 1964. Su familia vivía en La Puglia, en el sur de Italia, a unos 350 kilómetros de Roma. En la misma tierra que habitaron sus ancestros desde el año 1399. De su papá, don Pepino De Santis, contó que “no es un mafioso pero sí es un ‘padrino’ que es diferente, una persona respetable que cuida los intereses de todos”. Si Don Pepino decía que había que hacer algo, se hacía, sin necesidad de contratos, solo con un apretón de manos.
Su mamá era empleada doméstica. “Era muy dulce y acariciaba los pollos y los conejos, hasta que se dormían en su mano. Entonces les cortaba una vena debajo de la lengua y los desangraba, mientras yo sujetaba las patas de los conejos. Yo sacrifiqué mi primer conejo a los 10 años”, recordó hace un tiempo. La familia tenía una finca donde producía tomate, trigo, uva y aceite de oliva. En el lugar no había electricidad ni gas natural: se bañaban a la intemperie. Trabajaban bajo un sistema de distribución que les dejaba muy poca ganancia, por eso emigraron a Milán donde nació Donato, el más chico de tres hermanos.
Con el tiempo y después de haber cocinado para las celebridades más importantes del mundo, De Santis eligió vivir en la Argentina. Pero nunca olvidó su tierra natal y solía viajar a pasar tiempo con su madre cada vez que el trabajo se lo permitía. “Ella está bien cuidada, pero se nota que está en su último tramo. Se va apagando despacito, muy dulcemente y es triste explicarlo porque uno quisiera hablar, en otros términos. Pero yo soy bastante realista en estas cosas y la estamos acompañando como mejor podemos”, había dicho hace un par de años.
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