En la noche del miércoles, Jey Mammon confirmo el rumor que sobrevoló durante todo el día y se embarcó rumbo a España. El exconductor de La Peña de Morfi dejó el país dos semanas después de que tomara estado público la denuncia que le hizo Lucas Benvenuto por supuesto abuso sexual. Apareció en el aeropuerto internacional de Ezeiza acompañado por un amigo y con una gorra puesta, mirando para abajo y buscando pasar desapercibido. Cuando fue consultado por el cronista de LAM, evitó revelar a dónde se dirigía y tampoco quiso responder cuánto tiempo estaría fuera de la Argentina.
Apenas pasado el mediodía en Argentina, Jey aterrizó en suelo español. Pero si buscaba algo de tranquilidad, se esfumó cuando fue abordado por periodistas de LAM (América) y Socios del espectáculo (El Trece) que le preguntaron cómo se sentía. “Muy bien”, respondió el músico, con lentes transparentes, remera amarilla, campera de cuero y sin la gorra con la que lo habían fotografiado durante el vuelo.
Acá Jey tampoco quiso revelar cuánto tiempo pensaba quedarse en España, mientras salía del aeropuerto de Barajas y recibía el apoyo de una señora que se acercó especialmente para darle fuerzas. En tanto, a la requisitoria sobre un supuesto enojo con LAM, solo atinó a responder “Gracias”. Luego, la cronista lo consultó puntualmente por qué no había hablado con Ángel de Brito. “Porque no me la pidió”, respondió.
“¿Crées que vas a poder descansar?”, le preguntaron. “Si me dejan ustedes, sí”, replicó. “¿Vas a poder caminar mejor por la calle?”, insistieron, mientras el conductor buscaba la manera de llegar a un taxi. “¿Cómo te sentís ahora?”, continuaron las preguntas. “Un poco asediado, porque me vine a descansar un poquito y no me imaginé que me iban a esperar” admitió. ”Justo viniste a un lugar que está lleno de argentinos”, le manifestaron. “Los argentinos como viste me tratan bárbaro, y ustedes son periodistas, les deseo lo mejor, les agradezco”, señaló mientras caminaba.
“¿Notás un maltrato de parte de los periodistas?”, le preguntaron. “De parte de ustedes, no. Pero dije que no iba a hablar más y por lo pronto esperaría que lo entiendan”, respondió el conductor. “Es nuestro trabajo lamentablemente”, expresó una de las cronistas. “No ‘lamentablemente es tu trabajo’. Tu trabajo es hermoso, pero acá terminó mi parte con ustedes”, replicó. Y ante la insistencia, señaló. “No vine a vivir, vine a relajar un poco, porque es como que se escapó del país. Me vine a relajar, si me dejan, me relajo. Si no me dejan, va a ser difícil”, razonó.
“¿Podés decirnos cuánto tiempo te vas a quedar acá?”, insistió una de las cronistas. “¡Qué pesadilla!”, resopló el conductor, mientras buscaba abordar un taxi y volvía a escuchar las preguntas. “No voy a contestar nada, ya di todas las notas que tenía que dar. Vine acá a descansar”, cerró, antes de subir al vehículo. “Si son tan amables, no me busquen más porque no voy a hablar más del tema. Ya hablé demasiado”, afirmó antes de cerrar la puerta y que el auto arrancara sin querer decir todavía el destino del viaje.
Si sos víctima de violencia familiar o sexual, o sabés de alguien que lo sea, llamá a la línea 137. Es gratuita, nacional y brinda contención, asistencia y acompañamiento las 24 horas, los 365 días del año.
Seguir leyendo: